Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 27 de febrero de 2008

Andaluces

Late en mi corazón

Siento ser así, no puedo callarlo más y en mi corazón late un nombre con fuerza. Estoy enamorado de su luz, de su esparza, de su originalidad y de su sabor. Amo a mi tierra, Andalucía. Tengo todo el derecho del mundo de negar a España, pues no la conozco, y sí los lunares de los montes de Jaén salpicados de olivo. Este lugar donde el verde por los cultivos y el blanco por la espuma del mar, el pequeño reino de Al-Andalus es aún poderoso y se alza entre las cumbres de Sierra Nevada. El esplendor culturar de siglos pasados sigue aun vigente, no pasa ni un solo año que nuestra tierra no es conmemorada con un nuevo artista. Aún suenan los pasos de Federico por las calles viejas de su Granada, corretea como un chiquillo buscando inspiración en el flamenco y en el sonido del riachuelo cercano a los vestigios musulmanes.

Blas Infante dio todo por este trozo de paraíso, como tantos otros, y aún se nos llena el pecho de orgullo por nuestros pasos en la historia. Ningún Francés cruzó la frontera de despeñaperros. Pocos son los que conocen la historia de Cervantes y el Quijote, muy unidos a la luz de este lugar. Esa misma luz que Pablo Picasso tendría por siempre en su corazón, que dibujaría con sus dedos en cada uno de sus cuadros. Los más internacionales músicos, poetas exiliados en confines de otras tierras, actores de renombre e incluso Emperadores Romanos…han salido de esta ilustre patria. ¿Cómo amar a España? ¿Cómo? Ella no me representa, me representa el sonido de una guitarra en uno de nuestros patios. Somos luchadores, pasionales, entregados, rufianes descarados y elegantes como nuestros caballos.

Andalucía, tierra de mil culturas y de mil orígenes. Ha sido el enclave de tantos mitos, de tantas verdades y de tantas razas que ni ella misma sabe ya que nombre le darán en un futuro. Hercules vino a hacer aquí sus trabajos, al confín del mundo, y dejó en el Peñón de Gibraltar, frente a nuestras costas, una columna. Él está representado en nuestra bandera junto a sus dos leones, pues también tuvo esa aventura en sus diez trabajos.

Pregunten a cualquier persona en el mundo, sobretodo si es árabe, ¿qué hay en córdoba? Una mezquita impresionante llena de arcos, de lujo, de belleza que hace que el visitante caiga rendido a sus pies. Pregúntenle cual es el pasado de la Alhambra, esa que dicen que cuando fue construida relucía como la nieve de las montañas cercanas. También somos reconocidos incluso en Japón, con aquella cultura milenaria tan rica que ellos poseen, por nuestros platos típicos y por el taconeo flamenco de cualquiera de nuestras mujeres. Sí, somos un rincón único y lleno de magia. Sin embargo siempre olvidados, siempre pisados, siempre a la cola de todo. Ahora resurge con el rugido de un león la Andalucía moderna, la cosmopolita, la que siempre fue y atrae a propios y turistas hasta sus costas o sierras.

Lo lamento, pero mi corazón late al ritmo del trote de uno de nuestros caballos y sonríe ante las argucias de tantos que besan la bandera roja y dorada. Lo lamento no beso la sangre derramada por siglos, ni vuestro imperialismo, ni el oro que deseáis y codiciáis desde los tiempos de Colón y más atrás. Lo siento, lo siento enormemente porque me siento más vivo cuando corro por las sierras de mi tierra envuelto en su bandera.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt