Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 13 de septiembre de 2007

Amor de Nuestro Señor








Capítulo segundo.



V. Sexo, el mejor de los pecados.















Había sido una noche sin pegar ojo. Me desperté a eso de la una de la mañana y ya no pude descansar. Me pregunté porqué demonios se había encariñado conmigo, qué tenía yo de especial y porqué no se daba cuenta de que a su edad esos ideales son absurdos. Nadie de mi edad o de la suya puede creer en el amor eterno, nadie. Todos hemos sufridos desengaños, sabemos lo doloroso que es esto para todos y lo que nos martiriza. También que llega otro amor y nos hace olvidar el dolor del anterior, así constantemente. Yo ahora me encuentro en el punto donde quiero ahogarme en una bañera, no quiero seguir existiendo y sin embargo lo hago. Necesito a Andrés más que otras veces, mucho más y escuchar de sus labios que jamás me va a olvidar. Yo fui como Saulo, lo reconozco, me creía todo el engaño de ese desgraciado como si fuera real. Durante un año jugamos al ratón y al gato, pero teníamos relaciones y luego la explosión de amor. No entiendo nada, no lo entiendo. Aquella noche fue horrible. Lloré de nuevo como hacía semanas que no lo hacía, quería desahogarme y creo que me hundí más. Cuando peor me encontraba alguien giró el pomo y entró en la habitación, primeramente pensé en mi amante pero luego vi que era alguien más alto.

-Profesor.-Era la voz de Fermín.

-¿Qué deseas? Deberías estar en tu cuarto.-Respondí.

-¿Llora?-Interrogó.

-Sí, sin embargo a ti no te importa.-Mascullé. Jamás me gustó contar mis problemas al resto.

-Fui a por agua y escuché que se encontraba mal.-Dijo sentándose en el borde de mi cama.

-Estoy bien.-Murmuré.-Se me pasará.-Dije sentándome en el centro del colchón.

-Dígamelo, quizás pueda ayudarle.-Se levantó en dirección a la puerta y la cerró.-Cuando nos sentimos mal es bueno desahogarse en alguien, aunque sea un extraño.-Murmuró volviendo a situarse donde había estado antes. Llevaba tan sólo los pantalones del pijama. A media luz me di cuenta de que tenía un torso bastante moldeado. Encendí la luz de la mesilla y pude contemplarlo completamente. Era hermoso, sus cabellos revueltos y su mirada perturbadora me descolocaba.

-Aún me duele la ruptura con mi pareja.-Dije en voz baja.

-Es doloroso, hoy he podido escaparme y hablar por teléfono con mi chico. Lo hemos dejado. Me he arriesgado para nada, porque me ha respondido fríamente que ya me buscó sustituto.-En ese instante quien lloraba era él.

-Cuando salgas encontrarás a alguien.-Murmuré.

-¿Cómo usted con Saulo?-Preguntó sonriendo amargamente.

-No somos pareja, ya te lo he dicho.-Susurré secándome las lágrimas, él hizo el mismo gesto.

-Es normal que se enamore de usted es muy atractivo y tiene algo que pocos hombres tienen, pero no sé realmente qué.-Dijo aproximándose a mí.

-Saulo me ama porque jamás ha estado con otro hombre, no me creo especial.-Sonreí.

-Yo creo que cualquiera querría acostarse con usted.-Comentó mirándome fijamente a los ojos.-Ya sé que es lo que tiene, morbo.-Susurró.

-No creo que cualquiera desee venir a mi cama.-Respondí riéndome en voz baja.

-Yo, yo deseo.-Balbuceó, apartó la mirada de mí y se sonrojó.

-Lo dices para halagarme y porque lo has dejado con tu chico.-Contesté.

-¿No quieres hacerlo conmigo?-Murmuró aproximándose a mí, lamió mis labios y me besó. Caí en el colchón y él sobre mí.-Poséeme con rudeza, con anhelo de poder y hazme volar.-Murmuró cuando paró para morder mi cuello.-Házmelo.-Mi miembro se endureció levemente y él me bajó el pantalón clavando su mirada en mí.-Vamos Amaru, tú quieres y yo quiero.-Dijo mordiéndome el labio inferior.-Te daré placer con mi boca.-Comentó a desabotonar mi camisa, me había vuelto a acostar vestido.-Luego con mi trasero y después volveremos a empezar.-Me guiñó un ojo y comenzó a besarme el torso, su lengua corría por mi vientre y se hizo con mi entrepierna. Lentamente se endureció en su boca y yo no hice nada para apartarlo. Acaricié sus cabellos, me adentré con mis dedos entre ellos y comencé a llevar el ritmo. Era mejor que Saulo en ello, seguro que tenía bastante experiencia y en ese instante observé como sacaba de sus calzoncillos un condón.-Vine preparado profesor, soy un buen alumno.-Dijo colocándome aquel plástico sobre mi miembro, delicadamente y lo empujó con su lengua hasta que le fue imposible, concluyó con su mano y me masturbó. Mientras jugaba con mi entrepierna me besaba apasionadamente, luego noté que se quitaba los pantalones y llevaba mi mano a su miembro.-Dime que deseas.-Dijo suavemente, como deslizando cada palabra.

-Ponte en el suelo a cuatro.-Dicho y hecho, corrió a posicionarse como un perro jadeante.-Voy a por pomada.-Dije levantándome de la cama, tomé un poco de crema para el dolor muscular y la apliqué entre sus nalgas.-Te lo haré duro, aprieta bien los dientes y no dejes escapar ni un grito.-Entré como una exhalación y mi ritmo no decayó, sino que aumentó. Me apoyé en sus hombros tirando de él, me volví loco y él se contenía. Luego salí y lo llevé de nuevo a la cama, le empuje sin miramientos y le besé. Le hice ponerse en una posición imposible, le arqueé por completo la espalda quedando sus piernas junto a su cabeza. Estaba totalmente plegado y yo me puse de pie sobre el somier, le penetré de aquel modo y él se masturbaba.-Abre la boca, quiero que te caiga tu propia esencia y te la tragues.-Dije sonriendo y él lo hizo. Después de un par de minutos se vino en su propia boca, tras esto le tocó tomar la mía. Liberé mi miembro de aquel plástico y se lo di por completo, quería que tocara el final de su garganta. Cuando dejé que todo se evacuara lo empujé sobre la cama.-Ahora tienes dueño.-Susurré y él sonrió.

-Haré lo que me pidas, me gusta como lo haces.-Dijo aún jadeante.-Me encanta que seas tan bestia.-Susurró.

-¿Lo que te pida?-Murmuré.

-Sí, cualquier cosa incluso un trío sexual. Lo que gustes y te de placer.-Parecía satisfecho y encantado.

-Me has dado una idea, pero de ello tiene que estar de acuerdo Saulo.-Dije fascinado con una idea.

-¿Tiene que ser con él?-Interrogó.

-¿Tienes celos?-Pregunté divertido.

-A él le das un trato especial.-Apartó su mirada de mí como si estuviera confuso.

-A ti te lo daré, si te portas bien.-Comenté levantándome hasta el cuarto de baño y tomé el albornoz. Los profesores teníamos baños individuales, los chicos no.-Voy en busca de Saulo, no te vayas o me enojaré.-Susurré.

Fui flechado a la habitación de mi compañero, no había echado la llave y le llamé. Estaba despierto y acogió mi llegada apoderándose de mi boca. Me acarició el rostro como si fuera un ciego y sonrió.

-Pensaba en ti y has venido, es curioso.-Murmuró.

-¿Quieres ser mi pareja en un futuro? ¿Quieres hacerme feliz?-Dije sin tiempo para perder en tonterías.

-Sí.-Sonrió alzándose de la cama.

-Quiero hacer un trío, hay un chico dispuesto en mi habitación y si no vienes rompo por completo mis lazos conmigo.-Sonó frío y seco, sus ojos se llenaron de lágrimas y por un momento creí que se negaría.

-Sí.-Respondió y no hubo más que hablar.

Cuando volví a mi habitación Fermín aún estaba allí, yo cerré la puerta y la trunqué con una silla. Aunque echara la llave siempre tenía miedo de que don Santos apareciera emergiendo de la nada. Desnudé allí mismo a Saulo, le besé y le posicioné de rodillas, luego con un gesto llamé a Fermín para que hiciera lo mismo. Me quité el albornoz y se la di a dos fieras hambrientas. Sus lenguas lamían cada centímetro y mis dedos jugueteaban entre sus cabellos. Era algo magnífico sentirlos a los dos apoderándose de esa zona, del centro de mi placer.

-Saulo recuéstate en la cama y abre bien las piernas.-Indiqué y eso hizo, mientras Fermín tomaba mi escroto como suyo.-Deja de recrearte y juega con el interior de sus nalgas, yo jugaré contigo.-Se dirigió hacia él como un animal que avistaba una presa. Besó el trasero de Saulo y más allá de este, introdujo incluso uno de sus dedos. Yo hice lo mismo con él hasta cansarme.-Penétralo ahora.-Dije.-Yo te penetraré a ti.-Susurré mordiendo su lóbulo derecho y luego su hombro. Se introdujo en él y yo me sumergí en el placer del calor de su cuerpo. Fermín se movía dentro de mi hermoso profesor de filosofía por efecto dominó de mis movimientos. No tardó demasiado en regar su esencia y lo aparté relegándolo a lamer mi entrepierna, di la vuelta a Saulo y tomé su miembro llevándomelo a la boca. Sólo unos segundos más tarde sentí que una punzada de placer recorría mi cuerpo, mi alumno sació su sed y una idea fugaz sobrevoló mi mente.-Fermín, súbete sobre él y cabalga.-En efecto se subió y con unos ligeros movimientos de pelvis mi compañero dejó que la lujuria emanara.

Después de besos y caricias a ambos pedí a Fermín que se duchara y marchara a su habitación. Saulo y yo nos quedamos a solas, lo tenía aferrado por las nalgas mordiendo sus labios.

-Aunque me hagas esto, que no tiene nombre, te sigo amando y seguiré a tu lado.-Sabía que iba a decir exactamente eso, era predecible y no necesitaba que lo dijera.-Me gusta cuando lo haces tú y no me gusta penetrar yo, soy totalmente pasivo.-Susurró.-No quiero volver a repetir esto, espero que no me obligues.-Murmuró y yo besé su frente.

-Sabía que dirías esto, no te puedo asegurar nada. Ahora vete a descansar.-Dije apartándome de él.

-Buenas noches, recuerda que yo te amo y ese solo busca sexo.-Dijo sonriendo amargamente mientras giraba el pomo. Cerró bien la puerta y yo me quedé en la cama satisfecho. Serían las tres de la mañana y al despertar me sentía nuevo.

2 comentarios:

Karla dijo...

HOLA
CRITICAS AUN NO, NO HE LEIDO, NO PREJUZGO, SOLO PIENSO...
TE ENCONTRE POR LEER TU COMENTARIO EN EL BLOG DE MI
LUEGO VOLVERE Y LEERE, HABLAMOS

Anónimo dijo...

hola:

esta fabuloso ^_^...no ,no me qede sin palabras °.° ....ah qe imaginacion,y no me kiero ni imaginar si fuera real ~_; ...

Cuidate....y no creo q sea para nada una critica

Ciao

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt