Hace unos días leía un periódico del día anterior, en uno de los artículos y en letra negrita se podía leer el titular “¿Mañana será igual?”. Su escritor redactaba una carta sobre cómo podríamos ver el mañana y sobre cierta pintada en una fachada, que según fuera a quién le hicieran la pregunta sería de una forma u otra. Sin embargo, yo me veo obligado a responder a sus dudas.
Sí, mañana será igual, lo será no por mí y no por la intrahistoria del día a día. Sino por los políticos y sus pocas ganas de hacer que el mundo mejore. Estamos estancados y no importa a quién votemos, sea quien sea sus promesas siempre quedan en papel mojado y cuando nos ilusionamos con una idea es desechada porque no hay suficientes fondos. El paro siempre estará ahí, haya más o menos inmigrantes, y a veces a la desesperada vemos cosas como la ocurrida este viernes en un pequeño pueblo. Un inmigrante a punta de pistola entró en un bar, pedía un puesto de trabajo. Es increíble, pero cierto. Hace unos años vimos una huelga de piedras en los astilleros, y siempre que ocurren recortes de plantillas allí lo contemplamos. Eso me recuerda tanto a Mayo del sesenta y ocho que me da escalofríos, en mi mente vienen los adoquines de Francia y un espíritu similar. Ahora dicen que la revolución, el espíritu de lucha y las ansias de libertad eran pura patraña, que no debemos de mirar atrás y continuar hacia un mañana. Y yo sonrío, me comienzo a reír y no puedo parar…¿es qué hay un mañana? Véanlo, quizás un día un gaditano se despierte y vea que su casa está a punto de sumergirse en medio del mar. El Atlántico está creciendo, eso es que los polos se están derritiendo y todos sabemos porqué. La causa es la contaminación, un tratado que no se cumple y Estados Unidos comprando niveles de polución a países que explota el logotipo de Niké.
Lo dicho el mundo es una mierda y no hay tiempo para pensar en un mañana, porque quizás cuando nos levantemos hay una nueva guerra y en ella podemos morir todos. Porque los poderosos aprietan botones sin pensar en consecuencias, nos aniquilan y tan sólo tienen en cuenta el petróleo que tenga el país atacado. La vida es dura, cruel, injusta, lo único bello que tenemos lo despreciamos mirando el reloj y pensando en qué debemos de hacer. Ya no hay nada puro, ni siquiera los niños. La inocencia se pierde a veces mucho antes de que comiencen a hablar, y todo esto afecta a todos. Violencia, guerras, niños con fusiles, masacres en escuelas…no hay generación nueva que en ella no germine el odio irracional fruto de sus padres. Los insultos en nuestros labios, cabreos momentáneos que son desencadenantes de confrontaciones imposibles de solucionar y promesas de futuro en un universo devastado. No sé si existe inteligencia fuera de
Señor Enrique García-Máiquez estará satisfecho, ya le di la solución a su enigma. Deje de pensar sobre el mañana, porque no hay.
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