
Otra del Cat
Siempre has pensado que soy un caprichoso. Hoy se me antojó contar un cuento, por eso estoy aquí, cumpliendo mis deseos. Sentado en medio de la oscuridad, con una piruleta en forma de corazón y los ojos fijos en la puerta, esperándote. Voy a contar un cuento, para que cuando vengas vayas quedándote dormido.
Se trata de un amor imposible, de una melodía demasiado perfecta para ser tocada. El corazón bombea tan fuerte que crees que está en tu cerebro. Palpitaciones y sudor. El veneno de unos labios, los besos más desesperados y la pasión desbordada en cada caricia. Cómplices de un secreto, del atraco a las doce de la noche y de un sexo desquiciante. Es la película de tu vida, de nuestra vida. ¿Lo recuerdas?
Me conociste en una discoteca, el Vanity, la cual pertenece, por así decirlo, a mi primo Adrian, hijo de Armand el Vampiro, e insistí en que bailaras conmigo. Se puede llamar a eso bailar con lobos? Como la película aquella de siglos pasados. Estamos en el dos mil cien, mi padre Lestat de Lioncourt hace tan sólo un año que me ha creado y soy un engendro, un vampiro, y tú un lycan de cabellos de nieve. ¿Estaba Cupido de Barman esa noche? No lo sé, únicamente sé que termine arrojado en la cama y tú sobre mí, como una fiera salvaje, regalándome por primera vez el placer carnal. Veintiún años esperando a mi príncipe azul y apareciste en medio de las tinieblas, bajo los focos fluorescentes de una discoteca.
Este es el cuento, un cuento de hadas, tan fantástico que temo que se rompa como una pompa de jabón contra los azulejos.
Dio… soy tan extraño que nunca me entenderé a mi mismo, pero tú pareces comprender cada paso que doy. ¿Por qué? Je t’aime
Se trata de un amor imposible, de una melodía demasiado perfecta para ser tocada. El corazón bombea tan fuerte que crees que está en tu cerebro. Palpitaciones y sudor. El veneno de unos labios, los besos más desesperados y la pasión desbordada en cada caricia. Cómplices de un secreto, del atraco a las doce de la noche y de un sexo desquiciante. Es la película de tu vida, de nuestra vida. ¿Lo recuerdas?
Me conociste en una discoteca, el Vanity, la cual pertenece, por así decirlo, a mi primo Adrian, hijo de Armand el Vampiro, e insistí en que bailaras conmigo. Se puede llamar a eso bailar con lobos? Como la película aquella de siglos pasados. Estamos en el dos mil cien, mi padre Lestat de Lioncourt hace tan sólo un año que me ha creado y soy un engendro, un vampiro, y tú un lycan de cabellos de nieve. ¿Estaba Cupido de Barman esa noche? No lo sé, únicamente sé que termine arrojado en la cama y tú sobre mí, como una fiera salvaje, regalándome por primera vez el placer carnal. Veintiún años esperando a mi príncipe azul y apareciste en medio de las tinieblas, bajo los focos fluorescentes de una discoteca.
Este es el cuento, un cuento de hadas, tan fantástico que temo que se rompa como una pompa de jabón contra los azulejos.
Dio… soy tan extraño que nunca me entenderé a mi mismo, pero tú pareces comprender cada paso que doy. ¿Por qué? Je t’aime
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