Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 9 de noviembre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XXXIII)

Este scan de una revista japonesa lo he conseguido gracias a mi Princesa Miho. He intentado editarlo como mejor he sabido, incluyendo un párrafo de uno de mis poemas. Está editado con los colores verde, rojo, blanco y naranja claro.


Carraspeé quedándome tras ellos y coloqué una cinta de música clásica, deseaba que el ambiente fuera agradable y sirviera para la pronunciación de cada palabra. Era una historia que había escrito sin más, creo que tal vez por eso todo el mundo decía que tenía un cierto aire de oscuridad.

Entre las brumas de una noche gélida
Mecido en los brazos desnudos viejos árboles
Los gemidos del viento eran fuertes
Ya había esparcido las últimas hojas ocres

Entre la vida, la tierra y la muerte
Los árboles del cementerio acompañan
En un silencio siempre perenne
De los cuerpos que allí eternamente descansan

La vida acaba dejando su última huella
El caparazón que acompañó hasta quedar sepultados en tierra.
Polvo somos y en polvo nos convertimos
Olvidando por momentos disfrutar lo que vivimos

Goza, vive, el sexo y no pongas vendas
Abre la puerta al placer de la carne
Olvida cualquier mandamientos y enmiendas
Da igual gime bien alto, si tu alma arde

Disfruta de la vida, de lo que tienes
Deja de llorar por lo que tuviste
Enfréntate por completo al destino
La muerte es un trance, no algo triste

Tal vez no sea viaje dulce, sino amargo
Pero también común y necesario
Por ello grita bien alto
En este mundo, nuestro pequeño escenario

Hoy he vivido cada minuto
Hoy no he escuchado rumores
Me he confundido en el tumulto
He disfrutado de cada pecado

No reces cuando muera, es ley de vida
La disfruté hasta la noche fría
En que mi pulso se apagó
Junto a tus labios cargados de dulce sabor

Recité aquel poema tan cercano a mi sueño, aunque escrito meses atrás, y él simplemente se quedó en silencio. El niño jugueteaba con su colgante y sus cabellos, era la estampa de la vida y la tranquilidad. Mi último hijo era la última semilla que yo dejaría en el mundo y que prometí que germinaría más fuerte y más libre.

-Atsushi.-logró decir tras un par de minutos en silencio.- ¿Cuándo lo escribiste?-interrogó.

-Poco después del infarto.-respondí con simpleza.

-Ven, siéntate conmigo.-dijo acariciando la cabeza del bebé mientras él nos miraba con aquellos ojos despiertos.

-Deseaba ser tu héroe y terminé siendo un cretino, pero aún así el día que muera lo haré feliz por haber poseído tu amor, tu atención y tus caricias.-susurré tras sentarme a su lado y él apoyó su cabeza sobre mi pecho, quedándose así algo inclinado.

-Papi.-balbuceó Jun y lo tomé entre mis brazos sacándolos del confortable cuerpo de Phoenix.

-Eres mi héroe.-dijo Phoenix tras unos minutos.-A veces un héroe se comporta como un villano, pero se arrepiente y ese arrepentimiento le da más valía.-besó con dulzura mi mejilla y se quedó recostado sobre mi hombro.

-Supongo.-es lo único que dije al respecto.

En la tarde, de ese mismo día, me llamaron para informarme que algunos de los hombres que habían sido acusados por corrupción pasarían la noche detenidos. Lo primero que pensé fue en sus hijos, después en sus mujeres y por último en la sociedad. Pero supongo que no me dieron lástima alguna. En la cárcel hay mucho desgraciado que por robar para comer lo han perdido todo, incluso el apoyo de sus familias, y ellos robaban para tener un Ferrari en vez de un Mercedes. Simplemente esperaba que fueran condenados como se merecían, a pesar del daño que podría ocasionar en sus familias. Todos debemos pagar las consecuencias de nuestros actos.

Tras la llamada únicamente me dediqué a comprar los regalos de Hero, regalos por su cumpleaños aunque no asistiría a la celebración. Yo quería tenerlo un día cualquiera en mi hogar y entregarle todos y cada uno de aquellos regalos. Deseaba ver su rostro iluminado por cada compra. Primero compré ropa algo grande, quería que le estuviera buena aunque creciera unos centímetros más durante el invierno, luego algunos libros sobre arte y alguna que otra figurilla de acción de sus personajes favoritos de anime. Cuando lo tuve todo comprado bajé por una taza de café, Phoenix daba el biberón de la noche al pequeño y yo simplemente me quedé mirándolo.

-¿Qué miras?-preguntó.

-Tú, Jasmine y Olivier tenéis más instinto maternal que muchas mujeres.-frunció el ceño cuando escuchó eso.

-¿Me ves mujer tú también? Un día Atsushi me pondré dos grandes implantes, así cumplo tu fantasías.-reprochó.

-Ya las cumples cuando te pones de colegial.-murmuré con media sonrisa en mis labios y él simplemente se sonrojó.

-¡Atsushi!-gritó en un agudo muy típico de él.

-¡Phoenix!-respondí con una leve carcajada.

-¡No te burles!-masculló girándose para seguir dándole la leche al pequeño.

-No me burlo.-dije tomándolo por la cintura.-Jamás me podría burlar de ti, tan sólo digo una hermosa y erótica verdad.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt