Una radiografía intensa sobre como somos ahora los vampiros y nuestra nueva unión por Daniel Molloy. Es un reportaje sobre la importancia de la tecnología actualmente para ponernos en contacto y buscar información.
Lestat de Lioncourt
Actualmente todo queda grabado y subido
a las grandes plataformas web de Internet. Deseamos dejar constancia
de cada segundo de nuestras vidas como si fuésemos a olvidarlo al
día siguiente. Ansiamos que el resto del mundo sepa quienes somos,
lo que hacemos y la forma en la cual nos divertimos o sufrimos.
Hacemos fotografías de cosas sencillas y las editamos para que
parezcan grandes hazañas o maravillosos eventos. Sin embargo, nos
olvidamos de vivir. Olvidamos la diversión porque nos centramos en
capturar los eventos ya que parece que si no se fotografiaron,
filmaron o retransmitieron por grandes redes sociales no ha sucedido,
no has estado, no lo has gozado o simplemente no has visto de cerca
la muerte.
Este efecto ha sacudido a todos los
seres de este mundo. No sólo los seres humanos mortales canalizan
mediante páginas web sociales, ya sean en eventos o mediante otros
sistemas, actos culturales, vacaciones o importantes situaciones en
las que se ven envueltos. También lo hacen otras clases de seres y
estoy hablando de vampiros. La comunidad vampírica internacional ha
vivido en los últimos años una oleada tecnológica que ha sacudido
toda su columna vertebral. Muchos vampiros antiguos han rechazado su
uso porque aman aún los viejos medios de comunicación, ya sea por
escrito o gracias a sus dones mentales, pero los jóvenes poco a poco
han obligado al resto a comprender su nuevo lenguaje y forma de usar
los recursos que el mundo tecnológico les ofrece.
Los primeros vídeos de vampiros, más
allá de las típicas películas de Hollywood, que pueden decirse que
son cien por cien reales y que dieron la vuelta al mundo fueron los
videoclips de Lestat y su banda. Él se expuso a las cámaras
deseando que capturaran cada uno de sus movimientos junto a las
letras desesperadas que llamaban la atención a los más jóvenes,
así como a los más antiguos, para que acudieran a verlo y
escucharan la verdad que él tenía para ellos. Era una verdad
incómoda y poco agradable que terminó por desquiciar a más de uno.
Las revueltas no tardaron en llegar y el despertar de Akasha, La
Bella Durmiente de sus canciones, fue terrible.
Sin embargo, fue el inicio. Las cámaras
de vídeo eran un hecho en la sociedad de aquel entonces, también
las fotografías instantáneas como las típicas de carrete, que poco
a poco han ido apareciendo y siendo enviadas al programa de radio que
actualmente dirige Benjamín, el último vampiro creado por el
milenario Marius Romanus.
Actualmente hay cientos de fotografías,
miles de horas grabadas y numerosos canales web con decenas de
películas caseras de vampiros que ya no existen. Estos jóvenes se
daban a conocer mostrando su verdad, asombrando al mundo con sus
poderes similares a los portentosos mutantes de las diversos cómic que existen, y ahora son humo y cenizas.
Algunos filmaron la muerte o disgregación de sus compañeros, otros
fotografiaron desde sitios seguros la instantánea del horror
mientras que les meten música en sus collage fotográficos
convertidos en vídeo en memoria de los caídos. Todo esto se puede
conseguir en distintos apartados de la web del programa de radio.
Miles de fans del programa han enviado vía correo electrónico o
código postal sus archivos. Entre ellos hay creyentes, que no
vampiros, que afirman haber visto a Khayman u otro milenario
destruyendo todo a su paso. Ahora todo está calmado, la rabia de
Amel ha sido absorbida y canalizada hacia sus inquietudes más
básicas, y podemos hablar de un periodo de paz y entendimiento. Sin
embargo ahí fuera hay miles de vídeos que aún no han sido subidos.
Podemos decir que hay un diario extenso
sobre la supervivencia a las Quemas, audios del programa, cartas de
despedida y vivencias de todo tipo. También hay momentos de
esperanza, vídeos sobre el después y las reconstrucciones que se
están llevando a cabo. Por supuesto hay archivos que se pueden
descargar sobre nuevas reglas, cómo sobrevivir y pasar desapercibido
ante el resto de mortales, las formas en las cuales hay que actuar en
diversas tragedias y una agenda extensa de teléfonos a los que
llamar por si tienen alguna duda. Ahora estamos más comunicados que
nunca y es una prueba más que la tecnología sólo debería usarse
para unir y no para dividir.
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