Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 12 de noviembre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XXXVI)


En el video se veía a nuestro hijo gateando tras un niño, para luego golpearlo con un pequeño bate de béisbol que había cerca. Era una escena pequeña, no más de unos treinta segundos y que grabé por casualidad.

-Por eso te dije que tenemos que llevarlo con el pediatra, no es normal.-comenté mientras él no salía del asombro.

-Sí, tienes razón.

No dijo nada más, aunque yo tampoco añadí nada. Me sentía un mal padre, pero parecía estar en los genes. Hizaki era igual, o peor, en sus primeros años. Quería a Clarissa para él, sólo para él. En las noches a penas podíamos tener relaciones porque él deseaba dormir con nosotros. Lejos de la Clarissa que he descrito, la Clarissa actual, hay una madre que cuando fue primeriza intentaba dar todos los caprichos a nuestro pequeño. No había momento en el que la mano de Hizaki se desprendiera de la tela de la falda de la que era mi mujer, también se aferraba a su cuello cuando lo tomaba entre sus regazos y cuando me acercaba a ella gruñía como un animalito. La lactancia fue la peor época de todas, porque la acaparaba.

En un principio las madres piensan que somos los padres quienes sentimos celos, agrandamos pequeños detalles hasta hacerlos terriblemente grandes. Pero no, así no era. Hizaki se había convertido en un pequeño monstruito que tan sólo pensaba en su madre. Tenía a mi mujer idealizada. Así que cuando ella vio lo que sucedía intentó remediarlo dejándolo junto a otros niños, pensaba que conociendo a otros pequeños de su edad se calmaría y aprendería a relacionarse. Recibimos quejas de cada guardería en la que estuvo, ya que se dedicaba a golpear y morder a sus compañeros.

Después de conocer lo terrible que podía ser malcriar a un hijo empezó a ser más fría con él. Ella intentaba que el carácter de Hizaki se aplacara aunque fuera con su lejanía. Clara opinaba que era un error, que repercutiría en el amor de mi hijo por su madre y así fue. Se alejó de ella aferrándose a mí y poco a poco la dejó de lado en su vida, en su día a día. Todo se acentuó cuando Hero nació. Hizaki se sintió relegado por completo, el hueco que había tenido lo poseía su hermano y él se dedicó a ganar confianza mediante actividades deportivas y grandes calificaciones.

Jun era muy parecido a Hizaki. Su comportamiento era exacto y no sólo el de Jun, también el de Phoenix. Sin embargo, esta vez lo trataríamos con un pediatra y un psicólogo infantil. Esa forma posesiva y ese despliegue de agresividad deberían ser enfocadas y erradicadas. Seguramente costaría, pero valdría la pena el tiempo invertido y nuestras energías puestas en ello.

Clarissa aún hoy en día sé que echa de menos ese afecto de nuestro hijo, él poco a poco está volviendo a su lado pero le cuesta. Noto aún cierta tirantez y miedo por su parte, aunque la quiere. Por ello en esos instantes me imaginé a Jun de mayor evitando a Phoenix. Si algo diferente había en la situación es que Clarissa era fuerte, aunque en ocasiones se debilitaba, pero Phoenix jamás podría tener su fortaleza y sabía que se derrumbaría al ver la frialdad por parte del pequeño bebé, que en esos instantes tanto lo necesitaba.

La noche fue eterna, no pude dormir. Daba vueltas y vueltas a esos comportamientos que tenía Jun. Clara alguna vez me comentó que yo tuve ciertos comportamientos agresivos, pero al nacer mi hermano. Sentía que me quitaban la protección de mi madre que tanto necesitaba y amaba. Así que las frases de mi vieja nana, la nana de mis hijos también, resonaba en mi cabeza una y otra vez. Tantas vueltas di en la cama, y tan nervioso estaba, que Phoenix terminó despertándose.

-¿Qué sucede?-preguntó en un susurro.

-En el Ayuntamiento ocurrirá algo gordo, no puedo decirte más, algún que otro proyecto de mis empresas me hace sentirme inseguro. Sin embargo, tengo que confesarte que lo único que me quita el sueño es el futuro de Jun.-mascullé.-No quiero repetir la historia de Hizaki en él.

-Nuestro hijo no es Hizaki, tampoco estamos en la misma época, ahora los especialistas pueden corregir bien estos comportamientos sin miedos.-se incorporó sentándose sobre mí.-¿Qué ocurrió con Hizaki?

-Tenía el mismo comportamiento con Clarissa, ella se alejó de él para corregir su forma de ser tan posesiva y el niño terminó sintiéndose abandonado por ella.-aquello pareció sorprenderle.

-Pensé que Clarissa siempre fue así con sus hijos.-murmuró.

-No, ella es algo distante con Hero para que no le duela el día que termine por completo apartada de su vida. Hizaki la expulsó de su adolescencia y fue un golpe duro para ella. Creo que sabía cosas de él porque yo se lo contaba. Sé que se arrepiente terriblemente de haberlo corregido de esa forma, ahora Hizaki es un joven que parece seguro pero es sólo una fachada.-él se recostó mientras contaba todo eso, me acariciaba el rostro y yo a él su cabello.

-Hay que llevarlo al pediatra.-esa fue su única respuesta.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt