Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Tears for you - Capítulo 16 - Mentes diáfanas. (Parte VI)



Mientras elaboraba esta parte me acordé de "Los chicos no lloran" una canción que escuché más de una vez cuando era pequeño. Por eso es la canción de esta entrada, por eso y por nada más.






A partir de aquel día extremamos la seguridad sobre Anne, cosa que siempre me ha echado en cara y lo sigue haciendo. Pero, yo no podía soportar que se llevaran a mi hija y me dejaran la vida vacía. Había hecho que mi mundo se volviera perfecto, sin ella era un infierno al cual no sobreviviría. Mi dulce gigante también se volvió paranoico con el tema, pero sobretodo con encontrarse cara a cara con Dorian Lambert.

Aquella noche decidí dormir aferrado a ella, sintiendo su diminutas manos alrededor de mi cuello. Besaba su frente acariciando sus cabellos mientras la contemplaba fijamente. Dejé la mesilla encendida, pues tenía miedo incluso junto a mí. Kurou dejó sus manos en mis caderas, acariciándolas mientras besaba mi nuca repetidamente. Sabía que él también me necesitaba, había sido un golpe duro.

-Mi padre solía decir que los chicos no lloran.-susurré estrechándola.-Y sin embargo, él lo hacía a escondidas cuando estaba enfermo e incluso aquel día lloró como nunca.-me refería al fatídico día de su muerte, cuando se suicidó frente a mí.-No luchó, se dejó hundir.-sonreí amargamente.-Hoy he llorado más que nunca, más que aquellos días y más que cuando me obligaban.-miré una de sus manos, aferrada con fuerza al cuello de mi pijama.-No he dado buen ejemplo llorando de esa forma.

-Has dado el mejor ejemplo, has demostrado que la quieres.-murmuró sin dejar de acariciarme.-Los chicos sí lloran, todos lloramos.

-Incluso los canallas como nosotros.-reí bajo antes de girarme.-Los mafiosos como tú y como yo.-susurré antes de rozar sus labios.-Lamento decirte que he llorado con mayor ansiedad que cuando me dejaste, esta pequeña te está ganando terreno.

-Mientras no dejes de amarme no importa que tu amor sea mayor hacia ella, porque el mío hacia ambos es inmenso.

-Son amores distintos.-murmuré antes de sonreír, aunque aún estaba preocupado.-Kurou, me moriría sin vosotros.

-Digo lo mismo.-susurró antes de abrazarme con cierta fuerza.-Te amo, te amo mi ángel.

-Y yo a ti, sabes que eres mi dulce gigante aunque parezca empalagoso y cursi.-dije justo antes de relajarme para poder dormir.

-Papá.-balbuceó Anne arrugando su nariz, para luego sonreír calmada.

Me dormí intentando conciliar el sueño, aunque tuve varias pesadillas. A pesar de todo desperté muy tarde y ella seguía aferrada a mí, aunque despierta. Me miraba con sus enormes ojos oscuros, parecía fascinada con mi pelo, ya que había estado jugando con él. Kurou no estaba, di por hecho que había bajado a desayunar y poner todo en orden.

No iríamos a trabajar, sino que instalaríamos mejoras y él debía hacer un informe de todo lo que Sho debía hacer. Mi sobrino era experto en programación y ese tipo de instalaciones, incluso en robots de peluche. Haríamos que todo fuera más seguro, porque todo lo que teníamos nos parecía escaso. Yo no tenía porque decir nada, Kurou sabía desenvolverse solo con ese tipo de informes y ya aclaré en la cena que puntos debíamos reforzar.

-Papá.-dijo mirándome algo seria.-¿Por qué aquel señor sólo tenía un ojo?

-Porque el tito Yuki, sin querer, tuvo una pelea con él.-murmuré deseando mentalmente ser quien le sacara el otro.-Y por eso está muy molesto con la familia y hace estas travesuras de daros miedo a vosotros, para vengarse. Por eso nosotros te decimos siempre, pero siempre, que vengarse y pelear esta feo. No es bueno cariño, es algo que no debes hacer.-y sin embargo yo lo hacía constantemente.-Prométeme que si alguien te pega alguna vez se lo dirás a la profesora o a nosotros, sea donde sea. ¿De acuerdo?

-Me pega una niña desde que voy al colegio nuevo.-murmuró mirándome al punto del llanto.-Me quita el bocadillo, pero Nicolas siempre me da del suyo.

-¿Nombre de la susodicha?-pregunté molesto por enterarme ahora, y no antes.

-Midori.-murmuró.-Su papá ya le riñó ayer, porque me empujó en el recreo y él lo vio.

No sólo tenía que protegerla de aquel indeseable, sino vigilarla más de cerca. No iba a luchar por ella, pero tampoco permitir que la tomaran como saco de boxeo. Apoyó su cabeza en mi pecho intentando escuchar mi corazón, eso siempre la relajaba, era curioso porque a mi me relajaba el de Kurou.

-¿Qué le dijo su padre?-pregunté frunciendo el ceño mientras la arropaba, porque hacía frío y no pensaba salir aún de la cama.

-Entró por la cancela, sin esfuerzo papá.-dijo alzando el rostro para mirarme a los ojos.-Corrió hacia donde estábamos, agarró a su hija y la levantó en peso. Puso una cara muy fea, como cuando papá Kurou se molesta cuando le dan malas noticias o se rompe algo.-tomó entonces uno de mis mechones para entretenerse jugando, estaba nerviosa y eso terminaba por calmarla.-Y entonces dijo que no debía pegar a otras niñas, sino jugar. Ella le dijo que él se ganaba la vida pegando a otros, no sé que quiso decir con eso, pero él le respondió que eran sus peleas y que en la vida real le demostraba siempre que primero se hablan las cosas. Me ayudó a levantarme cuando soltó a su hija, me dio el bocadillo que ella me había quitado y después la agarró de la mano para llevarla a la profesora. No sé que pasó luego, porque ella se pasó todo el día llorando.-me tomó del rostro con sus ojos llenos de lágrimas, salieron sin que ella se lo propusiera.-Me sentí mal papá, no quería que llorara y le di un caramelo.-empezó a hipar aferrándose con fuerza a mi pijama.-No lo quiso, me dijo que por su culpa su papá no la quería.

-Seguramente le riñó feo y ella piensa eso, pero un padre jamás deja de querer a sus hijos.-murmuré secando sus lágrimas.-Si quieres podemos preparar una carta bonita para que se la entregues mañana. Hacemos un bonito dibujo de las dos abrazadas y unas palabras que digan lo que sientes, puedes ponerle que quieres ser su amiga.-murmuré acariciando sus cabellos, apartándolos de su frente.

-Me odia porque ahora todos los niños me hacen caso a mí, no a ella.-susurró avergonzada.-Pero a mí sólo me gusta Nicolas.

-¿El hijo de Lionel?-no sabía si era otro Nicolas, pero tal como hablaba parecía ser el mismo.

-Sí, le han puesto gafas y se ve más bonito con ellas.-al fin sonrió sonrojada, olvidando el mal trago de contarme aquello.

Pasé como diez minutos acariciándola mientras hablábamos de las bondades de ese niño, se habían hecho amigos y eso me hacía feliz. Aquel pequeño había tenido una vida muy dura hasta llegar a brazos de Lionel. Su padre me parecía un ángel, un pobre ángel que había vivido un tiempo en los infiernos y eso sólo lo hizo surgir con mayor belleza. Después de aquello nos levantamos, ambos con nuestras respectivas batas estilo japonés con dragones y mariposas.

Estuvimos como una hora dibujando, olvidando el desayuno por completo, hasta que su tripa y la mía montaron una pequeña orquesta. Desayunamos tarde y todo gracias a Sebastian. Kurou seguía encerrado en el despacho elaborando la lista de lugares y cámaras, de todo lo que deseaba activar en la casa y fuera de ella. Nosotros simplemente dibujábamos esa tarjeta, así como el sobre. También hicimos una para Nicolas. La carta que hicimos al pequeño fuer para agradecerle su amistad, así como su forma de cuidarla. Me recordó a Kurou, su forma seria y dulce de hacer las cosas.

“Corazones de papel maché,
figura decorativa de un pastel,
caramelos de la ilusión
y serpentinas de fantasía.

Somos mundos contradictorios,
pero aún así nos soportamos.
Hemos vendido nuestra pasión
en versos de trágica poesía.

Gracias, mil gracias por tu dragón.
Juro que cuidaré de él siempre.
Será el hijo que jamás tuvimos ambos,
lo prometo y sabes que lo cumplo.”


1 comentario:

Athenea dijo...

Me encanta la ternura con la que Yosh trata a Anne. Por cierto, ¿Nicolas es por Nicolas el de la saga de Anne Rice? A lo mejor no tiene nada que ver, pero se me acaba de ocurrir, jaja. En cuanto a lo de doblar la seguridad supongo que es normal. Dorian podría haberla matado, sólo para hacer sufrir a Yosh y Kurou. Ha sido muy tierna la escena de los dos dibujando para arreglar las cosas con la niña esa y luego el otro dibujo para su enamorado, jaja. Me ha gustado mucho. ¡Un besito!

Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt