No me abandones en mi perdición
No olvides la locura del instante
Olvida cualquier traba o condición
Acepta mi corazón latente
Vivo ahora atado a tus caricias
Los juegos, conversaciones y miradas
Me hechizaste con tu sonrisa
Y comencé a creer en cuentos de hadas
Yo soy tu príncipe, un guerrero
Tú la princesa de la boca de fresa
Seré de la tabla redonda escudero
Para conseguir conquistar promesas
Dulce como un terrón de azúcar
Amarga como un grano de café
Tienes contrastes como toda mujer
Y eso es lo que me seduce
Construiré una torre para protegerte
Pero en vez de dragones, rosales
Y en vez de besos, seducciones
Mi bella dulcinea, mi bella durmiente
Quiero vivir en tus brazos
Aferrado a tu felicidad
Hacer a los miedos pedazos
Y conquistar una ciudad
Deseo darte el reino que mereces
El lugar que debes ostentar
Mostrarte que te amo con creces
Al igual que siempre a ti seré leal
Te amo
“El príncipe despertó de un letargo, el dragón estaba a sus pies, degollado, y otro príncipe alzaba su espada envuelto en un aire de heroicidad. Un caballero, sin duda. Había rescatado del desastre a un reino decadente, únicamente por el capricho de unas caricias eternas y seductoras en su rostro, caricias de un príncipe melancólico.
Entonces hicieron que el reino floreciera de la mediocridad de la sociedad, la soledad únicamente aparecía en horas de meditación y la belleza rondaba por los jardines de palacio.
Agarwaen encontró al fin al ángel que había estado buscando, soñando, añorando y necesitando…Agarwaen era el nombre en clave del guerrero, el cual libró a Griffith, el halcón, de una muerte segura llamada melancolía.”
Porque los dragones en ocasiones son pruebas del destino y los príncipes simples amantes que luchan para mantenerse unidos.

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