Y el telón se alzó y el mundo se sumió en caos. Provengo de la época en la que Zeus iluminaba el mundo con sus rayos, en las que los celtas rezaban a los árboles y se comunicaban con la lluvia. Yo, hijo de una mujer celta y de un romano. Ambos amantes, ella esclava y él un guerrero, hicieron surgir el fruto de mi nacimiento. Mis cabellos oscuros, mis ojos de un azul grisáceo y mi piel clara desde el día que vine a este lugar llamado mundo, hicieron que las mujeres y los hombres se deleitaran con mi figura. Me dediqué a ser leñador, a no abandonar el bosque donde mi madre se ocultaba. Ella huyó de mi padre, no quería que la liberara y la convirtiera en su esposa, pues esto coartaría su libertad más que los grilletes. Mi madre murió cuando yo apenas tenía trece años, pero trece años en esa época era ya todo un hombre.
Aprendí a duras penas a leer, escribir, tocar algún instrumento y por último a dejar que el mundo me regalara sus frutos. Yo trabajaba, vendía la leña, a cambio de un poco de pan y algunas lecciones de un viejo ermitaño. Pronto me dejé influir por los sonidos, por la belleza que me rodeaba, más bien desde mi nacida, pero jamás lo plasmé en un pergamino. ¡Sentí tantas sensaciones! El aroma de la tinta fluyendo por aquel papel que formó parte de cualquiera de los nobles árboles que yo mismo arranqué. ¡Qué deleite! El mundo era mío, o eso creía.
Una noche mientras me adentré en el bosque escuché algo distinto, el mundo parecía sumido en un halo de vida funesta, de muerte incesante. Varios animales estaban desgarrados en el suelo, incluso un lobo, algo en mis sentidos marcaron la señal de peligro, pero a la vez surgió el placer por lo desconocido. Caí al suelo sin recordar bien como, algo pesado me tiró hacia atrás y al despertar estaba en una cueva mientras dos ojos brillantes me escrutaban.
-Levántate hijo mío, la noche nos espera. He vagado mucho tiempo solo, tú eres un buen espécimen para ser discípulo.-
Y así es como supe que era un vampiro. Un dolor intenso se apoderó de mí, rabia y furia incontrolada. Casi mato a mi maestro por el engaño y por su falta de inteligencia. yo no quería ser vampiro, adoraba el día y ya no podría cabalgar en mi caballo por la espesura. Sin embargo, todo lo capté distinto, distinto con los ojos de un vampiro, distinto como un señor de la noche…yo ya no era yo, sino otro elemento de la naturaleza.
2 comentarios:
Hola, gracias por pasarte por nuestro blog, ya te hemos dado una respuesta, saludos ^^
http://eternal-silence-es.blogspot.com/2007/08/klaha-mrchen.html
Hola, mon amour. Espero que no me hayas olvidado porque yo no lo he hecho a pesar de mi silencio... En este camino infinito la constancia es una habilidad que me cuesta alcanzar. Sin embargo aquí estoy para que veas que sigues firme en mi epnsamiento y en la leve agitación de mi pluma.
Enrika.
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