Inciso en la Historia para esta pequeña historia familiar
Me encontraba en la casa familiar, la noche brillaba en todo su esplendor; mientras Maharet deambulaba por el bosque en compañía de mí amado Marius llamé a Louis.
-Louis-Espeté alentado por el deseo de que leyera un escrito contra nuestra creadora, ella que había cambiado su actitud alejándonos de nuestros lectores. Jamás creí que alguien así destrozaría nuestra historia, modificaría nuestro final y para colmo nos humillaría llamando a nuestros seguidores “críos”.-Louis-Dije en tono más cortés cuando lo contemplé junto al marco de la puerta. Allí estaba él con su rostro lleno de curiosidad.- ¿Me firmas? -Interrogué dejando ver mis ojos de cordero.-Oh Louis.-Mascullé observando como caminaba lentamente hacia mí. Reía, una sonrisa macabra se formulaba en sus labios.
- ¿Dónde? ¿En el culo? -Las carcajadas afloraron de su garganta. Últimamente se había vuelto algo cruel conmigo, no se lo niego porque de casta le viene al galgo. Era normal que después de tantos siglos tomara parte de mi personalidad, adoptara genio para salvaguardarse de mí.
-Más quisieras.-Dije mirándolo con ternura y picardía a la vez.-En el Flodeo.-Mascullé.
-No gracias, prefiero quemarte querido.-Comentó sentándose en el suelo junto a mí, apoyó su cabeza en el diván.
-Sí, sí, sí.-Comenté sarcásticamente.-Mucho dices, pero bien que te agarras.-Respondí carraspeando rememorando nuestro viaje por los cielos. Arqueé las cejas con mi habitual mueca de ironía.
- ¿A qué? -Interrogó.- Si a ti no te he tocado. -Lo negó y lo maldije interiormente.
- Soy tu padre.-Respondí con mirada aviesa.-No me hagas quedar en ridículo.-Estaba enfuruñado como un niño. Él rió al ver mi expresión.
-Yo…soy…tu…padre.-Hizo una respiración profunda imitando al villano de las guerras de las galaxias. No me hizo gracia, me llenó aún más de ira.-Sí papa, ya me callo.-Dicho esto encendió una cerilla.
-Apaga eso, que luego incendias toda Italia y mira lo que pasa.-Respondí giñándole un ojo. Yo también sabía responder irónicamente, ¿de quién sino había sacado aquella forma de expresión? Yo era su creador, su padre y últimamente pasábamos demasiado tiempo juntos. La verdad es que era grata su compañía, sobretodo en momentos cómicos como aquel.- Así que tranquilidad en la masa. Deja la cerilla.-Comenté, viendo como la apagaba con un gesto y caía al suelo.
Comenzó a leer y respondió a mi pasaje:
Me encontraba en la casa familiar, la noche brillaba en todo su esplendor; mientras Maharet deambulaba por el bosque en compañía de mí amado Marius llamé a Louis.
-Louis-Espeté alentado por el deseo de que leyera un escrito contra nuestra creadora, ella que había cambiado su actitud alejándonos de nuestros lectores. Jamás creí que alguien así destrozaría nuestra historia, modificaría nuestro final y para colmo nos humillaría llamando a nuestros seguidores “críos”.-Louis-Dije en tono más cortés cuando lo contemplé junto al marco de la puerta. Allí estaba él con su rostro lleno de curiosidad.- ¿Me firmas? -Interrogué dejando ver mis ojos de cordero.-Oh Louis.-Mascullé observando como caminaba lentamente hacia mí. Reía, una sonrisa macabra se formulaba en sus labios.
- ¿Dónde? ¿En el culo? -Las carcajadas afloraron de su garganta. Últimamente se había vuelto algo cruel conmigo, no se lo niego porque de casta le viene al galgo. Era normal que después de tantos siglos tomara parte de mi personalidad, adoptara genio para salvaguardarse de mí.
-Más quisieras.-Dije mirándolo con ternura y picardía a la vez.-En el Flodeo.-Mascullé.
-No gracias, prefiero quemarte querido.-Comentó sentándose en el suelo junto a mí, apoyó su cabeza en el diván.
-Sí, sí, sí.-Comenté sarcásticamente.-Mucho dices, pero bien que te agarras.-Respondí carraspeando rememorando nuestro viaje por los cielos. Arqueé las cejas con mi habitual mueca de ironía.
- ¿A qué? -Interrogó.- Si a ti no te he tocado. -Lo negó y lo maldije interiormente.
- Soy tu padre.-Respondí con mirada aviesa.-No me hagas quedar en ridículo.-Estaba enfuruñado como un niño. Él rió al ver mi expresión.
-Yo…soy…tu…padre.-Hizo una respiración profunda imitando al villano de las guerras de las galaxias. No me hizo gracia, me llenó aún más de ira.-Sí papa, ya me callo.-Dicho esto encendió una cerilla.
-Apaga eso, que luego incendias toda Italia y mira lo que pasa.-Respondí giñándole un ojo. Yo también sabía responder irónicamente, ¿de quién sino había sacado aquella forma de expresión? Yo era su creador, su padre y últimamente pasábamos demasiado tiempo juntos. La verdad es que era grata su compañía, sobretodo en momentos cómicos como aquel.- Así que tranquilidad en la masa. Deja la cerilla.-Comenté, viendo como la apagaba con un gesto y caía al suelo.
Comenzó a leer y respondió a mi pasaje:
Querido Lestat, también debes comprender las emociones humanas...yo las sigo recordando como si lo fuera. Reflexionando sobre nuestra creadora, quizá si nos quiere matar pues nuestro servicio ha acabado ya. Con dedicarse a Dios parece tener bastante, tanto que escribió sobre los hijos de las tinieblas y ya nos ves, desfasados a caer en picado en una polvorienta estantería.
-Oh, Louis, te has hecho todo un seme, pero yo te haré volver a ser uke.-Mascullé arqueando de nuevo las cejas. [Nota: seme en el anime yaoi (relaciones hombre por hombre) es el activo en la relación tanto en la cama como en el día a día]
-¡Una Mierda!-Gritó haciendo que la ira iluminara su mirada verde esperanza.- ¿Por qué me quieres hacer uke así y Marius vistiéndome?-Se refería a mi amante, mi maestro, que ahora creaba no solo arte sino moda. Según él este siglo estaba mal vestido, sin elegancia, y él la traería con sus manos ágiles.
-No lo dudes, lo haré.-Dije riéndome descaradamente con una mirada cómplice.
-Eres mi padre, no cambiaré porque tú lo digas.-Murmuró colérico.
-Louis no empieces, no dramatices.-Mientras decía esto de fondo, en la radio, se escuchaba la canción de Jeannette “Yo soy rebelde porque el mundo me hizo así, porque nadie me trató con amor…”
-Yo no dramatizo.-Dicho estas palabras la radio cambió de emisora y surgió la voz de Alaska “¿A quién le importa lo que yo haga?, ¿a quién le importa lo que yo diga?, yo soy así y así seguiré nunca cambiaré”. Sin duda parecía que alguien a posta cambiaba las canciones para que la escena aparentara ser un musical.- El mundo me ayuda a expresarme. Oh, dios, no te soporto.-Rechistó.
-No me soportas, pero vienes a buscarme.-Respondí indignado. En ese instante empezó a sonar Pimpinela “y ahora soy yo el que quiere estar sin ti, olvida mi nombre, mi cara, mis labios y da media vuelta”.
-No te soporto pero te amo, ¡no puedo evitarlo! pero no puedo, sin ti me muero, me estoy ahogando sin tu amor!!- Cómo quisiera poder vivir sin aire, me encantaría poder vivir sin tu amor” Comenzó a sonar mana de fondo, una de sus baladas.
-Eres como un maldito veneno. Me quemas, ayudas a ocultar mi cuerpo, vuelves a quemarlo todo y luego suplicas perdón cuando ves que lo que dices no es cierto...oh louis, louis, mi filósofo de ojos verdes. Eres demasiado humano. El amor que nos procesamos es igual de comparable al odio mutuo.-Dije mientras resonaba la melancolía de violín.
-No me hagas enfadar Lestat, sabes que pocas veces me equivoco en lo referente a humanidad, además YO no te quemé fue cosa de claudia.- Hizo un inciso y tomó aire.-Ella te soportaba menos que yo.-Mi querida niña, mi hermosa muñeca, recordé sus brazos tiernos y su mirada angelical.-Estoy cansado de discutir, Lestat bésame.- Susurró mirándome intensamente.
-Ella no me soportaba porque le metiste ideas raras en la cabeza, no lo niegues.-Dije enfurecido, apartándolo y odiándolo por traerme recuerdos tan amargos.
-Yo también estoy cansado, pero temo que sea otra de tus tretas.-Mascullé.
-Oh, ¡por favor!-Refunfuñó tan sólo a unos metros de mí.- ¿Para qué? solo quiero recordar lo bien que se siente tu respiración sobre mí.-Se volvió un gato zalamero, cosa que no me gustaba porque siempre terminábamos mal.
-Luego sueltas que soy demasiado brusco y te hago daño.-Dije clavando mis ojos azules en los suyos expectantes.-No hay quien te entienda Louis-Murmuré.
-Oh, tanto tiempo y aún no me conoces, parece mentira que seas mi maestro-Relamió sus colmillos profundizando en nuestras miradas.
-No, no te conozco porque eres un mundo aparte.-Comenté.
-Mentira, si me conoces.-Rechistó.-Aunque no nos soportemos quiero saber siempre como estas, donde y si algo te atormenta.-Murmuró con aspecto paternal en sus palabras. Me acariciaba los cabellos, sabía que era un gesto que me tranquilizaba o quizás quería engatusarme de nuevo. Nunca conoceré todas sus argucias, ni pasados mil años.
-Quieres saber donde estoy para reprenderme o mandarme a Marius con la escobilla del wc para decirme que he sido un niño malo.-Dije.
- ¡Deja a Marius ahora! - Se rió tenso.-Te reprendemos porque si tus locuras no se frenaran a tiempo habrías desaparecido y yo habría enloquecido.-Comentó cayéndole una lagrima roja.
-No llores.-Le sequé la lágrima delicadamente.-Todos sabemos que eres de lágrima fácil, te preocupas demasiado y luego te sube el azúcar.-Me volví a burlar de él, era la victima perfecta. Además, adoraba la expresión de su rostro cuando le molestaba.
- ¿Me amas? -Un murmullo apenas audible tras un abrazo que me impresionó, jamás había sido así de tierno.-Aunque sea...débil...-Dijo con grandes trabas.
-Amar a los débiles siempre fue mi talón de Aquiles.-Reí dulcemente.
-Mm...no has cambiado nada...Lestat.-No me reprochaba, fue un comentario encantador o adulador ante mi personalidad.-Deberíamos ir a descansar.-Masculló recordándome que pronto saldría el sol.
-Si, ve a dormir...así me dejas tranquilo.-Dije recordando el trabajo, mi novela, para sentir luego levemente sus labios sobre los míos.
-Buenas noches Lestat.-Murmuró encaminándose hacia la puerta.
-Buenas noches Louis, que descanses.-Respondí mientras sonreía. Luego noté en mi nuca la mirada colérica de Marius.
- ¿Qué? -Dije abriendo la ventana para poder escuchar bien sus palabras.
-Así que ahora vendo escobillas.-Sus ojos estaban cubiertos de pequeñas venitas con sangre.
-No te enfurezcas, a él le quiero pero a ti te amo.-Susurré apoderándome de su boca.
-Eso esta mejor, pero no esta nada mal la idea. Vender escobillas…debe ser un negocio rentable.-Tras sus palabras comenzamos a reír sin cesar hasta casi el primer rayo de sol.
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