Un poema que se encontró en los papeles de Lasher, hace ya más de veinte años, ha llegado a mi poder y he decidido cederlo para que todos lo conozcan.
Lestat de Lioncourt
La llave encajó en la cerradura,
la puerta se abre en medio de la
locura.
Las ramas del árbol se agitan
y caen poemas junto a agua bendita.
La ambición jugó su papel
y todo quedó convertido en infierno.
Ya no existe ese hermoso vergel
porque se vendió a cambio de poder.
Se escucha el llanto de un niño
que ha nacido del fruto prohibido
de dos brujos, dos almas en pena,
convirtiéndose en una amarga condena.
Tiene el rostro de un santo,
pero todos saben que es un demonio.
Tiene el rostro de un ángel,
pero todos saben que es un Taltos.
Ya se sabía que él al mundo vendría
y entre brujos y brujas reinaría.
El fuego se desataría
y la felicidad se prohibiría.
El hombre de grandes sueños,
el que recorría el jardín cual dueño,
es el que ha nacido hoy entre hombres
siendo un monstruo mayor que Nerón o
Herodes.
Genes de un pueblo mítico y prohibido,
de gigantes mágicos y bondadosos.
A los que les dio caza y muerte otros
poderosos.
Se mataron entre sí por culpa del Dios
humano.
Tiene el rostro de un santo,
pero todos saben que es un demonio.
Tiene el rostro de un ángel,
pero todos saben que es un Taltos.
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