Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 4 de septiembre de 2011

Tenemos que hablar


La imagen pertenece a Yoshiki de X-JAPAN. Este grandísimo hombre me inspiró para mi personaje de Yoshiki Kamimura... un joven con un pasado hecho ruinas, un futuro aún más traumático y un presente a medias entre el cielo y el infierno más letal.

¿Amarlo? Lo adoro, adoro a este hombre. Su música traspasa mi alma, me da vida y me hace sentir algo que no siento ni siquiera cuando me dicen te amo... porque los te amo que he escuchado toda mi vida han sonado falsos. Pero, sin duda, su música suena tan deliciosa, tan pura, tan solemne... ama la música, la ama por encima de su salud, y es un gran genio.

Así que le di hueco en mi mente, me lo imaginé con su hermosa sonrisa y dije... "lo siento pero te tocará sufrir, algo de felicidad te daré... pero no puedo hacer más"

Mientras lo imaginaba le daba forma al personaje y llegué a amarlo por encima de otros muchos. Practicamente no sale en esta novela pasada, pero eso no quita que tenga su pasado y que estuve a punto de narrarlo. Si bien, la novela era de un personaje principal y el resto eran muñecos que jugaban con él...

Quiero darle lo que se merece, que se explique... no quiero dejarlo como el asesino que es, sino como el ángel que nunca ha dejado de sufrir.

Y aquí la explicación... un sueño que he tenido, me quedé dormido en la silla frente a mi olivetti, mientras la ponía a punto...



Tenemos que hablar...

-No diré mi nombre, no hacen falta presentaciones ni interpretaciones a mis palabras. Soy yo, nadie más. Te he estado observando desde la oscuridad que siempre me rodea, a pesar que mi sonrisa es afable y mi voz agradable. No, no te gires, permite que te siga hablando desde el otro lado más allá de la realidad. He tomado fuerzas, he venido para quedarme y consolar tu perdida alma o quizás para destruirla.-su voz era calmada, pero había un cierto magnetismo hacia la tensión. Parecía demasiado rígido, demasiado frío, como si quisiera ocultar algo más allá de sus sentimientos camuflados en palabras.-Me dejaste abandonado, pero ahora quiero que me abraces.

-Suenas desesperado.-respondo sin apartar la mirada del video musical que contemplaba, él estaba detrás y podía sentir prácticamente su aliento.

-Sueno como siempre, entre la locura y la más oscura realidad. Vivo en dos mundos, como tú.-murmura antes de besar mi mejilla.-Soy tu ángel de la desesperación, la musa que te faltaba. Por cierto ¿qué estás mirando?

-Un video musical, nada más.-susurro casi sin aliento.

-Oh, interesante.-dice acariciando mis cabellos.-Soy parte de ti, quizás tú eres pare de mí.

-Creo que sé quién eres.-digo al ver sus manos, sus suaves y grandes manos. Dedos finos de pianista con las uñas pintadas de negro. Manos inmaculadas, de alguien que jamás ha hecho un trabajo pesado y a la vez ha podido matar a cientos.-Tú, mi Yosh.

-¿Cómo lo has descubierto?-su risa es cantarina, se desplaza por toda la habitación y termina regresando a él mientras se sienta en mi escritorio.

Puedo verlo en la penumbra con su dulce sonrisa, sus ojos hablan en silencio mientras su voz aún es clara en el aire. Viste como siempre ese enorme gabán rojo, tan rojo como la sangre de sus víctimas, sus manos están inmaculadas y colocadas sobre sus rodillas. Lleva pantalones de cuero ajustados y botas altas de aspecto rudo. Delicadeza y rudeza en un sólo ser, un ángel nacido entre las llamas de los infiernos. Sus cabellos caen gracilmente sobre su espalda y su pecho, un aspecto de niño rebelde buscando amor.

-¿Cómo no descubrirte?-pregunto tomando una de sus manos entre las mías, es cálida a pesar que tal vez sólo puedo verlo yo.-¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí?

-Quería verte, sólo eso. Echo de menos muchas cosas de ti, necesitaba que me recordaras de alguna forma. Soy el estúpido que siempre te ha querido y ha guardado infinidad de secretos para otros. Soy ese que le mandaste a un destino cruel y salió victorioso, ese que te quiere y que le dolieron tus lágrimas de aquellas noches.-tomó entonces mi rostro entre sus manos.-Tú y yo tenemos la misma mirada, un dolor intenso que cargamos y que ocultamos con la máscara de una sonrisa.

-Tenemos cierto parecido.-murmuro.-No creo que únicamente hayas venido aquí por eso.

-Cierto, también he venido para agradecerte el darle fuerzas al resto. Siguen vivos a pesar que el extenso relato de sus vidas culminara. No sé que harán ahora, no sé si los volverás a usar para darles una oportunidad.-se arrodilla frente a mí en ese instante, como si fuera un ángel temeroso de Dios.-Dame vida, por favor. Por favor dame vida, dámela de nuevo y cuenta mi historia. Quiero estar contigo, quiero sentirme vivo. Odio el silencio, el silencio me consume de una forma tan tremenda. Es como si volviera a las manos de aquellos miserables, como si sintiera aún sus caricias. Por favor, no me condenes al infierno del olvido. Dame la oportunidad que a ti no te dieron y entrégame las alas que me faltan.

-Está bien, de acuerdo.

¿Cómo podía negarme? ¿Cómo hacerlo? Me veía reflejado en su dolor, en su profundo dolor. Era como si me engullera a las tinieblas de su mente, ahí donde sobrevuelan las mariposas negras que son susurros que aúllan en la desesperación. No, no podía dejarle ir. No puedo dejarlos ir. Le daré vida, le recordaré y haré grande.

Y como si hubiera liberado a un espíritu de sus cadenas desapareció, se esfumó, dejándome frente a mi vieja olivetti de teclas ya desgastadas. Miro la hoja que estaba escribiendo y veo su nombre escrito, extrañamente lo hice tal vez inconsciente.

-Yoshiki Kamimura Hayashi.-susurro comenzando a reír fuertemente.-Mi loco favorito, mi ángel de los infiernos. Maldito seas, siempre me convences.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt