Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 19 de julio de 2008

Qué debo de hacer



Pues hoy es el cumpleaños de Kamijo (mi Lestat particular) y la verdad es que muchos a parte de agradecerle su música, su talento, y su amabilidad...le agradecemos que nos inspire en momentos que no tenemos ganas de nada. Aunque sea para textos decadentes.






Y dime que debo de hacer. ¿Qué?

Esas palabras resonaron en el aire como un disparo. Una bala invisible que se incrustó en tu mente y te hizo sentirte inútil. No sabías que decir, no tenías explicación alguna o un estúpido cuento que narrar. Ahí estaba él. Sentado en el banco, meditando, tras preguntarte al aire qué debía de hacer, qué. Necesitaba una clave, una pista insulsa, para encontrar la llave del baúl de Pandora.

¿Qué tenía que hacer?

Deseaba volver a sentir tus labios, a notar que le abrazabas y le llevabas al parnaso. Pero tú, tú le alejabas como una vez el mismo te alejó. Quería mantenerte al margen de lo que fue, de lo que era, para no hacerte daño y así vivir en una hermosa fábula. Sabes cuánto le gustan los cuentos, cuánto las historias de la odisea y el teatro. Sí, ese maldito teatro de máscaras y maquillaje. Danzaba en las tablas, reía cuando quería llorar y contigo hizo lo mismo. Su luz, esa luz que a veces te cegaba y otras veces la necesitabas para no sentirte sumido en el caos. La oscuridad es así, caos. Un caos que te hacía caer rodando por las escaleras hasta los pies de la locura.

¿Qué?

Qué hay que hacer para estar a tu lado. Para que ese maldito príncipe vuelva a sonreír y no se sienta tan apagado. ¡Qué! ¡Demonios! ¡Qué!

Bonsouir mon ami, bonsouir…


Yo soy ese maldito, yo. Yo soy Lestat, yo soy ese malcriado.

Maldita sea…¡Dime que debo de hacer!


Entonces el silencio se hizo eco en los corazones de los presentes. Se quedó sentado en banco viendo la vida como se deslizaba entre los rayos de la luna. El silencio, ese maldito silencio. Mientras el veneno lo mataba lentamente y a la vez lo revivía. Después se levantó y caminó hasta donde estaba su teatro, sonríe al recordar su juventud y al final se encierra en su guarida esperando que la noche vuelva a alzarse…


Bonsouir mon ami, bonsouir…

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt