Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 14 de agosto de 2007

Línea entre el honor y el amor


no money

Capítulo primero




Inicios Tortuosos













Eran tiempos de inestabilidad en nuestro país, las batallas se sucedían en algunas regiones. Los campesinos no podían enfrentar tanta crueldad y los Samuráis accedimos a combatir contra el enemigo, por el honor que estaba impreso en el estandarte y nombre. Nos encontrábamos en un pequeño pueblo repleto de arrozales como cualquier otro sumergidos en un enfrentamiento. Los países extranjeros querían invadir nuestro humilde legado y yo me encontraba liderando a mis hombres. Hacía más de diez días que no probaba una mujer y deseaba descansar unas horas con alguna en mi tienda. Mandé a un subordinado que me encontrara a alguien que accediera voluntariamente a servirme como esclava en la cama, lo que vulgarmente llamamos prostituta.

Durante la jornada había ensartado, con mi espada, a más de una veintena de hombres. Mataba no como un animal, sino porque lo nuestro no se lo llevaran fracasados sin escrúpulos. Cuando dio un respiro el enfrentamiento fui al campamento a lomos de mi corcel, relinchaba agotado al igual que su dueño. Nada más entrar en mi tienda vi a un ángel posado entre las ropas de mi cama. Sus cabellos azabaches cubriendo su piel clara, su mirada profunda y perdida, sus labios tan carnosos junto con su envidiable figura cubierta tan solo por un kimono desplegado sobre su cuerpo le daban un toque mágico. Me desposeí de mi armadura y quedé desnudo ante lo que creía la mujer más hermosa de todas las que había contemplado. Al tirar de las ropas descubrí el engaño y gruñí. Ni se inmutó de aquella posición, mucho menos me miró, y vociferé el nombre del soldado. Apareció en la tienda algo nervioso y preguntó cual era el problema, luego supe que no había mujeres de mala vida sin alguna enfermedad y que él lo había ofrecido la madame como única solución. Pedí entonces que me dejaran a solas con el engendro. Le hice levantarse sacudiéndolo para comprobar que millones de gotas caían de sus ojos tristes. Le tomé de los cabellos y contemplé sus facciones detenidamente, sin duda aparentaba ser una mujer y no me sería dificultoso imaginar que así era.

-¿Cómo te llamas?-Dije dejándolo caer sobre las sábanas.

-Kasumi.-Susurró con tono tembloroso. Me percaté que su voz era tan andrógina como sus apariencias.

-Kazou, ese es mi nombre.-Miraba profundamente aquellos ojos, parecían sin vida y tan oscuros como la propia noche. Eran enormes, las pestañas largas y pobladas mientras tenía unas cejas finas y bien recortadas.

-Siento decepcionarle.-Masculló.

-Imaginaré que eres una puta más.-Dije recostando su torso sobre el fino colchón, miré su espalda con una piel delicada y perfumada para luego introducir mis dedos entre sus nalgas. Busqué con la vista el aceite de esencias y empapé mi miembro con él. Entré sin miedo, poderoso como en una batalla, y su alarido no me detuvo. No cesaba de llorar y rogar que me detuviera porque le iba a romper en dos. Sus nalgas eran duras, firmes y redondeadas muy parecidas a las de una fémina, las agarré con fuerza y aumenté el ritmo desbocándome como un caballo salvaje. Dejé que mi simiente llenara su interior mientras sonreía por el placer recibido. No había concluido aún el primer acto que lo tomé por los cabellos levantándolo del lecho para besarlo. Su lengua era pasiva, sus labios se abrían por mi impulsividad dejando su boca a mi merced. Mordí más tarde su cuello esperando a volver a estar erecto, cuando lo estuve le recosté frente a mí y alcé sus piernas para comenzar de nuevo. Esa vez posé mis dedos en su boca sintiendo como su lengua chocaba con mis dedos y su mirada se clavaba en el techo emborronada por el llanto. Cesé el baile y alcé su rostro pegándolo a mi entrepierna. Su boca lo tocó y con mis caderas comencé a entrar lentamente para luego dejar mi huella de nuevo en él.-¿Por qué no me excitas con la mirada?-Comenté molesto golpeándolo.-¿No te han enseñado?-Dije enfurecido porque la expresión no cambiaba, era como ver a una estatua.-¡Dilo!-Espeté zarandeándolo.-¡A caso no soy un buen amante!-Me puse en pié y le tomé del pelo para que él también saliera fuera de la cama.

-No se lo han dicho.-Susurró temblando.-No veo nada, soy ciego.-Su sollozo se hizo aún más terrible y yo paré de jalarle de los cabellos.

-No, no lo hicieron.-Respondí intentando calmarme tras empujarle de nuevo a las sábanas.-Encima de que me traen un hombre en vez de una mujer, traen a uno invidente.-Reproché fijando mi vista en su cuerpo tembloroso lleno de pavor.

-En la mañana volveré a mi hogar, tranquilo yo no hubiera venido si mi madre no necesitara medicamentos.-Masculló.-Me repugna tanto o más como yo a usted.-Esas palabras hirieron mi orgullo.

-No te irás, me perteneces ahora y yo diré cuando comes o cuando hablas. A parir de este instante serás mi esclavo y no quiero oír ni una queja o te atravesaré con mi espada.-Dije volviendo a su lado para agarrarlo con fuerza por la cintura.-Te cambiaré el nombre al de una mujer, serás como mi esposa fiel y no rechistarás como buena chica.-Susurré acariciando su cutis perfecto con mis labios.-Naoko.-Mascullé subiéndome de nuevo sobre él para hacerle mío.

La mañana llegó y era el primer día de los tres que habíamos acordado para quitar los muertos del campo, enterrarlos y llorarlos. Él parecía aturdido y yo me dediqué a besar su espalda. Comenzaba una historia que creí que jamás ocurriría.

1 comentario:

Lary dijo...

woww!!, no se que decir, sencillamente me encanto. Me imagino una historia como la de Cristopher, pero algo me dice que sera diferente. Una historia basada en la cultura oriental!!, creo que no se puede pedir mas, o si ??.
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Te quiero hace una preguntita: ¡como metes musica a tu blog??; quiero meter un par de canciones al mío, peropor mas que busco y busco no veo nada..
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Quiero leer mas!!,

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt