Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 4 de julio de 2007

Fin del Camino


Kazuki_Hoshi_by_Noiry

“Señor Jiménez, Señor Jiménez, le esperan en la sala doscientos seis. Repito, Señor Jiménez le esperan en la sala doscientos seis.”

El psiquiátrico jamás me gustó, siempre me pareció una celda injusta. Al entrar en la sala junto con uno de los médicos que lo trataban me hizo sentir pavor. Su estado era imposible de describir. Se hallaba atado en la cama con correas de cuero, su cuerpo desnudo tan sólo arropado por unas sábanas blancas, su mirada yacía en otro mundo mientras su garganta se destrozaba en alaridos.

Cuando conocí a Alexander era un joven de dieciséis años, escritor y con una voz angelical. Adoraba contemplar su belleza tras los cristales de la ventana que le aislaba de la ciudad. Temía a los hombres, se temía a si mismo. Solía componer poemas u odas a la muerte, cartas a abismo y novelas que harían a cualquier cuerdo volverse loco. Yo era un novelista de mediano éxito, conocido como el hombre de los vampiros y las tinieblas. Le conocí como se suelen conocer muchas personas, de casualidad. Durante meses fuimos inseparables, mil momentos de locura llenos de felicidad. No entiendo el como o el porqué pero comenzó a no distinguir la realidad de la ficción que elaboraba su mente. Yo he intentado enclaustrar todo lo que dice o hace, seguirle el juego y hacer que se sintiera protegido.

Ahora cuando lo contemplo gimiendo me doy cuenta del tiempo perdido en conversaciones absurdas, jamás le dije cuanto le amaba y necesitaba. Me ha cambiado el nombre en multitud de ocasiones, ha creído ser quien no es y al final ha terminado como un animal salvaje botando sobre el colchón. Jamás le dejaré en la cárcel de mi memoria, le tendré presente y visitaré a mi alma gemela en este antro de luminosidad imposible. Pastillas, suero, cuerdas, movimientos de camillas, lavados rápidos y paredes acolchadas sin ventanas…ese es su palacio.

Dentro de unas semanas saldrá a la venta mi novela, nuestra novela, creada a partir de lo que me confesaba y veía. Los beneficios serán para cuidarlo, aunque muera por desear tenerlo y tan sólo pueda contemplarlo tras un espejo.
















Fin

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt