Hace unos meses me adentré por las Iglesias de mi pueblo. Amo encontrar las reliquias que deberían ser vendidas para dar de comer a enfermos, desvalidos y sin techo. Me concentro en las pinturas que engalanan salas carcomidas por el polvo y el paso del tiempo. El sonido de un cantico extraño me llamó la atención en una de ellas. Era un coro, no de hombres sino de niños, que cantaban con voces sacadas de las filas de los ángeles.
Mi reto personal era hacer un cura, alguien de pueblo y distinto a lo que se ve hoy en día. Un hombre que viva entre lo viejo y lo nuevo, filosofía fresca y llamativa aunque con anticuadas prendas y religiosidad impecable. Un hombre que fuera hermoso, tan hermoso que los ángeles tuvieran envidia. Hice a Elías, lo preparé a conciencia para que sufriera y que el trance no me golperara. Aunque he de decir que lloré con el final de su historia. En ciertos aspectos se parecía a mí e introduje a mi primer transexual masculino. Sin duda hice una babel y descubrí que los curas también pecan, también aman y sobretodo se odian por ello amargamente cuando hacen un acto incorrecto. No son dioses, algunos los tienen así, yo creo que son los más humanos y quienes cometen más pecados. Los hay buenos y gentiles incluso con el colectivo homosexual y los que cuando los ves deseas golpear para que vean la realidad.
Pues bien, sin más rodeo os digo que tengo portada...es la que ven aquí y la hizo mi hermanitus Romanus. Según su opinión un par de minutos no valen, hay que mejorarla y quiere mi ayuda (Mon dieu! no sabe a que reto se enfrenta). Así que hoy he conseguido mi regalo de cumpleaños...una portada de mi novela. Me encanta y estoy enamorado de esa mirada perdida identica a la de mi personaje.
Mi reto personal era hacer un cura, alguien de pueblo y distinto a lo que se ve hoy en día. Un hombre que viva entre lo viejo y lo nuevo, filosofía fresca y llamativa aunque con anticuadas prendas y religiosidad impecable. Un hombre que fuera hermoso, tan hermoso que los ángeles tuvieran envidia. Hice a Elías, lo preparé a conciencia para que sufriera y que el trance no me golperara. Aunque he de decir que lloré con el final de su historia. En ciertos aspectos se parecía a mí e introduje a mi primer transexual masculino. Sin duda hice una babel y descubrí que los curas también pecan, también aman y sobretodo se odian por ello amargamente cuando hacen un acto incorrecto. No son dioses, algunos los tienen así, yo creo que son los más humanos y quienes cometen más pecados. Los hay buenos y gentiles incluso con el colectivo homosexual y los que cuando los ves deseas golpear para que vean la realidad.
Pues bien, sin más rodeo os digo que tengo portada...es la que ven aquí y la hizo mi hermanitus Romanus. Según su opinión un par de minutos no valen, hay que mejorarla y quiere mi ayuda (Mon dieu! no sabe a que reto se enfrenta). Así que hoy he conseguido mi regalo de cumpleaños...una portada de mi novela. Me encanta y estoy enamorado de esa mirada perdida identica a la de mi personaje.
GRACIAS.
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