Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Profundis




Capítulo 1


Llegada, recibimiento y algo más.

-Aquí tiene su habitación señor Sakurai. Es la ciento cuarenta y tres, está en la tercera planta y da a nuestro magnífico jardín además de la entrada.-el recepcionista hizo una reverencia cortés y sonrió extendiendo el sobre con mi habitación, un pequeño marcapáginas obsequio del hotel y un mapa.

-Excelente.-comenté guardando en mi chaqueta aquel sobre.

-Las maletas ya las subirá nuestro botones, que ahí viene.-indicó a un muchacho menudo de cabellos rubios y mirada azabache. Cuando llegó hasta donde estábamos se inclinó cortés y tomó las maletas con cierto esfuerzo, para luego subirlas a un pequeño carrito con ruedas.

-Sígame, yo le acompaño.-comentó con un tono de voz infantil y algo chillona.

-De acuerdo.-me despedí con un gesto seco con la mano del recepcionista y seguí al muchacho que corría hacia el ascensor.

Mis pasos eran firmes y mis ojos revisaban el lugar comparándolo con los del folleto. Sin duda era como decían, tan sólo tendría que averiguar si la isla era como se apreciaba en las imágenes y como era descrita por un folleto de la agencia de viajes. Cuando salimos del ascensor abrí la habitación y él entró apresurado dejando las maletas en el pequeño salón.

-Lo siento, voy con prisas.-dijo tropezando conmigo y yo únicamente lo sostuve.

-Espera, te daré una propina.-saqué mi billetera y le dejé un par de billetes en la mano.-Ten más cuidado.-sonreí apartándolo y colocándole bien la pequeña gorra roja que llevaba a juego con el uniforme.

-Sí, claro.-estaba algo sonrojado y me devolvió la sonrisa mientras tiraba de aquel artefacto para llevar las maletas de un lado a otro.

Cerré la puerta y suspiré quedándome atónito con el balcón que daba justo a la entrada del edificio. Por lo que sabía tenía un pequeño despacho, una habitación, un lujoso cuarto de baño y el salón comedor. Todo era tal y como lo deseaba, algo vanguardista y sobrio. El minibar estaba repleto de buen vino italiano, tal como pedí, y de algunas cajas de bombones de chocolate suizo. Mis vacaciones empezaban y las iba a disfrutar como si fueran mis últimos días de vida.

Me quité la ropa y la dejé mal colocada en el sofá para luego meterme en la ducha. Si había algo que amaba de la soltería era ir desnudo por la casa, pero últimamente tuve demasiadas visitas al saber que me iba unas semanas. La verdad sea dicha echaba de menos a mis amigos, conversar con ellos era lo que hacía habitualmente, pero tenía la posibilidad de hacer nuevos en estas vacaciones olvidando por un momento todo.

-Dios santo.-tenía un plato de ducha y una bañera con hidromasaje.-Joder es mejor que mi apartamento.-sonreí deslizando mis manos por aquella maravilla, para luego ponerlo en funcionamiento mientras el agua caliente comenzaba a llenarla.-Veamos.-miré el pequeño armario y tenía sales, jabón, champú y un botiquín de emergencia.-No está mal.-hurgué por la zona baja de este y di con una toalla de baño de color negro.-Mi color favorito.-sonreí murmurando una melodía de un comercial, la tenía en la cabeza desde hacía días y no se iba.

Cuando al fin logré entrar no dudé en gemir de placer y comenzar a desentumecerme por culpa del viaje en avión. Creo que estuve como una hora hasta que noté que el agua estaba fría, la verdad es que me quedé dormido allí y al salir me sentía con las energías necesarias para correr al menos un par de horas. Saqué de la maleta unos pantalones de chándal oscuros y anchos, una camisa blanca sin tirantas y una gorra. Agradecí que en la nevera también tuvieran un poco de agua, me llevé un par de botellines y los metí en una pequeña bolsa.

-Veamos que vistas tiene la zona.-dije estirazándome para abrir la puerta y salir hacia el pasillo. Parecía un hotel silencioso y con un servicio de limpieza eficaz.

Bajé por las calles cercanas hasta caer en el paseo marítimo. Amaba el mar me hacía, y hace, sentirme libre como un ave. No dudé en quitarme las deportivas y dejarlas en la maleta junto a las botellas de agua, una ya iba vacía, para corretear por la arena sintiendo al fin esa sensación tan placentera de los granos de arena cálidos por culpa del sol.

Si bien no me pude contener, no, no podía estar al lado del mar sin terminar corriendo a encontrarme con él sintiendo las olas. No había prácticamente nadie únicamente un chico con uno de esos colores chillones en la cabeza leyendo una revista. A lo lejos un bar que estaba desolado y en la arena no había ni una toalla. Era medio día y tenía la playa para mí. Me quité la ropa dejándola en la mochila y me dirigí al mar únicamente con los boxer.

-¡Dios!-aullé tras zambullirme y nadar unos metros.

Salí tras unos minutos y empapado como iba me coloqué la ropa. En ese instante y no sé porqué me aproximé hacia el muchacho quedándome frente a frente. Lo reconocí, era uno de los guitarristas y vocalistas que existían en la música actual de Japón. La verdad es que había leído sobre él y su nuevo proyecto en una de tantas revistas, siempre me mantengo informado e intento saber cómo está el mundo donde me muevo. Sonreí al notar que ni se había fijado en mí tras esas enormes gafas de sol.

-¿Crema? ¿Quiere que le de loción solar?-dije modulando la voz para que no fuera tan sumamente reconocible, aunque mi aspecto era el de siempre.

-¿Cobra por ello? La verdad es que no estaría mal.-comentó dándose la vuelta y yo casi me echo a reír ante su inocencia.

-Vaya, si que está usted tenso.-murmuré alzando una ceja mientras deslizaba mi mano por sus hombros.-¿Mucho trabajo? Y es que ser líder de uno de los grupos con mayor proyección hacia el éxito tiene que ser duro.-susurré esperando su reacción.

-Sí, es du…-giró la cabeza y me miró.-¿Le conozco? Me es sumamente familiar.-ya no pude más y comencé a reír sentándome en la tumbona cercana mientras le observaba.

-Atsushi Sakurai, vocalista de Buck Tick-susurré dejándolo algo incrédulo y con un tic en el ojo izquierdo, se notaba que no esperaba que yo hiciera aquella extraña presentación y tras su asombro vino un rubor bastante cómico en su rostro.-Tranquilo Jun.-susurré dejando un cigarrillo en mis labios para encenderlos.-No le diré a nadie que no sabes reconocer a un compañero de profesión.-reí bajo dándole una buena calada al cigarrillo.

-Joder.-respondió al fin apartándose las gafas.-¿Cómo me has reconicido?-preguntó algo asombrado pues usualmente estaba maquillado y vestido.

-Digamos que he visto fotografías en revistas de música, igual que con todos, y esta isla está llena de músicos, actores e incluso humoristas de televisión. Es la isla del ocio de lujo y es de ensueño. ¿No crees?-dije jugueteando con mi gorra que la llevaba en la manos.

-Sí.-me miraba fijamente hasta que logró sonreír.-He visto a algunos por aquí, pero no sabía que también veía gente como tú.-comentó serio.

-Oh sí, esto se convertirá en una residencia de ancianos. Ya sabes toda la isla llena de jubilados de mi talla.-reí tras darle una nueva calada y él también me siguió con una risa bastante jovial.

-No diga eso, no está tan viejo.-argumentó sacando un cigarrillo de su bolsa mientras buscaba el mechero, rápido le encendí el pitillo y le miré de una forma algo lasciva preguntándome si lo que había oído sobre él era cierto.

-¿No? Juraría que dejé aparcado por aquí mi andador.-ambos reíamos mientras comenzaba a seguir mis bromas y hasta que notó como le miraba con indecencia.

-¿Y ha venido con la pareja?-preguntó sin más con un pequeño nerviosismo en su pierna derecha.

-No, vengo a la completa aventura para cazar un bonito ejemplar.-saqué la sonrisa más diabólica que conocía y él se sonrojó un poco más de lo que ya estaba.

-Vaya, yo vine para desahogarme de mi representante y los chicos. Mucho estrés, mucho viaje y poco tiempo para mí.-deslizó su mirada hacia otro lado dando pequeñas caladas al cigarrillo.

-¿Nervioso?-dije sin más adaguando el mío en la arena para sentarme a su lado.-Cálmate no muerdo.-susurré y noté como un pequeño escalofrío erizó su piel.

-No.-absurdo negar lo evidente pero se lo permití.

-Yo llegué hace unas horas y la verdad me empezaba a aburrir con tanta calma, paz y si mi ex reclamándome dinero.-dije notando como una leve brisa marina comenzaba a hacerse presente.-Este lugar es el paraíso, hay incluso pequeños tesoros.-comenté con una sonrisa y él se sonrojó abriendo los ojos para agachar la mirada. Su pié comenzó a hacer círculos, notando que era cierto que tenía ese toque de timidez que tan atractivo me parecía en un hombre como en una mujer.

-A mi me atrajo la idea de reencontrarme con la diversión, conmigo mismo y con el deseo de alcanzar nuevas metas. Creo que estando en la ciudad y con tanto trabajo uno se olvida de quién es.-consiguió decir sin si quiera alzar la vista

-Ya.-puse mi brazo sobre sus hombros.-Espero que te acuerdes de mí si terminas en una fiesta.-noté como tembló y me miró incrédulo hacia mi acción tan cercana.

-Claro.-tragó saliva y su rubor llegó a límites insospechados.

-Sobretodo si hay chicas guapas, espero que dejes algunas para mí.-reí a carcajadas y apoyé mis codos en mis rodillas.

-Claro.-repitió algo más relajado.-Todas para ti.-dijo en voz baja y le miré de forma furtiva.-¿Y sus compañeros?-preguntó intentando cambiar de tema.-Podría ir con ellos.

-Algunos decidieron ir donde sus familias, yo soy más libre.-comenté.-Vine a ver si conseguía una pareja menor que yo y me rejuvenecía.-él me miró desconcertado y curioso.-ya te lo dije-esto último lo dije con un tono bastante serio pero no tardé en reír.-Era broma.-susurré observando como uno de los camareros del bar cercano caminaba hacia notros-No sé si acabaran por venir, supongo que si sigo componiendo y necesito que vengan...terminaran por dar su brazo a torcer y como he dicho formaremos aquí un centro para ancianos.

-¿Qué desean?-el hombre que se personó ante nosotros era delgado de rasgos muy marcados, algo huesudo y moreno.-Soy del pequeño chiringuito que tiene frente a ustedes, nos preguntábamos si desean tomar algo.-sus cabellos estaban algo alborotados pero su voz no parecía nerviosa, pero sí sus manos que jugueteaban con la libreta y la pluma.

-¿Tienen vino?-dije antes de que Jun pudiera responder algo.

-No, tenemos refrescos, cerveza sin alcohol y algunas bebidas alcohólicas como el sake, Shōchū y Awamori.-me fijaba en sus dedos finos y huesudos seguramente sería un buen músico de algún instrumento como el piano o el violín, si se lo propusiera.

-¿Cola?-interrogué dudoso.

-Sí, ¿una?-miró a Jun esperando que él respondiera.

-Traiga dos.-susurró tímido y coartado.

-Ahora se los traigo.-hizo una leve reverencia girándose para ir hacia aquel bar.

-Entonces, ¿eres un don Juan Atsu?-preguntó retomando la conversación anterior sonriendo avergonzado por lo dicho.

-¿Y tú una doña Inés?-reí levantándome para recostarme en la tumbona próxima para quitarme la camiseta que estaba pegada a mi piel, aún estaba algo empapado por mi pequeño baño.

-No.-comenzó a reírse nervioso y yo le seguía mientras me recostaba mejor en aquel artilugio playero.

-Eres gay.-dije intentando averiguar algo.

-Sí.-siguió riéndose y entonces se quedó serio.-¡No! ¡No lo soy!-gritó indignado.

-Lo sé, lo sé porque me han llegado rumores.-volvió el camarero con los refrescos y tosió intentando interrumpirnos.-Gracias.-comenté tomando ambas latas y arrojándole una que cazó en el aire.-Cóbrese.-le di un billete que daba para ambos y una propina.-Lo que sobra es para usted.-asintió y se marchó tras el sonido de la apertura de mi cocacola.

-¿Quién te dijo?-preguntó desorientado mientras jugaba con su cabello enroscándolo en sus finos dedos.

-Se nota.-di un trago al refresco y me quedé de pie frente a él.

-¿Y tú?-buena pregunta pero yo no estaba dispuesto a admitir que era bisexual, era y seré alguien que sabía guardar bien mis sentimientos más profundos.

-He hecho fanservice, nada más.-aún recordaba aquel maldito disfraz de aviador junto a mi viejo amigo Yoshiki con un kimono extraño mostrándome una leve excitación, sí aún lo recordaba como si fuera instantes atrás y había pasado más de una década. Me quedé inmerso en mis pensamientos y su voz me despertó.

-Todos lo hacemos pero eso no nos hace gays ni bisexuales.-añadió mirándome como si intentara desvelar un misterio.

-Ya sabes como son las mujeres ansían ver a dos hombres juntos por puro morbo, al igual que la mayoría de hombres ansiamos ver a dos mujeres en la cama enlazadas en pleno acto sexual. Es cosa de puro morbo, pura atracción, deseo, perversión o que se yo.-noté como me miraba y sonreí inclinándome para mirarle a los ojos.

-Eso no responde a mi pregunta.-sus ojos eran vivos y perspicaces, pero no iban a lograr arrancarme una verdad de mis labios.

-Hace tiempo que no hago ese tipo de escenas...-falso, si me conocía bien sabía que en cada concierto terminaba desinhibiéndome.

-Ya claro ¿el micro con pechos no cuenta? ¿los altavoces? ¿tus guitarras?-preguntó dejando poco a poco al lado la timidez.

-Te confesaré algo.-al final lo hice, no sé porqué.-Soy bisexual.-murmuré.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt