Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 24 de enero de 2016

El poder de las hormonas

Daniel ha decidido hablar en un artículo sobre las homonas que actualmente adquirimos muchos vampiros. Espero que les agrade el artículo y comprendan que sólo les recordamos la información que ya dimos, pero lo hace desde su punto de vista.

Lestat de Lioncourt



Hay placeres que olvidamos cuando nos convertimos en Hijos de la Noche, Esclavos de la sangre o Vampiros. Placeres que quedan atrás como si jamás los hubiésemos tenido al alcance de nuestras manos, punzando en nuestras nucas, revoloteando en nuestra mente y alimentándose de una sed que no era de sangre. Placeres que se catalogan de lujuria.

Cuando somos jóvenes sufrimos eternamente un deseo insaciable de unirnos con otros cuerpos, de explorar los sentidos carne con carne, saborear cada rincón de nosotros y de otros porque está en nuestras hormonas. Pero al ser vampiros éstas merman, se convierten en meros recuerdos, y la sed surge con fuerza. No significa que nuestros miembros sexuales sean disfuncionales, sino que el lívido baja hasta quedar por los suelos. Llega una etapa vacía, carente de deseo sexual, pero llena de otros placeres vinculados a la sangre.

Nosotros nos excitamos cazando, viajando de un lugar a otro coqueteando con la comida, que luego servimos en callejones oscuros, hoteles de lujo o ascensores. Nos concentramos en beber un par de tragos o matar al pobre infeliz. Depende mucho del vampiro, la sed, el lugar y la víctima. Porque cuanto mayor es el vampiro menos sed tiene y más practica el sabotaje, caza y captura de una víctima.

Sin embargo, el sexo queda en nuestra memoria. Se inyecta en nosotros un placer sofocante cuando nos acercamos a un igual, nos vinculamos con un beso de sangre y sentimos un amor mutuo. Hasta ahora, hasta hace unos años, éramos así. No podíamos dejarnos llevar, aunque nuestro sexo hubiese quedado duro entre nuestras piernas. Ahora, es distinto. Nos hemos convertido en ratas de laboratorio y conseguido un antídoto.

Fareed Bhansali nacido en la oscuridad en 1986 logró encontrar la cura hace unos años. Para los hombres resultó muy sencillo, igual que para las hembras, y lo probó con Lestat con resultados excelentes. Sólo hay que inyectarnos las viejas hormonas que nosotros habíamos olvidado, que nuestro cuerpo dejó a un lado, y al aumentarlas estas nos hacen recordar la vieja lujuria por la carne, por el pecado carnal, por el placer que hay de tocarse bajo las sábanas, en una esquina, ascensor, probador o cualquier lugar donde se pueda dejar que la fantasía llegue, nos atrape y nos encienda.


Actualmente casi todos los vampiros han decidido someterse a ésta innovadora técnica. Los laboratorios siguen indagando sobre la genética de un inmortal. Nosotros ya no somos el misterio que éramos hace siglos o décadas. Para mí, como periodista, eso significa un gran avance porque puedo desvelar todo lo que siempre quise saber. El conocimiento no sólo es poder, pues también es placer.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt