Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 14 de diciembre de 2012

La ira de dos Titanes




Axel (Marius) y Roxas (Armand) son dos personas que se han hecho hueco en mi vida. Para mi son dos mujeres increíbles y grandes tanto dentro del rol como fuera. Me gusta reír y compartir opiniones, con estas dos amigas he podido hacerlo. Las conocí este año y con ellas empiezo los días de regalo en mi blog. 

Este Lestat les ofrece: La ira de dos Titanes. 

Los personajes son de Anne Rice, los mismos que ellas representan.







Se hallaba en mitad de su recámara con la espalda encorvada al estar echado hacia delante, sus cabellos rubios paja caían a ambos lados de su rostro rozando los nudillos de su mano derecha, la mano que tenía apoyada en su rostro. Sus codos estaban sobre los brazos de su sofá, el brazo derecho levantado y el izquierdo caía hacia dentro del asiento. La palma izquierda de sus manos estaba sobre el muslo de ese mismo lado. El ceño estaba fruncido y sus ojos de hielo estaban más vivos que nunca.

-Calma, la ira conduce a tomar malas decisiones.-se dijo en un ronco murmullo.-Demonios, siempre termino cayendo en una red estúpida.-alzó su cuerpo de gigante para otras épocas, aún un cuerpo esbelto e imponente aunque de tamaño relativamente alto en la nuestra. Sus pies se movían ágiles pero muy elegantes y sabios.

De improvisto la puerta se abrió provocando que se girara cuando se hallaba a pocos pasos de su ventana, deseaba contemplar la nieve que caía fuera y a los humanos decorando sus casas con luces brillantes de distintos colores llamativos. Su pupilo más amado, su Amadeo, estaba frente a él con los cabellos de fuego alborotados como si fuera una llama y sus ojos profundos de avellana cubiertos de molestia. Sus labios estaban fruncidos y parecían mascullar una exhalación de molestia.

-¡Un día haré lo que tuve que hacer en su momento!-rugió con su voz entre infantil y masculina.-¡Le odio! ¡Odio a Lestat de Lioncourt!-Marius no se sorprendió ante tal comentario, sus pupilos siempre llevarían una guerra abierta que a veces ocultaban en momentos de cierto cariño mutuo.-¡Lo haré! ¡Lo haré! ¡Terminaré matándolo!

-¿Qué ha ocurrido esta vez?-preguntó en un lánguido esfuerzo por conocer la travesura de su rubio y estúpido pupilo, sin embargo su humor no estaba para bromas en ese momento.

-Estábamos caminando por la calle y pasamos por unos contenedores de basura.-comentó intentando relajarse.-¡Vio una compresa manchada de menstruación e hizo una metáfora sobre la regla y mi color de cabello! ¡Dijo que era como si mi madre hubiese menstruado en mi cabeza al nacer! ¡Marius no le soporto!

Marius abrió sus ojos en una expresión de sorpresa y aunque deseó carcajearse por la extraña ocurrencia no lo hizo, por respeto al vampiro que tanto amaba. Se aproximó a él tomándolo del mentón para que lo viera a los ojos, sus miradas se quedaron fijas unos segundos en silencios y después quedarían pegados sus labios. Un cálido beso que calmó a ambos dejando en ellos un dulce a pasión y sangre, pues Marius no sólo ofreció sus labios sino también unas gotas de su poderosas venas.


No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt