Apología a la Lucha

Apología a la lucha











Presentación























Dicen que un único segundo puede cambiar una vida por completo, yo doy fe de ello. Nuestro camino por el mundo se dicta por los pasos, certeros o no, que damos sobre el suelo de la vida. Los sueños, el corazón en cada acción, la verdad, la fuerza de nuestra personalidad y todo lo que nos rodea en general forman la vida tal cual la comprendemos. Fallamos, erramos por completo, o acertamos en la elección. Cada persona que conocemos, conversemos o simplemente tropecemos por obra y gracia del destino deja una impronta en nuestro ser. Todos aportan, y aportamos, al conglomerado de sentimientos que es el ser humano. Estoy convencido de todo lo que digo porque soy la muestra de la hipótesis que se convierte en teoría. Seguramente dudan de lo que mi discurso o quizás no lo veis en la práctica. Por ello puedo decir que tengo una historia que contar, algo que cambió mi recorrido en este lugar y la perspectiva que llamamos sociedad. Sin embargo tengo por costumbre social presentarme.

Soy un joven de un metro ochenta y cinco de estatura, no soy demasiado fuerte en musculatura aunque sí tengo una fuerza interna patente. Mis cabellos son negros, algo largos y forman escasas ondulas. Mis ojos son café oscuros, si bien cuando lloro en momentos críticos son completamente pétreos. Mi tez es clara porque odio el sol, aunque también me daña exponerme demasiado rato a él. Comentan que tengo una boca sensual, de labios gruesos y bastante apetecibles, yo simplemente digo que es lo único que me gusta de mí. Mis manos son grandes aunque suaves y siempre llevo alguna joya en mis dedos, estos son largos y algo finos. Mi voz es grave, aunque no demasiado, y tengo acento sureño, tengo el sonido de la tierra que me vio nacer.

Sobre mi vestimenta puede decirse que soy muy informal, aunque a la vez tengo mi toque de distinción. Suelo usar el color negro en mis prendas, si bien hay camisas algodón blanco y alguna que otra de tonos llamativos como el rojo. Aunque soy un hombre joven desearía vestir con traje y chaqueta de color negro, camisa de igual color y corbata de un color sangre intenso. Sí, soy clásico en lo que se refiere a gustos y bastante distante de los jóvenes de veintiún años que conozco.

Respecto a mi forma de ser soy algo reservado, poco social, pero me muevo por la red de Internet como pez en el agua. Normalmente conecto más con personas de otros lugares del mundo que con los de mi propio pueblo o país. Soy un maldito bohemio, siempre en busca de belleza y carga erótica para mis trabajos. Suelo ser algo nervioso, aunque no me alteran con facilidad, tan sólo si tocan mis puntos débiles o aquello que destaca en mí. Se puede decir que soy un guerrero, me gusta luchar por mis ideales y por lo que creo. Sinceramente también soy un cobarde a la hora de enfrentarme a la realidad si no lo hago con un sueño, una meta o simplemente una ilusión. No creo en Dios, ni en el hombre y tampoco demasiado en mi mismo, tan sólo creo en mis verdaderos amigos.

Vivo o sobrevivo en Andalucía. Habito en un piso de no más de setenta y cinco metros cuadrados con mi madre, mi gato y mis libros. Soy un enamorado de la literatura y mi cuarto es una oda a los libros. Tengo rincones y rincones de ejemplares apilados, es algo que me fascina y me enorgullece. Mi madre es una mujer de carácter fuerte, cuando se empeña en algo no para hasta conseguirlo y eso ha hecho que yo sea así. Según ella las cosas en la vida no vienen gratis, nos las merecemos. Ella se llama María, como muchas mujeres en este país, sin embargo en ella queda melódico y único. Mi gato se llama Louie, se lo puse por cierto vampiro de las crónicas de Anne Rice porque es negro y de ojos verdes. El maldito felino se pasa el día entero tumbado junto a mí, cuando quedo en silencio tan sólo se escucha su ronroneo. Se puede decir que él es quien mejor me conoce, lástima que no tenga el don de la palabra aunque juraría que me entiende por completo. Ellos son lo único que tengo, lo poco que me enjaula en este pequeño final del mundo para los griegos en las aventuras hercúleas.

Creo que con esto pueden hacerse una idea de cómo soy, de quién soy y de cómo era mi vida hace tan sólo un año. Ahora es algo distinta, la verdad, y suelo decir que no ha ido ni a peor ni a mejor…simplemente ha tomado el rumbo de mis pies. Ah, por cierto se me olvidaba, me llamo Ángel y os guiaré por mis sentimientos.