Carta 3: En un cuerpo equivocado

Querida ciencia:

Como ves sigo aquí, sigo luchando y busco que esta pesadilla termine. Mis manos seducen cada tecla que machaco en medio de esta noche infernal. Hace frío, el frío de la intolerancia. Me siento arrebatado de mi humanidad, de la poca vida que me queda. Estoy en la miseria de un cuerpo derruido, lleno de yagas y heridas que jamás cicatrizaran. Siento que lo poco que consigo se esfuma y de diluye tan rápido como el humo de un cigarrillo, pero al menos la nicotina se queda rondando como un halo fantasmal. Estoy harto de todo, de mi mismo y de las miradas ajenas. Me cansa que me destruyan, me hundan y remontar; no quiero fingir mis sonrisas o un estado de ánimo que jamás estuvo presente en mi alma.

Suelo caminar a diario por la ciudad, normalmente disfruto de los días de lluvia porque creo que bañan la escoria que se adhiere a mi piel. No hace mucho antiguos amigos, nuevos enemigos ahora, me intentaron humillar ante tantos y tantos seres desconocidos. Sentí pánico, pavor, no lo sé. Creo que asco y odio fue el cóctel que me hizo salir de mi guarida corriendo y gritando por las calles. Deseé una venganza cruel, destrozar sus vidas y hacerlas tan amargas como la mía, pero luego me di cuenta que era absurdo y que el tiempo lo paga todo a buen precio. Aunque en mi alma hay una cadena, un peso que no me deja respirar y me oprime.

Las letras siempre se me dieron bien, es mi única evasión. La música me hacía pensar, seguir el ritmo de mis latidos y comunicarme con un tarareo leve en mis labios. Los libros, mis libros, eran un pequeño cuaderno bitácora lejano al mar en el que me sumergía en mi propia esencia de pesadillas en la realidad. No suelo callar a mis pensamientos, mis ideas flotan y estallan en mi cráneo quedando aprisionadas sin remedio. El café bien servido con sus dos azucarcillos y el tintineo inquieto de la cuchara me inspiran paz y noches de insomnio en las que me reflejo sin remedio. Las fotografías imprimiendo instantes, cautivándolo todo. Y las buenas conversaciones en noches eternas conmigo mismo o con la voz de un buen amigo tras el hilo telefónico. Son las pequeñas cosas, gestos, nimiedades que pocos entienden los que hacen que siga en movimiento; pero ya nada me vale, me siento cubierto por un lodo espeso que se llama sociedad.

No hace mucho me sinceré ante mi madre como hace tiempo ante el espejo: “Ese que ves ahí, no soy yo”. Mi madre lo entendió pero aún le cuesta verme con otros ojos, intenta poco a poco comprender que es lo que sucede. La comprendo, no es fácil llevarse golpes como aquel. Mis amigos, los pocos que tengo, lo saben y no me miran con desigualdad. Mi amor, mi amante, conoce todos los entresijos de mi alma y él esta en la misma situación que yo. Si no fuera ya de por sí ser homosexual o bisexual en esta vida es también ser transexual a la vez. Las personas no entienden la diferencia entre género y sexualidad, no comprenden la diferencia y terminan causando daños a los hombres y mujeres que luchan día a día por un sueño que parece cercano y a la vez lejano.

Cuando me conocen no miran mi DNI sino mi aspecto físico, mi forma de hablar, modular la voz, mi peinado, mis ropas y la luz melancólica de mis ojos pardos. Mis manos son grandes y llenas de sueños, ansiosas de acariciar el cuerpo de mi pareja y regalar aplausos a todos aquellos que no me vean como un monstruo. La cosa cambia cuando me desnudo, me quito el corsé, me contemplo ante el espejo y me derrumbo. No soy un hombre, soy un adefesio que ruega ser algo que no es por culpa de la biología. La ciencia ya esta avanzada, la psicología parece apañar el estado emocional pero la sociedad nos hace ocultarnos y desear morir en cada instante. ¿Cuántas veces lo has pedido, Ángel? ¿A la muerte, cuántas veces se lo has pedido? ¿La melancolía? ¿La soledad? ¿Las burlas? ¿Las miradas? ¿Todo en su conjunto te hace desearla?...estas son las preguntas que revolotean en mi mente, como golondrinas en primavera jugueteando con el cielo entre las nubes. “Eres un grosero, un maldito grosero con la vida, Ángel” es la frase que retumba en mi cabeza cada instante, como si me alentara a machacar cada instante envuelto en un hermoso saco de boxeo.

Lo más doloroso que puede haber es la espera, la vana espera, desearlo todo y querer esperar un poco más a que todos entiendan. No quiero ser mirado como un monstruo, que me señalen o simplemente me nieguen un puesto de empleo del que estoy cualificado aunque lo peor es cuando presento una novela ante un juicioso público; ellos no ven más allá de mi cuerpo, no ven mi alma reflejada en mis pupilas o mis palabras roncas en medio del silencio.

La ciencia cambia lo que la naturaleza deforma… pero la sociedad deforme no se puede cambiar de un día para otro.

Cuando preguntan que es lo que temo, es a mi mismo. No tengo límites, más aún si es por conseguir mi cuerpo. Quiero quitarme estas malditas caderas, los pocos senos que me dio la madre natura y sentirme lo que soy realmente. Dicen que los psicólogos te machaban a preguntas ¿Qué es para ti ser hombre? Para mi ser hombre es no llorar ante un espejo, no sentir miedo o pánico cuando te preguntan tu verdadero nombre, no desear estrangular a todo aquel que se burla o te mira de reojo en el autobús. Ser alguien normal, como todo el mundo. No es solo unos órganos, es la dignidad y la correspondencia de género. Yo soy más hombre que muchos hombres biológicos, pero es doloroso y mucho que estos confundan términos. Soy un hombre, un soldado incompleto. Tengo alma y corazón, una coraza de poder y valentía, las manos que convocan frases inimitables de un autor novel que intenta abrirse paso en este mundo de lobos. Soy más que un nombre, que un sexo impreso en un carné… soy más que eso… soy un hombre aunque me lo neguéis mil veces y me tenga que abrasar en el infierno.

No dejaré que me pisoteen…yo pisotearé a todo aquel que me dañe…a mi o a los míos

Dedicado a:

Marius

Miriamelle y a su novio

Aniel

Y a todos aquellos transexuales, masculinos o femeninos, que intentamos que la vida sea más justa…que no nos ocultamos y decidimos luchar por nuestros sentimientos…por lo que somos.

p.d imagen :Zakeriel_Narya_by_VyrL