
From the norm deviantart
Recuerdo que esta novela está bajo DC y LCC
cuidado, si encuentro esta novela plagiada os denunciaré ^^
Prologo.
Camino por una de las perturbadas calles de Londres. Son perturbadas porque el traqueteo matutino de cientos de pies desgastan la calzada. Los cláxones suenan y resuenan en cada uno de los putrefactos cuerpos que ven un nuevo día. Cada esquina está cuadrada al milímetro, al igual que el horario de muchos y eso llega a ser aburrido. Desde aquí puedo ver el emblema de la ciudad y en este momento resuena. Mis pasos son acallados por todo este enjambre de abejas, todas trabajando para la “reina”. La reina es aquí lo que podríamos llamar dinero. Las prisas nos juegan malas pasadas y siempre para alcanzar más poder o arañar unos centavos más. Ese es el dilema del hombre, su felicidad es la avaricia y esta suele romper el saco. Odio al ser humano, exceptuando algunos, los cuales puedo llegar a amar profundamente.
Me llamo William Landon. ¿Suena bien? Yo opino que suena francamente bien. Soy el heredero de una de las fábricas que sustentan la industria de la alimentación en este país. Se montó en plena revolución industrial y ha sido siempre la líder del mercado de pastas para el té y demás tentempiés. Pero no es el único negocio que obtuve tras la muerte, de madre y padre, sino también acciones de bolsa y varios pequeños negocios en el centro de neurálgico de Inglaterra. Para mi administrador soy su peor pesadilla. Puesto que no vivo la vida, sino que estudio para llevar yo los negocios sin que él tenga meter sus sucias garras en ellos. Hace tres años que me quedé huérfano, a mis diecinueve, y desde entonces estoy solo. No tenía más familiares, pero no se compadezca, yo no lo haría. Estudio empresariales, después querré obtener la carrera de derecho y quizás luego sociología. No lo sé, tan sólo quiero alcanzar la cima de la sabiduría. Para entender al hombre hay que entender sus empresas, sus leyes y su forma de actuar. Con ello puedes poseer a todos.
En estos momentos estoy mirando el reloj, ¿pueden imaginárselo?. Seguramente no. No he dicho ni mi aspecto físico, ni las prendas que uso y probablemente tampoco pueden averiguar cómo es mi reloj. No soy el típico rubio, de ojos azules y piel clara. Soy castaño, la piel sí es clara y los ojos son verdes. Llevo vaqueros como cualquier adolescente, de esos que se llevan ahora algo caídos y desgastados. Mis zapatos son deportivas, unas simples porque siempre odié las marcas. Lo demás es una camiseta oscura y una sudadera negra. No llevo nada más. El reloj es el Big Ben, ese que ven en tantas repetidas y aburridas postalitas. Sí, lo miro porque llego tarde a una cita. Este es el final de un nuevo principio. Ahora deje que les transporte al pasado, no a hace tres años, sino a hace prácticamente un año.
Bienvenidos, les espera unas cuantas horas de lectura. Póngase cómodos, les hará falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario