Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 9 de septiembre de 2013

El amor que te profeso

Con demasiados nervios e increíble deseo,
con tierna locura en mis endiablados besos
yo te traigo un delicado y vivo poema de amor
que no consta de tragedias y tampoco de quebrantos.

Tú, mi bella diosa de la gran fortuna
que meces mi bravo corazón en tus manos
y me besas con carias la frente con ternura
creo que eres la provocativa Eva del paraíso.

He visto en ti emanar el poder y la fuerza
de una guerrera bella y luchadora amazona
y a la vez el corazón trémulo de una madre
que con ternura aguarda cantar canciones de cuna.

Conozco todas tus facetas demasiado bien
y que como si fueras el espectro de un rayo de luna
me enloqueces hasta perder lo que restaba de juicio
porque en tus besos hallé deliciosa miel.

Ahora camino hacia ti como un náufrago
de un barco sin vela, nombre o capitán
en el cual yo ya no me hacía siquiera cargo
del dolor que transportaba en alta mar.

En la suave arena de tus piernas
he encontrado un hueco para descansar
besando tus tobillos y enterrando en tu pecho

mi corazón, el tesoro de cualquier bucanero.   

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt