Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 26 de mayo de 2017

Él, él, él...

Estaba allí mirándome fijamente como si el mundo mismo se acabase en su mirada, en el borde de su alma, en la sensación extraña que me transmitía esa sabiduría perversa y esa esperanza marchita en el lacrimal salvaje de sus ojos. Me perdí por un segundo en los prados verdes, en esos diamantes extraños, mientras él simplemente guardaba silencio. Era un silencio tan angustioso que mi corazón se delató. Bombeó fuerte, salvaje, impertinente...

Mis amores siempre han sido dramáticos. Jamás han tenido un matiz de felicidad tan delicada como la que viví junto a él. No obstante, no dejaba de ser tortuoso y horrible. Retuve a Louis a mi lado gracias a Claudia, pero siempre intenté creer que me amaba tanto como yo lo amaba a él. Un amor puro e insatisfactorio a la vez.

Quería que dijese algo, pero no me atrevía a preguntar. Sólo permitía que me mirara. Sus ojos me seguían allí donde iba y no podía refugiarme siquiera mirando hacia otro lado. Al otro extremo de los muros de esa sala se hallaba un barrio que conocíamos bien. Habíamos deambulado mil veces por sus calles en compañía de Claudia, pero de eso hacía demasiado tiempo. Las paredes que caían sobre nosotros como aves de rapiña eran las mismas que una vez fueron nuestro hogar, cálido y apetecible, y que ahora estábamos reformando por mera nostalgia.

—Habla—dije acongojado.

—Has vivido algo horrible, pero siento que no puedo permitir que me perdones...

¿Yo a él? ¿Perdonarle? Tal vez no me ayudó cuando más lo necesité, pero me advirtió. Él intento que comprendiera lo estúpido que estaba siendo. No podía condenarlo por ello. Era un buen hombre y yo un imbécil. Cerré los ojos y apreté los puños para hacer acopio de todas mis fuerzas. Deseaba abrazarlo y llenar su rostro con mis besos. Incluso le quería arrebatar las prendas a jirones para poderlo desnudar y lograr sentir de ese modo su piel contra la mía.

—Oh, Louis...—suspiré—. Te pedí consejo y me burlé de ti. Estabas en tu derecho—dije abriendo los ojos para acercarme a él y retenerlo entre mis brazos—. Louis...

—Siento que quieres volver al pasado tanto como yo, pero ya no somos los mismos. No lo somos. Esto va a ser un rotundo fracaso—confesó echándose a llorar mientras se aferraba a mí.


¡Cuánto odiaba y amaba que llorara! Eran sentimientos contradictorios. Unos sentimientos que lograron que lo besara y le dijera que era mi gran amor. Un amor perverso y persistente que jamás me abandonaría. En estos momentos lo veo tranquilo leyendo un libro de poemas. De esa escena hace más de veinte años. Hemos vuelto, nos hemos separado y regresado de nuevo. Siempre volvemos porque no somos capaces de vivir lejos el uno del otro a pesar de las disputas.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt