Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 4 de marzo de 2015

Muñeca

Claudia tenía sus planes, pero el mundo decidió tener otros para ella. El mundo o el destino, llámenlo como quieran. 

Lestat de Lioncourt


Ella fue la elegida. Entre todas las mujeres que paseaban radiantes a mi alrededor, aquellas que me adoraban por mis rizados cabellos dorados y las que me envidiaban por mi juventud inocente. Todas parecían iguales. Mujeres hermosas de diversos tamaños, con senos más o menos proporcionados, y encantadoras sonrisas llenas de maternales sentimientos. Pero ella me miró de una forma que no pude describir. Era una mirada llena de dolor, furia, desconsuelo, amor y necesidad. Comprendí que conocía que era la crueldad y la rabia germinado en su corazón impotente.

Fue sólo un instante en una calle abarrotada en París. Quedó al otro extremo de la calle, con sus manos sobre su medalla y varias lágrimas corriendo por sus mejillas. Le recordaba a alguien. Yo era la muñeca perfecta que jamás pudo crear, la niña que no pudo ver crecer, la pequeña que se escapó de sus brazos y comprendí que había tenido una pérdida tan terrible como perfecta para mis planes. Su hija, su pequeña, había muerto y ahora estaba enterrada, a varios metros bajo el cementerio, donde nada, ni la paz ni la quietud del mundo, salvaría su carne de ser comida por los gusanos.

Sus manos eran de artista, no sólo de madre. Ella creaba las muñecas más fastuosas de todo París. Poseía una pequeña tienda donde creaba sus hermosas niñas, las cuales se parecían muchísimo a mí. Tienda que decidí visitar de su mano, pues no tuve reparos en acercarme y ser el ángel que iluminara su noche. ¿Quería jugar a ser madre? Yo jugaría a ser niña.

Confesé mis secretos más terribles, pero aún así me miraba ilusionada. Yo era lo que ella necesitaba: una niña que no moriría. Sería el lirio que adornaría su vacío regazo. Sus manos acariciaron suavemente mis cabellos, los cuales parecían irreales bajo la luz tenue de su mesa de trabajo. Sus ojos llorosos cobraron una vida única. Comprendí entonces que debía aferrarme a ella. Era más fácil de manipular que Louis, pero también había algo más: su cuerpo.


Tenía un cuerpo esbelto, de apariencia frágil, con unos senos perfectos rebosantes de perfume. Sus ojos, tan claros como los míos, miraban al mundo con cierta cautela. Poseía unos labios carnosos, aunque ligeramente pequeños. Parecía una muñeca, igual que yo, pero con una vida que yo no tenía. La quería para mí. Louis la haría para mí. Sería la marioneta perfecta. Podría comprender que es ser una mujer sin sufrir demasiado.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt