Jesús

Jesús

Me encuentro sentado en una habitación, mi silla es pobre y raquítica no sé si aguantará mi peso. Soy alguien que a lo largo del tiempo se ha cansado de ver tanto odio, tanta injusticia, tantas palabras falsas y retorcidas que dicen que yo dije, tantos argumentos vacíos y carentes, tanta mediocridad y pocos valores humanos. Estoy cansado, por eso he decidido bajar de mi trono y sentarme donde antes solía hacer, en penumbra, para pensar en mis pecados. He cometido muchos a lo largo de mi vida, tantos que ya paré a echar cuentas y decidí obviarlos.

Pequé al pensar que cientos sabrían que el amor mueve el mundo, no el dinero.

Pequé al creer que un mundo mejor era y es posible.

Pequé al confiar en el ser humano, cuando es la bestia más pueril y retorcida que existe.

Pequé al perdonar a Dios y a Lucifer por una batalla estúpida por sus grandes egos

Pequé al hablar de igualdad entre hombres, cuando estos buscan cualquier dato distinto para clasificarse y hacer sentir a otros inferiores.

Pequé al mecer a un niño entre mis brazos y jurar protegerlos, luego no he hecho nada cuando cientos han muerto por orden de mi padre y su castigo divino.

Pequé al darle al hombre libertad para sus actos, al no inmiscuirme en sus designios.

Pequé al pensar que todos podemos cambiar y mejorar.

Pequé al confiar en alguien que jamás lo hizo en mí.

He pecado con la palabra, con el amor, con la igualdad, con los sueños y esperanzas que aún tontamente albergan mi alma. He pecado.

He visto a inocentes llorar suplicando perdón, cuando soy yo quien debería pedírselo. No sé como he soportado las lágrimas de un niño hambriento en el nombre de mi padre, rey de los cielos. Soy un humano, tengo mis errores y el mío ha sido confiar ciegamente en lo que me decía Dios y en como debía seguirlo. Hoy he vuelto a la tierra, hoy he caminado entre vosotros y la contaminación que tanto os gusta. En mis ropas blancas, ahora grises, está el humo de la nicotina de cientos de imbéciles que ven en ello un divertimento y también del aroma inconfundible del tráfico. He escuchado letras de amor y odio de todas las culturas urbanas, desde el rap hasta el gótico más clásico; he de decir que en algunas me he visto involucrado y he llorado por las sensaciones. Me he sentado en la parada de autobuses y he visto como miraban mal a un muchacho, tan sólo besaba a otro involuntariamente y no veía que hiciera nada malo.

Después he tenido ganas de destrozar la Biblia y a sus falsos profetas, pues dicen que en ella hablan de la homosexualidad como castigo y pecado. Yo jamás dije tal cosa, nunca se puso en mi o en labios de Dios tal barbarie y desazón. Sin embargo, lo comunica un santo ¿y quién le dijo santo? Ah, sí, un hombre que concordaba con su ideología. Ya había olvidado como funciona la iglesia. Todas tienen un trozo de mi cruz, si uniera esos pedazos haría todo un campo de cruces donde yo y miles moriríamos. El color de la piel aún influye, me causa estupor pues yo era Judío y tenía la piel canela. Me pintan con los ojos azules, cuando son cafés casi negros, el cabello no lo tengo rubio y soy totalmente moreno, mi belleza quizás no es física sino espiritual…yo jamás me puse a observar quién es más hermoso, sin embargo en las procesiones de semana santa se llegan a pegar por decir qué cristo es más bello. Esa es otra, de acuerdo que saquen mi vida en imágenes tan detalladas pero…¿tienen que engalanarlas de esta forma? Me ofende, me duele y sé que a los que piden en la iglesia un trozo de pan también. Ahora que lo pienso, el nuevo pecado capital es la riqueza y la pobreza es otro. Vaya, el vaticano por completo tiene que estar en las llamas del infierno y yo junto a ellos. Era el hombre más pobre, pero eso no quería quitar que fuese el más rico en pensamientos.

He leído cosas últimamente. Hay escritos sobre mí de jóvenes escritores que hablan de mi sexualidad, de mi palabra y de mil argumentos. No me importa, al menos ellos no me dañan. Sé que aunque no seas creyente, en todos hay una parte de Jesús de Nazaret. Unos me ven como un Cid campeador, curioso porque yo jamás alcé una espada y mucho menos contra otra nación por tener ideología religiosa distinta. Otros como un moderno melenudo con todas de sabio e ingenio descomunales, esa es la que más me gusta. Algunos como una hermosa fábula que jamás será cierta. Cientos como el verdadero hijo de Dios, lleno de virtudes y sin defectos… ¿perdonen? Yo amaba a una mujer, mi madre, y sin embargo le di sufrimientos pagando mal mi crianza. Dejé a un lado cosas en mi infancia, tuve mis pecados y mis gritos hacia amigos. Soy humano, vuelvo a repetirlo y vivo en cada uno de vosotros. Como dios se equivoca, yo también, al igual que el hombre. Nadie está salvo de pecado, nadie.

Dejad de llamar retorcidos a aquellos que quieren dar su versión de lo ocurrido, si con ello no causa daños a otros, si con ello no causa masacres y oleadas de guerra…yo soy feliz. No me importa que hablen de mí, lo que me duele es que digan cosas que yo digo. Por cierto odio al Opus con todas mis ganas, salen de mis entrañas un dolor incesante y a veces sufro de pesadillas por sus argumentos. Eso me daña más que textos caricaturizándome o llamándome homosexual, no me importa pues me siguen viendo como persona y en ellos suelo tener defectos…eso me agrada más que el servilismo absurdo de los fervientes sin sesos.

Hasta la próxima semana santa, hasta que me cuelguen de nuevo en el madero