Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 8 de enero de 2017

Hermanito

Fue extraño. Reconozco que fue muy extraño. Jamás sospeché que otro vampiro acudiría a mí, buscando consejo y protección, como hice una vez con mi maestro Marius. Realmente soy bueno dando consejos, pero seguirlos es muy difícil. Ese chico me asombró. Tuvo unas agallas terribles para presentarse ante alguien tan imprevisible como lo soy yo. Se personó frente a mí de forma torpe y tosca. Incluso agredió a otro intruso, uno que había llegado minutos antes por parte de Talamasca, al que tuve que salvar el pellejo como si fuese realmente el héroe que todos esperaban.

Me encanta la acción. Creo que es divertido y emocionante tener una chispa de misterio en esta vida. Misterios que deben ser resueltos con premura para despejar incógnitas que nos avasallan. Así que no dudé en echarle una mano. Sé que otros hubiesen echado también esa mano, pero al cuello. Si bien, ¿acaso no soy un imprudente mayor? Claro que lo soy. Soy dinamita en el templo, ¿o no?

Sólo quiero que entendáis que si le ayudé fue porque me pareció lo correcto, pero también porque estaba tremendamente aburrido de lamentarme por lo ocurrido años atrás con Memnoch. No iba a estar todo el tiempo tumbado en una capilla, tampoco iba a estar como perro faldero tras Louis por si volvía a inmolarse. Él se había ido con Armand, al menos le había exigido que lo hiciera, pensando que a su lado con la compañía de Benji y Sybelle, siempre atentos a él, podría controlarse. Sobre todo porque estaría lejos de nuestra amada Nueva Orleans. No quería que se revolcara sobre los recuerdos que teníamos en esa casa, la casa que asaltó libremente el larguirucho y jovencísimo Tarquin Blackwood.

Bien, bien... ¿sabéis que sentí cuando le miré a los ojos y lo vi tan perdido? Me vi a mí mismo frente a Marius. Recordé el preciso instante donde desperté en el barco que se acercaba a su isla. La misma cara de asombro que cuando vi sus pinturas. Oh, esas magníficas pinturas. Aún sigue pintando y de vez en cuando me envía algún cuadro alegre, porque sabe que me encanta el arte aunque no lo entiendo demasiado, para que decore mis diversas propiedades. Pues ese rostro de niño frente a un montón de juguetes nuevos era el mío, el que también fue suyo.

Me han ayudado tantas veces que ni lo recuerdo. Desde niño mi madre endureció un poco mi carácter, pues quería que fuese fuerte ante las adversidades. Ella siempre ha estado ahí. Ese chico no tenía posibilidad alguna de pedir consejo a su madre, pues lo detestaba y prefería que se muriera. De hecho creo que esa maldita bruja alcohólica y drogadicta rezó alguna vez para que Quinn muriera. Sí, le llamo Quinn. Él me dijo que podía y debía llamarlo Quinn. Es un chico noble, algo campestre, alejado del mundanal ruido y sus banalidades. Ha sufrido muchísimo pese a estar podrido en millones, tener una bonita finca y un pequeño hotel rural repleto de historias y fantasmas.

Precisamente vino a mí por un fantasma. Creo que esa historia la conocen bien si han leído el libro. Incluso sabrán el desenlace. Bueno, en definitiva, conocí lo que era una auténtica casa embrujada gracias a él. Quería que le ayudara con un extraño fenómeno que le perseguía desde niño. Un fantasma que iba envejeciendo a la par que él. No sabía si se burlaba tomando su rostro o simplemente lo usaba porque no conocía el suyo. Ni siquiera sospechaba la verdad la pobre criatura, aunque antes de llamar a la encantadora Merrick yo lo sospechaba.

Hoy en día temo que su suerte no sea la propicia. Me gustaría salir a buscarlo y decirle que no puede estar oculto todo el tiempo. Sin embargo, mi madre va y viene y quiero pensar que él en algún momento regresará. Ya no lo sé. Realmente amé a ese chico. Su historia me hizo amarlo. Comprendí que había sufrido unos problemas horribles y no podía dejarlo tirado. Seré un vampiro, pero tengo un corazón muy humano.



Lestat de Lioncourt 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt