En la lejanía puedes escuchar mi voz
llamándote. En medio de las sombras mi capa rozará los muros de
edificios de calles aledañas a tu hogar. Refugiado en mi deseo me
adentraré en tu vida como un amigo al cual amarás a pesar de ser un
perfecto desconocido. Alzaré mi rostro para sonreír maravillando tu
alma desconcertada. Algo te dirá que huyas, pero tus pies caminarán
hacia mí cuando extienda mis brazos. En ellos encontrarás la paz a
tus pecados, porque yo soy la dulce muerte que te arrastrará hasta
un portal donde te dejaré como marioneta sin cuerdas.
Deja que te conozca y te ame con fuerza
pese a tus defectos. Quiero que sientas como tu alma posee alas
propias mientras dreno tus venas. Sé que cerrarás los ojos y te
hundirás en la oscuridad que te ofrezco, porque es la paz. Me
mostrarás los sueños que no has realizado, los fracasos que has
tenido por descender tus brazos y las victorias que tuviste dándote
momentos de felicidad. Yo te haré guardar mi más oscuro secreto
mientras acaricio tus húmedas mejillas.
No me importará si eres hombre o
mujer, pues yo amo la calidez y debilidad de los humanos así como
todos sus sentimientos sean de odio o amor, pues son básicamente lo
mismo. Te alzaré en medio de la noche, sentirás como te muevo por
los aires como si entonara una nana y recordarás tu tierna infancia
cuando realmente eras inocente.
Sólo será un beso en medio de la
despedida, pues no nos volveremos a ver aunque yo llevaré en mí
siempre un poco de ti. Mis pasos resonaran huecos en medio de la
ciudad iluminada tan sólo por las luces de neón, faros de coches a
toda velocidad y pequeñas habitaciones de pensiones baratas donde
los amantes se encuentran a escondidas. Quizás nadie te recuerde
salvo yo, así que tienes suerte.
Recuerda, podemos encontrarnos en
cualquier momento.
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