Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 13 de julio de 2007

Deseos Complicados


Del juego Shadows, es de yaoi.

Porque te quiero…


























Durante días no pudimos quedar, me sentía estúpido preocupándome y pensando que algo le habría sucedido. Cuando volvimos a vernos fue en su propia casa, me había citado allí porque quería conversar conmigo. Accedí a ir a verle, hablar detenidamente sobre el asunto y comenzar nuestra relación de cero. No hizo falta que tocara al llamador, él estaba en el recibidor fumándose un pitillo.

-Deseaba verte, te extrañaba.-Dijo arrojando el cigarrillo al suelo.

-Mantengamos las distancias, no quiero cometer otro error.-Comenté quedándome frente a él.

-¿Soy un error?-Masculló con media sonrisa.

-Lo del otro día fue un error.-Respondí.

-He dejado a mi prometida.-Comentó tomándome por las caderas con sus garras.

-Lo lamento.-Bajé la mirada.

-Es porque quiero vivir a tu lado.-Susurró pegándome a él.

-Antes hubiera matado por escuchar esas palabras.-Una lágrima se escabulló por mi mejilla, deseaba olvidar.

-¿Y ahora?-Besó mi rostro y se aferró a mis nalgas.

-Ahora no sé si me agradan oírlas.-Me estaba dejando manipular, sabía que iba a caer de nuevo.

-No seas cruel conmigo.-Me dijo girando sobre si mismo, para pegarme a la pared y sentirme preso.

-Soy muy dulce comparado con el daño moral y corporal que me has hecho.-Reproché.

-Podríamos comprar un piso en Madrid, vivir juntos y rehacer nuestra vida.-Noté el roce de su boca sobre mi garganta.

-Prefiero irme a Granada, quiero tener aires nazaríes para mi próxima obra.-Su mano derecha me agarró de la barbilla para clavar sus ojos en mí.

-Mejor, no tendría que dejar el negocio, podría ir y venir en tren de vez en cuando para saber como va todo. También podría montar una nueva oficina.-Besó levemente mis labios.

-No quiero vivir a tu lado, antes sí.-Susurré.

-Ahora también, ya veras.-Respondió.

-Dudo que me convenzas.-Realmente ya lo estaba.

-Duda más de cuantas veces vamos a hacerlo hoy.-

Me llevó al dormitorio, los viejos recuerdos vinieron a mí y me sentí extraño ante la nueva realidad. Acarició mi torso mientras me desnudaba, parecía un maniquí en sus manos, y sonrió al comprobar que estaba excitado y en sus manos. Besó mi torso, bajó surcándolo por completo hasta mi vientre y paró para clavar su mirada, luego sentí sus labios sobre mi miembro y sus dedos entrando en mi trasero. Me agarré a las sábanas y arqueé mi cuerpo, había comenzado el mayor de los placeres. Al incorporarme en la cama busqué sus labios, necesitaba besarlo mientras su mano seguía introduciéndose dentro de mí. Cuando entró sentí que el mundo se diluía, desaparecía, y solo existía él. Su ritmo era impresionante, profundo y lento, haciendo que vertiera mi esencia antes de tiempo. Sus dedos jugando sobre mis pezones y su entrepierna me desquiciaban. Esta vez no habíamos usado protección, su simiente selló mi entrada y su lengua silenció mi gemido.

Tras el sexo vinieron las caricias, una lluvia de estas y besos increíbles. Creí estar en el paraíso. Empecé a creer que todo en la vida me iría bien, por ello accedí a su propuesta. Meses más tarde estábamos en un barrio cercano a la alambra y él montaba una oficina. Algunos días en la semana se iba de mi lado, me sentía abatido y en su vuelta la locura llenaba mi cuerpo. La nueva novela estaba terminándose, me agradaba como estaba finalizando, versaba sobre la vida en el antiguo al-andalus y una muerte extraña en el zoco; todo iba bien cuando me llegaron noticias que no pude creer, Dominick no solo había seguido con su novia sino que se había casado mientras vivía en una mentira. No dije nada respecto al asunto, guardé el secreto y seguí viviendo a su lado como si no sucediera nada. Normalmente no preguntaba sobre sus viajes de negocio, sus pequeñas idas y venidas a nuestra antigua ciudad pero una noche decidí preguntar.

-¿Cómo va la oficina?-Interrogué mientras anotaba en mi libreta.

-Bien, tú mismo puedes ir a verla.-Respondió frío.

-No digo la de aquí.-Sonreí acurrucándome en su costado.

-¿La de Cádiz?-Preguntó.

-Sí.-Afirmé.

-Bien, va bien.-Comentó desabotonándose la camisa.

-Entonces si vamos un mes de viaje por el mundo no afectará, ¿no?-Me mordí el labio mientras de entre las hojas mostraba unos billetes de vuelo.

-¿Qué?-Parecía asombrado, nervioso y preocupado.

-He comprado los billetes, he alquilado las habitaciones y me he informado de la mejor ruta. Viajaríamos a cinco países, cada uno en un continente distinto, y por fin conocería un mundo nuevo junto a ti.-Sonreí para finalizar con un beso en su mejilla.

-Estas de broma.-Dijo nervioso.

-No.-Respondí apartándome de él.

-No pienso ir.-Comentó sin argumento alguno.

-Es por ella, no puedes decirle a tu mujer donde estarás un mes entero.-Comencé a llorar como un idiota.

-¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo dijo?-Pensé que al menos lo negaría, pero no fue el caso.

-Me enteré yo solo.-Dije.

-Eres listo.-Respondió.

-¿La dejarás?-Interrogué titubeando.

-No.-Sentenció con tono de ira.

-¿Me amas?-Cuestioné.

-¿Cómo te atreves a preguntar eso?-Aquello me confirmó de que no era así.

-No me amas, nunca lo has hecho…soy un simple entretenimiento.-Todo lo que había logrado creer se borraba.

-¡Calla!-Espetó zarandeándome.

-Hemos terminado, vete de mi casa y de mi vida, además devuélveme el cheque que te di de siete mil euros como préstamo a tu patética empresa.-Dije librándome de él y apartándome lo más rápido que pude.

-Eres un hijo de puta.-Dijo corriendo detrás mía para culminar con una bofetada.

-No, aquí el único bastardo eres tú.-Comenté lleno de ira.

Aquella noche desearía borrarla, pero fue demasiado brutal. Mis pobres huesos sobre la alfombra, sus manos sobre mi piel golpeándome y mi boca sangraba sin cesar. Después de minutos de paliza dejé de sentir mi cuerpo, mis lágrimas dejaron de brotar y mi alma se evadió de mi carne ya putrefacta. Vi como seguía, como no paraba y me trataba como un saco de boxeo, también como violaba mi cadáver diciendo que seguro que lo disfrutaría y que mañana hablaríamos. Lo tenía todo, dinero y un clima estable, pero realmente tan sólo tenía un espejismo que se quebró con el leve aleteo de un insecto. La policía judicial ha venido a recogerme en un paraje alejado de mi vivienda, llevaba desaparecido más de seis meses y enterrado bajo más de siete metros de tierra. No sé que harán con él, pero seguramente mañana descansaré en mi fosa y habrá acabado el drama para mi pequeña familia.



FIN

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En el texto se ve bien reflejado la brutalidad, el frío, el desamor de ciertas personas.

Excelente pero ¿por qué se muere el bueno?

Sí, sí te odio, pero es un odio pasajero así que no te preocupes mucho.

saludos

Anónimo dijo...

Pues que bien.. almenos al idiota.. le dieron su merecido aunque viendo como era.. era de esperar una situación así, con un tío al lado que no para de humillarlo y hacerle creer fantasías pasajeras.. pero es lo que tienen las personas cuando se enamoran, no ven mas allá de lo que quieren ver..

Me gustó, pero no se que decir.. de este final.. mas que nada porque no tengo argumento para describirlo.

Saludos

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt