Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XXXV)

Esta imagen la encontré en un Facebook (aunque no uso esas cosas, me parece que tienes que dar demasiados datos de ti... para un servicio que no me agrada) cuando buscaba información sobre los proyectos de Buck Tick. El Facebook lo lleva una fan, de eso seguro porque Atsushi no tiene ni idea de inglés o español, así que por eso he puesto Fuente Facebook Atsushi Sakurai fan's



Me levanté de mi asiento dejando el móvil sobre la mesa del escritorio, cerca de la montaña de papeles que tenía que revisar sobre algunos informes importantes. Nunca daba el visto bueno a un proyecto que no había leído y pensado al menos dos veces, en eso no era un hombre de impulsos. En lo que sí me aventuraba al desastre era en mi vida personal, pero como había dicho él mismo no se iría de mi lado.

-El niño duerme.-comentó mirándome fijamente.

-Perfecto.-susurré tomándolo de su mano para tirar de él hacia detrás de mi escritorio.

-Espera.-masculló algo sonrojado.

-¿A qué?-interrogué sentándome en mi silla para colocarlo sobre mis piernas.

-Atsushi.-murmuró.-El bebé aún puede despertarse.

-Si se despierta se le atiende.-respondí con rapidez.

-Sí.-dijo algo agitado mientras bajaba su cremallera.

-¿A caso no quieres?-pregunté y él se sonrojó por completo.

-No es eso, simplemente es que hacía tiempo que no lo hacíamos de este modo. Tan sólo recuerdo una vez así, fue en tu despacho del ayuntamiento.-murmuró.-Bueno, tu antiguo despacho.

Eso me hizo recordar aquella mañana lluviosa, había pedido una cita conmigo para una pequeña entrevista. Nada más verlo entrar hice que cerrara la puerta y se sentara sobre mis piernas, no hacía ni dos meses en que nos veíamos. Yo tenía las cortinas echadas, la luz baja y su cuerpo bien pegado al mío. Para evitar el sonido de sus leves gemidos que iban subiendo lentamente, temiendo ser escuchados, lo amordacé con mi corbata. Pero esta ocasión era distinta, muy distinta, aunque con matices parecidos.

-Sí, lo recuerdo.-dije acariciándolo lentamente y él jadeaba bajo como única respuesta.-¿Y no es bonito recordar viejos momentos?-susurré mordisqueando su cuello.-Recuérdame que es lo que más me atrajo de ti.-murmuré bajándolo y dejándolo frente a mí. Sus labios estaban algo rojos y al palparlos noté su humedad, además de su calidez. Introduje uno de mis dedos en su boca acariciando su lengua y él comenzó a lamerlo, también a succionarlo de forma leve. Yo mientras me bajaba la cremallera y dejaba al descubierto mi virilidad.-Gánatelo.-murmuré al ver que intentaba aliviarse, pero lo evité apartando sus manos.

Cuando estábamos a punto de empezar todo, y descontrolarnos, los gritos de Jun hicieron que se apartara de mí y se subiera a prisa el pantalón. Se fue con él dejándome con las ganas de sexo. Me subí también mi cremallera para marcharme a la cocina y preparar unos bocadillos. Ya toda mi excitación se había ido al demonio y mientras colocaba las capas de ingredientes gruñía. No era la primera vez que sucedía algo así, era lo malo de que los niños fueran pequeños.

-¿Estás bien?-interrogó entrando en la cocina con el pequeño en brazos.

-No me sienta bien quedarme sin sexo.-aquello le hizo reír bajo.

-No todo es sexo, además el pobrecito aún le salen algunos dientes y está adolorido.-dijo besando la frente del bebé que balbuceaba jugueteando con su colgante, como siempre.

-Mami.-dijo tomándole del rostro para que lo mirara sólo a él.

-Sí, claro.-murmuré colocando la capa final de pan de nuestros bocadillos para luego meterlos al horno.

-Papá esta celoso.-susurró pensando que no lo iba a escuchar yo, sólo el niño.

-Y el niño no lo es ¿verdad?-interrogué cruzándome de brazos apoyado en la encimera.

-No es cierto, no tiene esa fea costumbre como tú.-me recriminó y yo me acerqué a él para acariciarlo, sin embargo el niño frunció su ceño mirándome como si quisiera golpearme.-Nene no hagas esas muecas.-dijo acariciando su rostro.-Al final si vas a tener razón.

-Es peor que Hizaki, recuerdo cuando se aferraba a Clarissa y no había forma de acercarse a ella. Lo curioso es que luego dejó de ser tan dependiente de su madre y empezó a ser dependiente de mis aprobaciones.-comenté alejándome para sacar los bocadillos del horno, tan sólo quería calentarlos un poco.

-Entonces.-murmuró alzándolo para que lo mirara.-Es mejor que te celes ahora de papi y luego me quieras a mí, así podré darte todos los caprichos cuando tengas novio.

-¿Novio?-interrogué alzando una ceja.- ¿Quién te ha dicho que va a ser homosexual?-muchos tenían aprensión a la adopción por parte de parejas homosexuales, ya fuera formada por dos hombres o por dos mujeres, porque decían tener pruebas de que el bebé tendría en su crecimiento conductas sexuales erradas hacia la homosexualidad, bisexualidad e incluso transexualidad. Estos datos siempre han sido falsos, una auténtica patraña. Porque yo he tenido un padre y una madre, al igual que Phoenix, y ambos tenemos una sexualidad distinta a nuestros padres.

-No lo sé, pero siempre está detrás de los nenes de la guardería.-murmuró con cierto orgullo paternal.

-Sí, te olvidas de un detalle pequeño y que puede pasar desapercibido.-comenté colocando los bocadillos en una bandeja, para irme hacia el frigorífico y colocar dos refrescos en la bandeja.

-¿Cuál?-preguntó con cierta curiosidad.

-Que corre detrás de ellos con un pequeño bate de béisbol de plástico.-mascullé.

-¡Mentira!-gritó molesto, ya que había acusado al pequeño de una conducta violenta.

Yo simplemente me salí de la cocina. Tenía pruebas de ello, así que corrí hacia mi despacho y tomé el móvil para sacar el pequeño video que hice cuando vi su comportamiento. Quería hablar de ello con su pediatra, me parecía excesivo.

-¿A dónde has ido?-interrogó antes de que pusiera frente a sus narices lo que hacía aquel pequeño monstruito.

En el video se veía a nuestro hijo gateando tras un niño, para luego golpearlo con un pequeño bate de béisbol que había cerca. Era una escena pequeña, no más de unos treinta segundos y que grabé por casualidad.

-Por eso te dije que tenemos que llevarlo con el pediatra, no es normal.-comenté mientras él no salía del asombro.

-Sí, tienes razón.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt