Fue hace unos días su cumpleaños, pero por razones ajenas a mí no pude felicitarla como se debe. Así que ya sabes "EDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD" felicidades
Dime quien soy.-ese maldito susurro opacaba sus lágrimas, cada una de ellas se podía escuchar a la perfección. Caían por sus mejillas con un cántico único.-Dime de dónde vine.-como si alguien le escuchara, como si realmente hubiera redención divina y se apiadaran de su frágil cuerpo.-Quiero saber, necesito saber.-sus débiles brazos sostenían el peso de su espalda, estaba encorvado, sus alas rojas brillaban en la oscuridad y qué decir de su aroma, casi de podía saborear. Inocencia pura, puro dolor, amargura sin límites…la absolución. No recordaba nada, ni siquiera su nombre. Pobre ángel arrojado al pecado, a la tierra que los hombres sin piedad pisoteamos.-Ten piedad de mí.-balbuceó alzando su rostro cubierto por sus lágrimas, esas tiernas y trémulas lágrimas.-Estoy perdido-susurró intentando incorporarse.-No quiero llorar más.-rompió en un llanto más agudo y la lluvia comenzó a caer lavando su rostro.-¡Ésta agonía me puede!-gritó desgarrando su garganta, comenzando a caminar pegado al muro contiguo hasta llegar a una parada de bus. Estaba en medio de la calle a altas horas de la madrugada. Únicamente demonios y vampiros se atrevían a cruzarla, además de algún humano incauto. El toque de queda, el toque de la salvaguarda.-Te suplico.-susurró trémulo sentándose en el asiento de la parada. ¿Hacia dónde ir? No sabía siquiera si tenía dinero en los bolsillos.-Te suplico.-repitió secándose el rostro y notando como la lluvia incesantemente, hasta ese instante no lo había notado.-Yo te suplico.-un relámpago, un trueno, el mundo siendo destruido por una tormenta que parecía ser el manto perfecto para su luto, para la perdida de lo que una vez fue.-¿Es verdad que existe un dios?-pudo ver sus alas reflejadas en un charco.-Si existe un Dios, ¿por qué estoy tan sólo? ¿Dónde está el resto? ¿Soy un ángel?-ni siquiera sabe cómo alzar el vuelo. Pobre niño sin recuerdos, pobre ángel que no conoce ni siquiera su reflejo.-Padre.-se recuesta como un mendigo en el banco, ocultando sin saber cómo sus alas.-Padre.-susurra desconcertado.-¿Tengo un padre?-su voz se queda en silencio, el llanto le ha agotado.
Cuatro esquinas tiene mi cama
Cuatro angelitos guardan mi alma
Dos a los pies, dos a la cabecera
Y
1 comentario:
KKKKKKKKYYYYYYYYAAAA muchas gracias!!me encantaaaa >_< kyyaaa
A mi no me han dejado casi parar desde mi cumpleaños y aunque creo que a la tarde me van a secuestrar de nuevo y que ya se me ha pasado la mañana durmiendo XD voy a ver si hoy! conSigo por fin un rato para hacerte un retrato lestacito
Arigato gozaimasu!kissus! ^^
MYV AnGeL
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