Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 25 de diciembre de 2008

continuación captítulo uno de dark city

Atsushi Sakurai en un dibujo de deviantart modificado

sigue...

Sin embargo un día acepté una de esas llamadas, no sé porqué. Estaba algo aturdido tras una noche de placer con mi esposa y tras días de campaña. Pronto eran las elecciones y los cuatro partidos estábamos bien marcados en nuestras políticas. El partido independiente era quien llevaba más votos y parecía arrasar entre la juventud, el de izquierdas estaba más aletargado y yo competía con el partido centrista. Quería ser el número dos al menos, como mínimo, ya que mi meta era ganar. Las había retomado días antes por consejo de mi esposa e hijos. Así que creo que posiblemente acepté la llamada porque no estaba si quiera despierto.

-¿Sí? ¿Quién es?-pregunté pasando una de mis manos por la cara, para luego llevarla hasta mis cabellos.

-Atsu ¿dónde te has metido?-su voz parecía llena de un dramatismo especial.

-Olvídame.-colgué y apagué el teléfono, sin embargo algo en mí se removió y volví a encenderlo para llamarlo. Pero antes me alejé de la cama y me puse mis boxer para ir a mi despacho. Allí me encerré y medité unos segundos si hacerlo o no, al final llamé.-Phoenix.-dije sin más encendiendo un cigarrillo.

-¡Atsu!-gritó enérgico.

-Te pido por favor que dejes de llamar.-quería resistirme, pero en realidad algo en mí me incitaba a escuchar su voz.

-Atsushi te he echado de menos, te he necesitado y me he hundido cuando he visto un par de revistas con declaraciones tuyas en reportajes en tu casa. Odio verte con ella, odio ver como la abrazas…-hizo un inciso y noté su respiración agitada.-lo detesto.-añadió quedándose callado mientras oía como lloraba tras el aparato.

-Es mi mujer y la amo, es normal que…-empecé a decir pero él me cortó.

-¡Mentira! ¡Me amas a mí!-no le amaba, si bien él parecía aferrado a esa esperanza.-Uno no hace el amor de esa forma si no ama, si no desea y tú me deseas.-di una calada honda al cigarro y luego lo dejé escapar lentamente.

-La amo a ella, lo tuyo fue un desliz.-respondí con pasividad, como si no me importara nada que llorara o que sufriera.

-No, Atsu.-rogó escuchando de fondo un coche y pitidos.-Ven a verme, voy para el hotel y podemos estar juntos hoy. Por favor Atsushi.-me rogaba y me regalaba el oído, creo que eso me hizo caer. Además un momento de pasión, de ardiente deseo, lleno de peligros me atraía más que una relación estable y anclada en la monotonía.

-De acuerdo, estaré en unas dos horas allí.-tenía que pedir a mis guardaespaldas que no me acompañaran, dar una excusa a mi esposa, darme una buena ducha y vestirme. Quería hacerle perder la cabeza y yo sabía que hacerle esperar más de la cuenta le iba a dar ese toque necesario de desesperación.

-Te estaré esperando.-pareció calmarse y yo colgué.

-En la palma de la mano, pequeño gatito.-susurré con una sonrisa pletórica y me levanté para ir a la ducha.

Tras mi acicalamiento matutino, un desayuno rápido, una excusa a mi esposa que se levantó tras notar que no estaba a su lado y una petición a mis guardaespaldas que no me acompañaran, me marché en un taxi supuestamente a dar una vuelta por la ciudad y quizás un paseo por las nuevas urbanizaciones próximas al campo. Llegué al hotel en menos de las dos horas, si bien me fui al bar y me pedí un refresco mientras me fumaba mi tabaco importado. Varias mujeres me observaron sonriendo y yo únicamente me giré hacia la barra apoyándome en esta. Terminé por dejar el refresco a medias, pagué y me marché a la habitación. Sabía cual había escogido, la de nuestra vez y también la de la anterior. Subí por el ascensor a solas mientras en mi cara se dibujaba una malicia distinta a la conocida por mis amigos y familiares, jugaría con él de una forma macabra.

Nada más tocar la puerta me puse serio y él tiró de mí cerrándola con rapidez. Sus labios se anclaron a los míos, sus brazos se posaron sobre mis hombros y su lengua parecía necesitada del contacto de la mía. Yo simplemente le agarré por la cintura y le aparté. Su rostro parecía iluminado como el de un niño ante un regalo.

-Sabía que vendrías, que al final vendrías.-apoyó su cabeza sobre mi pecho y luego se abrazó con fuerza a mí.

-Vine porque me lo rogaste.-acaricié sus mejillas y alcé su rostro.-No quería verte para no caer en la tentación.-lamí sus labios y él pareció desvanecerse mientras temblaba.

-Atsu, te eché de menos.-se apartó y me agarró de mi brazo derecho tirando de mí.-Quiero que abras mi regalo de Navidad, aunque ya ha pasado una semana.-rió nervioso mientras me llevaba a la cama.-Es una corbata, pero no una cualquiera. Verás, es de una firma prestigiosa en Japón, sé que echas de menos tu país de origen al igual que yo.-me quedé petrificado y sonreí con amabilidad.-Supongo que yo no tengo regalo, pero el mejor de todos es que estás aquí.-entonces noté que estaba únicamente vestido con una yukata y se la quitó frente a mí.-Házmelo, por favor.-volvió a besarme y yo no pude resistirme.

-Te lo haré.-dije tirándolo en la cama para quitarme el abrigo, la chaqueta y todo lo demás. Sus manos acariciaban su torso, pellizcaban sus pezones y se hundían en sus labios humedeciéndose sus dedos para llevarlos dentro de sus nalgas. Pegó un gemido alto mientras me miraba y eso me hizo excitarme más de lo que ya estaba, mi temple desapareció.

Me aferré a su boca agarrándole de las muñecas para dejar sus brazos tras su nuca, mis manos arañaron su costado clavándose mis uñas en sus nalgas. Entré casi sin preparación por su parte ni por la mía, por ello gritó y yo me quedé quieto sobre él mirándole fijamente.

-Atsu.-susurró acariciando mis cabellos.-Te quiero.-aquello me taladró en la cabeza, no quería oírlo ni verlo. Era un hombre y yo no debía de estar haciendo aquello, pero su rostro era tan andrógino que me dejé llevar por el pensamiento que era una mujer. Me movía rítmicamente dentro de él, me hundía cada vez más sintiendo como me rodeaba con sus piernas y buscaba mi boca.

Ambos jadeábamos haciendo que las sábanas se empaparan de nuestro sudor, nuestros ojos se fundían en miradas de perversión mientras sus gemidos resonaban alto junto a los míos. Me abrazó acariciando mi nuca para pegarme más a él, mis brazos acabaron sobre el colchón tirando de las ropas de la cama. Su aroma me excitaba al igual que su forma de moverse.

-Te quiero.-repitió jadeando con una sonrisa pletórica en sus labios tras un gemido.

-Muévete más.-esa fue mi fría reacción ante sus sentimientos, me importaba poco si era amor o necesidad por su parte.

-Voy a venirme.-susurró próximo a mi oído y pronto lo hizo, entre ambos, mientras nos besábamos. Yo me separé de él y lo arrodillé en el suelo, tras eso simplemente anclé mi miembro en su boca y me vertí.

-Me marcho.-jadeaba aún y él todavía tenía ese sabor amargo en su boca.

-No.-me tomó de mis manos y se levantó.-He hecho planes para ambos.-me abrazó como se hace a los amantes y yo lo despegué.

-Debo volver con mi mujer.-fui al baño para ducharme con rapidez, esta vez no vino conmigo. Al salir estaba en la cama en una pose erótica.

-Quédate, quédate y disfruta de mí toda la noche.-suspiré al verlo de esa forma tan degradante, pero a la vez erótica.

-No.-me vestí sin mirarle, su cuerpo me atraía y yo me maldecía. No podía amar a un hombre y tampoco sentirme atraído por él, era antinatural y me estaba pudriendo por las dudas.

-Por favor.-susurró de nuevo levantándose mientras me abrazaba por la espalda.

-No.-repetí y le aparté con rudeza para marcharme dando un portazo.

En pocos minutos estaba en la puerta del taxi subiéndome, si bien al alzar la vista hacia la ventana de la habitación él estaba ahí desnudo.

Al llegar a casa me encerré en mi despacho y conecté mi equipo de música, no quería pensar en nada. Mi mujer no estaba en casa, se marchó de compras y mis hijos estudiaban en sus respectivas habitaciones. Era una mañana más de sábado, un día más, y a la vez la fecha de mi total declive. Mis principios se vieron rotos y sus llamadas perdidas se acumulaban en la pantalla de mi móvil. No sabía qué decisión tomar, pero quería seguir viéndolo porque en la cama me desquitaba de todo el estrés. Me comportaba como un niño egoísta, no lo quería pero pensar que podía estar con otro como yo hacía con Clarissa la sangre me hervía.

Pasé de esa forma durante seis meses y lo peor era resistirme a creer que los hombres me atraían. En realidad únicamente me atraía él por su cuerpo delgado, su rostro andrógino y su acento japonés bien marcado. Quizás buscaba algo parecido a lo que importaba de Japón, algo que no fuera europeo y americano. Mi mujer intentaba alejarme de mi cultura y nuestros salones estaban engalanados como las casas Tudor y todo eran muebles caros, elegantes y de estilo dieciochesco. Odiaba estar en esa casa que ella veía como una fantástica obra de ingeniería. Debo reconocer que no discordaba con ella, pero sí conmigo y con nuestros hijos. Hizaki era más de bandas finlandesas y japonesas, quería tocar ese tipo de rock y el pequeño amaba la cultura de la que le hablaba. Realmente no sé que hacía con una mujer como ella, éramos como el sol y la noche. Ya me lo dijo mi madre justo antes de morir “ella no te hará feliz Atsu”

1 comentario:

persephone dijo...

Amo esta historia, aunque soy de las que les gusta más el romance, pero tu historia esta genial.
Esperare el siguiente capítulo XD!!!!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt