Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 6 de septiembre de 2008

Sentimientos en la hoja de una espada




Desearía probar tus labios una vez más. Sé que tienen un veneno que se dispensa con cada roce. Tu saliva es una droga que embriaga mis sentidos, me deja en un coma profundo y caigo al abismo del placer. Tus manos acariciando mi rostro y las mías en torno de tu cintura. Mía, mía por completo en ese trance, y con tanta libertad como un caballo salvaje. Poderosa, guerrera, suspicaz y dulce. Tienes los encantos que hacen que los hombres quedemos sin armamento.

Necesito en las noches oír tu voz, si esto no es así me lamento. Cerrar los ojos, soñar contigo y al despertar no verte es un tormento. Pero, sé que todavía debe ser así, que debo aguantar, que tengo que ser fuerte. No te gustan los débiles, los odias. Yo quiero ser fuerte, no dejar mis sueños a un lado y hacerte parte de mis planes. Sí, porque ahora no concibo la vida sin ti. Es extraño. En tan poco tiempo me has dado más que mis antiguos amantes. Me has regalado la ofrenda del cariño, dulce miel para mis heridas.

Somos dos tragos de absenta, moléculas de una bebida para suicidas. Porque eso somos, dos príncipes suicidas. Odiamos nuestra imagen en el espejo, sin embargo, sueño reflejarme en tus ojos mientras acaricio tu cintura. Hermosa criatura que alguna vez fue halada. Pensé que era imposible que viera un ángel, pero ahora sé que bajan al infierno del cual pertenezco.

Érase una vez dos príncipes sin reino. Eran valientes, fuertes, intrépidos e incluso tenían caballos veloces que trotaban por el mundo en busca de aventuras. Uno llevaba la amargura tatuada en su corazón, otro la imperfección que creía y aún cree ostentar en un costado. Llenos de la fuerza mágica de la tragedia terminaron por batallar en un enfrentamiento sin tregua. Más de mil hombres cayeron a sus pies, bañados en la sangre de sus enemigos y amigos. Compañeros de victoria, o más bien de supervivencia, se escrutaron levemente y caminaron hacia su encuentro. El hedor de los cadáveres era demasiado intenso, sin embargo no sucumbieron. El sol había caído desfallecido, la armadura negra desapareció del cuerpo de uno de ellos mientras que la blanca continuó en la del Halcón. Así se hacía llamar uno Halcón blanco, Griffith, y el otro se envolvía en una nube de misterio. Ese otro llevaba una armadura negra, negra como la propia noche o más espesa, y su tez era de luz de luna, tan pálido como el mármol. Era un vampiro, el príncipe de las tinieblas, el rey de la sangre, poeta de los no-muertos, ejemplar único de vida en la muerte. Se hacía llamar Wolfkiller, Lestat…

No se sabe cómo o porqué terminaron enlazados en un beso, un pasional beso desgarrado. Ahora, caminan de la mano. Somos tú y yo. Dos enajenados torturados por nuestros defectos, sean reales o no, parcialmente nos odiamos a nosotros mismos pero adoramos ser deseados por el contrario.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt