Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 29 de abril de 2007

Carta 5: Diógenes



Queridos recuerdos:

He podido encontrar en este desorden, una marabunta de periódicos viejos que son mi mayor tesoro, unas cuantas hojas en blanco y un bolígrafo. Ahora mismo me encuentro sentado en el salón, junto a mi tesoro. Mis manos están manchadas por la edad, las pequeñas venas junto con los pliegues le dan un aspecto de manuscrito arrugado. La televisión debe de andar por algún lado de la habitación, junto a su tapete y a una hilera incesante de caóticas cintas de video. En realidad soy un trasto en medio de un mundo demacrado, hace meses que nadie me visita o se preocupa por mí. Tan sólo recibo quejas porque dicen que atesoro basura y no es así.

Toda mi casa esta engalanada con mesas, sillas, lavadoras, cochecitos, peluches que un niño dijo no amar más, estufas, collares de baratijas, vasijas, colchones, carteles de cine, radios, libros antiguos que nadie deseo comprar, bufandas, camisas, vajillas, pantalones, sudaderas, marcos de fotos, revistas, periódicos, portafolios, gorras, paraguas rotos, chalecos, bombines, tijeras, cajas de música, joyeros anticuados, cuadernos escolares aniquilados, estuches, llaves, cuchillos y un sin fin de cosas maravillosas que yo atesoro como únicas. Por tener incluso tengo gafas y calendarios viejos que ya nadie quiere. Admiro la belleza del tiempo, sus formas, similitudes, usos distintos y toda la maravilla que puede atesorar un objeto único al haber sido usado.

La juventud no sabe apreciar el paso del tiempo, el dolor que transmite y la sapiencia. Quizás este loco, que me haya dejado guiar por la belleza que puede contener lo que ellos llaman basura. También dicen a mis espaldas que vivo rodeado de miseria, que tengo alucinaciones y que he perdido la cabeza. Han venido más de una vez y han derrumbado mi puerta, mi intimidad vulnerada por habladurías, alegando que es un nido de ratas y cucarachas. Comentan que mi higiene personal es lamentable, que seguramente estaría bien en un asilo o en un psiquiátrico. Sé que más locos están otros que matan en nombre de dios, que llevan sotanas diciendo ser castos y violan bebés, que se crucifican y son los verdaderos hijos de Satán. Yo no hago daño a nadie, tan sólo colecciono lo que otros desprecian. No robo, ni violo ningún reglamento, tengo mi código moral y ético quizás por encima que muchos líderes políticos. Seré un paria, un proscrito pero quizás tengo más valor que todos ellos.

Cuando joven trabajé durante años en el campo, luego en fábricas y en pequeños comercios. No descuidé mi educación, estudié duro y leía libros o mejor dicho devoraba sus páginas. Los periódicos, las revistas o cualquier oportunidad de aportar ideas en mi mente. Fui un revolucionario, siempre odié el franquismo y sus ideas retrogradas. Los políticos de antes cumplían más cosas que los de ahora, cada vez la democracia los corrompe más. El poder siempre corrompe y aniquila las ideas primordiales quebrantando los ideales más básicos. Amé a una mujer hermosa, era como una rosa en medio de un desierto. Sus labios eran rojos, su piel clara y su voz dulce. Como mi mundo se vino a bajo y marchitó, también lo hizo su cuerpo. Mis hijos, tuve dos barones, eran un poco holgazanes pero con el instinto de su padre. Actualmente tengo varios nietos que no vienen a verme, se burlan de mí y dicen que chocheo. La vejez no es buena para nadie, de ahí que me aferre a las antiguallas y las vea hermosas. Hace años que no veo mi rostro en el espejo, tengo una frondosa barba pero no descuido mis baños. Suelo ir a casas de acogida, charlo mientras almuerzo y me ducho. El fin de mi vida será entre mi tesoro, entre mi bello y escaso tesoro.

En estos momentos me doy cuenta que lleno cualquier espacio por miedo a encontrar a la soledad en un rincón y también que mi letra es fea por culpa de mis manos temblonas. Temo que jamás encuentren esto en medio de tanto caos, es como si Babel se hubiera derruido dejando escombros por todas partes. Sé que en pocos días vendrá mi momento, esas cosas se notan. Creo que mi hora llegó y estoy deseando de encontrarme con mí querida esposa en eso que llaman cielo, pues no creo tener demasiados pecados, aunque también es cierto que no creo mucho en Dios. El día que muera será una fecha más en un calendario absurdo, en un momento impreciso y rodeado de las ratas que dicen que poseo entre mis recuerdos. Me encontrarán tal vez un mes o dos después y mis hijos lloraran mi perdida, sus mujeres dirán que hicieron todo lo posible y mis nietos miraran si tenía alguna fortuna entre los tablones de mi cama. ¡Paparruchas! El mayor tesoro es nuestra mente y esos imberbes tan sólo piensan en videojuegos o en que chica se llevaran a la cama. Panda de desgraciados que no saben vivir, no saben disfrutar la vida y añorar el pasado. No quiero esquelas, eso sí lo sé seguro, tampoco flores y lágrimas porque nadie sentirá mi perdida.

Sé que me reiré delante de todo aquel que dirá que me amaba, que me echa en falta o las lágrimas de mis hijos que no supieron apreciar que me doliera la espalda por sacarlos adelante. También lo haré cuando sean viejos y tengan que verse encerrados como un pájaro en una jaula de oro. Mientras yo me reiré a carcajadas, serán los mejores instantes de toda mi vida o de mi no vida. Disfrutaré del paraíso y de la paz, mi conciencia esta limpia y mi honor por las nubes, otros no pueden decir lo mismo.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt