Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Profundis (capítulo 3)



Último capítulo... quizás para los grandes desconocedores BT (Buck Tick) la banda de Atsushi Sakurai ha sacado ya nuevo CD (Heaven) y este video pertenece a su nuevo videoclip.

Capítulo 3

Justificar a ambos lados
Sonríe

Durante días estuvimos en la habitación porque aún los daños eran patentes en toda la isla, sin embargo no dudé en aprovecharlos con él conversando de todo y nada. Me gustaba escucharle hablar, reír ante cualquier comentario y su aroma. Creo que es lo que más me agradaba, esa sensación de calor que desprendía y el olor dulce que tenía su piel. Era un sueño disipar la soledad con alguien como él.

-¿Entonces qué vas a hacer?-preguntó sin más mientras acariciaba su vientre y él revolvía mis cabellos con sus dedos.

-¿Sobre qué?-pregunté girándome hacia él para besar lentamente sus labios y sonreír.

-Pues sobre todo.-comentó algo perdido, estaba como ido en realidad.

-¿Sobre qué concretamente? No entiendo qué me quieres decir.-dije pegándolo a mí y él sonrió besando mi mejilla.

-¿Esto para ti es una aventura? Dime la verdad.-susurró temblando. A veces me daba a entender que era alguien frágil, una persona insegura de su valía y en otras ocasiones que podía con todo con un orgullo llevado a la máxima expresión.

-Esto para mí es algo más.-respondí besando su cuello para luego rodearle mejor con mis brazos.-Me estoy enamorando de ti, dame tiempo a acostumbrarme y pronto sabremos si esto sigue o se queda en unas vacaciones que no podré olvidar.-besé en esa ocasión su frente e intenté tranquilizarlo.

-No quiero que me dejes Atsu, me niego a que me dejes.-un par de lágrimas rodaron por sus mejillas y sus labios temblaban aún más que cuando formulaba aquellas cuestiones. Esa maldita inseguridad también la tenía yo.

-¿Crees que seré yo? serás tú, huirás de mi lado en cuanto veas la presión que tengo en mi mundo.-susurré secando sus lágrimas notando en su mirada una leve sonrisa.

-¿Por viejo verde?-sonrió y eso estuvo mejor que antes, aunque había restos de melancolía en su voz.

-No, porque dentro de poco verás que guardo mi dentadura en la mesilla de noche y que en realidad tengo más de la edad que digo y aparento. Me dejarás por un multimillonario joven, con yate, casas en España y Francia además de un viñedo en Italia.-aquello lo dije con elocuencia y sin reírme, pero nada más terminar comencé a reir como nunca lo había hecho hasta esos días. Estaba feliz, era feliz, al fin libre de todos los males de mi vida cotidiana. No tenía una ex estúpida, ni unas cargas familiares, tampoco que aguantar el ritmo de ensayo y por supuesto un cd próximo a la venta que quizás debería de publicitar trayendo a mi banda a la isla. Sí, podíamos hacerlo desde la sala de audiciones y no me tendría que separar de él.

-¡Júramelo! ¿Cómo será? ¿Será rubio como Kamijo y tendrá su porte elegante?-dijo pestañeando de una forma coqueta que me hizo sentir celos por un instante.

-¡Al diablo Kamijo! ¿Qué sucede con ese? Nada más hablan de él y de versailles en todas las revistas, es como un grano en el culo.-mientras me enfurecía él empezaba a reír sin dudarlo, parecía encantado.

-¡Idiota!-las carcajadas no le dejaban apenas hablar y entonces sentí como impactaba un almohadón en mi cara.

-¡Dios! ¡No tienes otro ataque mejor gatito!-dije fingiendo molestia para luego arrojarme sobre él. Mis manos acariciaban su piel intentando buscar sus cosquillas y él se retorcía.-¡Muere en mis manos!-grité y él me miró con los ojos abiertos al igual que sus labios, para luego cerrarlos intentando contenerse.

-¡No! ¡No!-pataleaba moviendo sus piernas y yo me encontraba entre ellas.

-¡Sí! ¡Muere! ¡Ahógate en risas maldito!-mis labios atraparon los suyos y me aparté observándolo.

-¡Socorro! ¡Un pulpo viejo y feo me atrapó!-puso ojos de cordero degollado y gimoteó al decir aquello.

-¡Yo soy hermoso! ¡Soy increíble!-dije con pose de autosuficiencia echando mis cabellos hacia atrás.

-¡Tú necesitas viagra! ¡Haz un anuncio de viagra te pagaran bien!-seguía arremetiéndole con cosquillas y entonces sentí sus manos sobre la tela de mi ropa interior.

-¿Eso crees?-susurré pegando mi boca en su cuello mientras lo besaba lentamente.-Si haces algo hazlo bien.-metí su mano entre mis boxer y le miré fijamente.

-Ah, pero yo no quiero hacerlo bien, además estoy cansado.-sacó la mano de donde yo la había dejado y miró el televisor encendiéndolo.-con una sonrisa felina en sus labios.

-Maldito seas.-bufé recostándome a su lado.-Calentarme para nada.

-Yo no tengo la culpa de que la pastillita azul haga efecto cuando ya no quiero.-sacó la lengua y yo la atrapé besándolo con pasión.

-Vamos.-rogué y él únicamente cambió de canal.

“Así es Heaven es la nueva propuesta musical de los innovadores Buck Tick. Este grupo encabezado por Atsushi Sakurai siempre intentan darle un nuevo sonido a sus letras y a su aspecto vanguardista. Parece que no quieren quedarse atrás, pueden llevar más de veinte años en el mercado pero no dejan que sus ventas caigan. Únicamente con el PV han conseguido que su página web se colapse, al igual que su myspace y cientos de fans en todo el mundo intenten conseguir su nuevo CD.”

Tras esas palabras sonreí con autosuficiencia y él miraba curioso a la joven que daba la noticia.

-Os ha llamado indirectamente viejos.-se burló riéndose.

-Maduros, personas entendidas en este mundo.-respondí girando mi rostro como un niño contrariado.

-Aunque si te vieran la madurez que tienes dirían que tienes quince.-besó mis labios acariciando mi abdomen.-Eso es lo que me gusta de ti, pareces inmortal.

-Yo quiero ser inmortal, pagaría por ser joven y atractivo durante toda mi vida.-susurré notando como se escuchaba mi voz de fondo en el televisor.

“Pero no es la única noticia que tenemos de Atsushi Sakurai. Al parecer se ha internado en una isla de recreo con buena compañía”.

La compañera de aquella periodista asintió girándose hacia su amiga con una sonrisa pletórica.

“Así es Jun, conocido por su asociación a proyectos con Iori en Phantasmagoria y Antic, está junto a Atsushi en una de las habitaciones del hotel más lujoso de la mencionada isla. La isla es la llamada de relax”

-¡Me cago en su puta madre!-grité enérgico bastante molesto.-¿Qué pasa? Tan occidentalizado estamos que hemos olvidado que la vida privada es la vida privada ¿a qué viene todo esto?-él me miró desconcertado y me abrazó besando mi mejilla derecha, quizás intentando tranquilizarme.

“Quizás sólo son rumores o una ayuda a la promoción de ambos grupos”

Tomé el teléfono móvil y llamé Hisashi, guitarra y gran amigo.

-Hisashi.-susurré al escuchar su voz al otro lado del teléfono.

-¿Tienes problemas don Juan Tenorio del tres al cuarto?-canturreó.-Es broma, ya sabes cuánto me gusta verte en estas situaciones y como sales al paso.-de fondo se escuchaba el televisor.-¿En serio estás con un chico?-preguntó curioso.

-No, bueno sí.-susurré mirando a Jun.-Pero eso no tiene porqué trasferir a la opinión pública, ya sabes como es mi ex y que mis hijos no saben mi sexualidad. Dios, ni tú lo sabías.-me tiré hacia atrás en la cama.-No quiero que piensen que eso es cierto, arréglatelas como puedas con nuestro representante y envía un pequeño mail a esa maldita cadena. No quiero que eso vaya a más, no lo deseo.-

-Oye.-me cortó el discurso.-Yo sí lo sabía, sólo hay que ver como te gusta llamar la atención en ciertas ocasiones y una vez borracho te propasaste, pero yo no dije nada.-murmuró y noté que fumaba.-Ya hablaré con el sello y con nuestro representante.

Entonces me di cuenta que Jun no estaba, se había ido.

-Ahora seguimos hablando.-colgué y fui a buscarlo al baño, pero no estaba, tampoco en el salón y di por hecho que se había marchado porque no estaba su ropa.

Me vestí con una bata e intenté recordar cual era el número de su habitación, al final lo recordé y era dos plantas más arriba y la número quinientos seis. Sin importarme nada salí descalzo de mi habitación con la llave en la mano, tomé el ascensor y me paseé por los pasillos hasta llegar a la puerta adecuada. Di un pequeño golpe y cuando me abrió él no me dio tiempo a decir nada, pues me dio un portazo en mi cara.

-¡Vete de aquí Sakurai!-gritó mi apellido y no entendía el porqué.-¡No me vuelvas a dirigir la palabra en lo que te queda de vida!-entonces abrió la puerta y suspiré aliviado pensando que era una broma o algo similar, así que sonreí y nada más hacerlo sentí una buena bofetada junto a un portazo.

-Jun.-susurré y luego aporreé la puerta.-¡Jun abre la puerta! ¡Jun!-grité algo molesto porque no entendía nada.-¡Jun!-abrió y me miró.

-¿Todavía tienes el descaro de llamarme? ¿Tú? Un heterosexual en toda regla, un hombre amante de las mujeres y nada más. Mira lo que te digo ahora mismo voy a llamar a Iori y pienso volver con él. Ojala encuentres a alguien que te aguante y que te soporte ¡maldito maricón de armario! ¡te vas a apolillar!-rugió encerrándose de nuevo y yo ya entendí el porqué.

-Rayos y pensaba que eran complicadas las mujeres.-susurré girándome meditabundo sin saber qué hacer, qué decir o cómo llevar aquel problema. Le quería, estaba enamorándome de él si no lo estaba ya y lo acababa de perder por mi comportamiento de chimpancé idiota.

Me volví a mi habitación y me metí en la bañera pensativo, un buen baño siempre despejaba y relajaba. Cuando salí ni me vestí, sino que comencé a hacer llamadas desde el teléfono del hotel a floristerías, jugueterías, pastelerías y por último a mi viejo amigo notificándole que mandara un comunicado a todas las televisiones que yo le iba a enviar por correo.

Nada más colgar me coloqué frente al teclado de mi portátil, apenas lo había usado en la isla desde mi llegada. Allí me conecté a Internet y empecé a teclear punto por punto una carta que iba a ser leída en vivo en esa maldita cadena. Tras eso me vestí como si fuera a salir a un restaurante caro y llamé de nuevo a la puerta de Jun, antes me aseguré que las flores, peluches y bombones habían llegado.

Gasté bastante dinero en magníficos peluches de casi nuestro tamaño, eran variados y una docena prácticamente, también unos cuantos ramos de rosas y otras flores silvestres con sus tarjetas pertinentes de perdón concluyendo con una caja de bombones belgas. El chocolate era su pasión y sabía que eso le agradaría más que lo anterior. Cuando

Al abrirme únicamente me miró con aquel traje negro, la corbata roja y bien peinado; él estaba vestido con unos vaqueros desgastados y una camiseta de colores llamativos.

-¿Qué quieres?-miré los regalos amontonados a un lado.


-A ti, te quiero a ti.-lo tomé por la cintura y lo besé antes de que cerrara la puerta. Lo empujé hacia dentro y lo pegué en la pared.-No vuelvas con él, quédate a mi lado.

Lo que ocurrió a continuación fue otra bofetada que volvió a dejar marcado mi rostro. Pasé mi mano por la mejilla pero no por ello me aparte, sino que le pegué más a la pared acorralándolo.

-¡Sakurai váyase de mi dormitorio!-rugió apoyando sus manos en mi pecho, pero no podía con mi fuerza y mis deseos de tenerlo entre mis brazos.

-No me pienso ir hasta que veas el comunicado.-lo tomé por el brazo y lo llevé a la habitación donde estaba la televisión, allí lo senté en la cama y conecté el aparato en la cadena. No tuve que decir nada más pues ya lo estaban comenzando a leer.

"Comunicado de Atsushi Sakurai que al parecer está narrado de su puño y letra, es breve y se nota su fuerte personalidad.

En estos años he dado gracias a los medios por sus atenciones, por ser conscientes de que mi arte es distinto y a la vez igual a la de cualquier grupo porque son emociones, he agradecido que asistieran a mis ruedas de prensa como a las de mi grupo...que se preocuparan por mi salud y también porque intentaran sacar mi lado amable. Pero hasta ahora no se habían inmiscuido en mi vida privada, lo que va más allá de lo que quiero mostrar o no. Me parece injusto que se nos persiga por puro morbo y se inventen cosas que no son ciertas"

Hizo un inciso el muchacho y miró a cámara

"Si amo a Jun os importa bien poco, únicamente a mí...como si quiero amar al perro del portero de mi edificio...No diré nada al respecto y espero que se respete mi decisión. Por si no quedó claro...salgo con un hombre y hasta ahora creía que Japón era un país tolerante y poco morboso en ese aspecto...me defraudan"

Parece que está enfadado.-comentó el muchacho tragando saliva.

¿Te das cuenta de lo que acaba de demostrar?-preguntó su compañera y yo apagué la televisión.

-¿Y bien?-dije mirándole directamente a los ojos.-¿Sigues pensando que soy horriblemente heterosexual y solo me importa eso?-pregunté acariciando su rostro que aún seguía fijo en la pantalla apagada del televisor.

-Me has dado un lugar en tu vida y te has expuesto públicamente.-en ese instante mi teléfono comenzó a sonar y era mi antigua mujer, aquella que dejé porque no nos soportábamos y terminamos por ir cada uno por nuestro lado.

-Un momento.-acepté la llamada y su tono de voz fue algo alterado.

-¡Se puede saber qué demonios dices por televisión!-rugió como una bestia, parecía decidida a amargarme la tarde ella también. Fruncí el ceño pero antes de decir nada más siguió con su diatriba.-¡Maldito hijo de puta! ¡Te das cuenta lo que eso supone para tu hijo! ¡Lo que supone para mí! ¡Jamás pensé que podías caer tan bajo! ¡Te has comportado como un adolescente con las hormonas revueltas! ¡Ya se te subió la crisis de los cuarenta a la cabeza!-mientras gritaba y gritaba comencé a sentir un dolor fuerte de cabeza, si empezaba no paraba.-¡No piensas en mi! ¡Ni cuando estábamos casados pensaste en mí! ¡Esto me va a afectar! ¡Van a pesar que me dejaste porque eras maricón!-si la hubiera tenido delante me hubiera lanzado todo lo de las estanterías, como no también me hubiera golpeado o arañado. En esos momentos me preguntaba porqué me casé con una histérica y neurótica.

-Francamente querida me importa bien poco todo lo que estás lanzando, pero te propongo que te calmes y te inyectes en vena tila o algún tranquilizante.-no le di tiempo a contraatacar y apagué el móvil, no sólo corté la llamada.

-¿Quién era?-seguramente sus gritos se oían tras el auricular.

-Mi exmujer.-comenté sin ninguna expresión en mi rostro y luego sonreí mirándole fijamente.

-Atsu, perdóname.-se levanto y me abrazó atrapando mis labios seduciéndome y haciéndome caer en el deseo.-No, para.-dijo nada más notar como mis manos iban directas a su trasero y lo pellizcaba.

-Me incitas y luego me pides que pare.-susurré apartando una de mis manos de sus nalgas, para luego llevarla al cuello acariciando con el pulgar su mentón y mejilla derecha.-Eres demasiado sexy.-atrapé su boca otra vez y me fundí en sus labios, al igual que mi lengua sobre la suya luchando por hacer que cediera ante mi necesidad.

-No.-dijo mirándome fijamente a los ojos.-He de llamar a Iori, cometí una tontería y le dije que volvería con él.-aquello me hizo llenarme de ira, me aparté de él como si fuera un clavo ardiendo o tuviera alguna enfermedad contagiosa.

-¡Como te has atrevido!-grité mirándole furioso.

-¡Sólo quería sentirme querido! ¡Me has tratado mal hace unas horas Sakurai!-volvió a llamarme por mi apellido.

-¡He derrumbado mi imagen por ti!-gruñí y él me tomó del rostro besándome con intensidad.

-Te amo pero todos tenemos nuestros errores, porque somos humanos.-se abrazó a mí y vi como mandaba un sms mientras permanecía callado.

-Me amas y a su vez estabas dispuesto a volver con un ex.-le separé y le miré fijamente sin ningún sentimiento en el rostro.-¿Eso es amor? No, eso es un calentón.-le aparté de mi vida al girarme hacia la puerta de aquella habitación del hotel.-Y yo lo lamento pero tengo demasiado orgullo para ser simplemente el objeto de desahogo de alguien.-cerré la puerta y encendí un cigarrillo mientras caminaba por el pasillo, escuché como se abría su puerta pero no escuché nada de lo que me dijera. Había cerrado mi mente a él, su voz era un chillido borroso en el aire y el humo de mi pitillo.

Era prácticamente de noche, el atardecer me dio la bienvenida al igual que el jardín trasero del hotel del cual no eché cuenta. Estaba fundido en mis pensamientos y la impotencia me quemaba. Mis ojos fríos e inexpugnables contrastaban con mis ganas de llorar, me mantuve firme mientras apretaba los labios y en apariencia parecía relajado. Con el tiempo había aprendido a manejar mis emociones y a mostrarme como si nada en un escenario. La muerte de mi madre, una mujer luchadora que me dio la vida y parte de mis principios, la viví en la lejanía e incluso tuve que dedicar a aquello una canción. Había vivido momentos más duros y tenía que controlarme afrontándolo como algo más en mi larga vida, en una experiencia vital que me acompañaría hasta que pereciera.

Caminaba desorientado y terminé en el centro de la ciudad cuando comenzó una leve llovizna. Según decían se había adelantado el mal tiempo casi dos meses o quizás venía a acompañarme, el verano no era mi época favorita del año. Mi mirada se esparcía entre la muchedumbre que iba y venía a toda prisa, los automóviles y sus claxon, los niños riendo ante las escuetas gotas y los ancianos caminando torpemente para resguardarse. Yo simplemente dejaba que la lluvia me empapara, quería pensar.

Estuve más de dos horas permitiendo que mi traje se arruinara y al regresar me encerré en mi dormitorio. Allí me deshice de todo, me di un buen baño y me acosté sin desear escuchar a nada ni a nadie. Había sido un idiota al creer que todo podía ser color de rosa como los estúpidos cuentos que escriben para adolescentes. Esos que no importan si son vampiros, mafiosos o simplemente animadoras del equipo de basket de la universidad, ya que todos tienen lo mismo un romance y un amante en la sombras.

Cuando me había logrado dormir sonó el teléfono y lo descolgué algo adormilado, aún.

-Mr. Sakurai.-aquella voz era de la telefonista de la recepción.-Una llamada desde una habitación, se la paso.-en ese momento si lograba saber cómo me llamaba era un milagro.

-De acuerdo.-mi tono era somnoliento y mis ojos estaban cerrados mientras pasaba mi mano por la frente, no lograba salir del adormecimiento.-¿Sí?-dije cuando escuché que alguien respiraba tras el aparato y lloraba.-¿Sí?-repetí esperando que contestaran.

-Te amo Atsu, vuelve conmigo por favor. Soy un idiota, lo de Iori no debí hacerlo como tampoco…-no le di tiempo a decir nada más, colgué inmediatamente logrando despertarme por culpa de la ira que se apoderaba de mí, además de mi estómago.

-Ese idiota me va a dar úlcera.-comenté incorporándome en la cama mientras bufaba, mi rostro era todo un poema. Busqué en la mesilla una cajetilla de tabaco y encendí uno deleitándome. Aquel gusto a nicotina me hacía olvidar sus besos, pero terminé excitándome al recordar los días a su lado y mi cama aún tenía olor a él. Bajé mi mano libre del cigarrillo y la pasé por mi entrepierna.-Calma, no pienses en él o vas a terminar arrastrándote hasta donde está un niñato que no te interesa.-apagué el pitillo y me levanté hacia el minibar sacando una botella de vino importado de Italia, para luego echarme una buena copa.-Idiota.

Creo que esa noche bebí más de lo normal y varias botellas terminaron vacías, además de arrojadas por la moqueta. Recuerdo que estaba sin camisa, sin zapatos o calcetines, pero me levanté del suelo donde me encontraba y fui directo a su habitación. Llamé agarrándome al marco de la puerta y sus ojos chocaron con los míos, creo que él lloraba y yo tenía una estúpida sonrisa de satisfacción por ello.

-Atsu.-susurró cuando entré empujándolo mientras le besaba.-Atsu.-repitió al arrojarlo sobre el colchón.

No decía nada, al menos que yo recuerde, y a la vez le arrancaba el pijama que llevaba con animales de granja, algo tan inocente que incluso me excitó más. Mi miembro no se endurecía por culpa del alcohol, le costaba. Muy contrario a lo que piensan algunos cuando uno bebe el miembro no se erecta tan fácilmente, sino que cuesta, y a mi me estaba costando horrores a la vez que mantener la cabeza fría. A las mujeres puede desinhibirlas y dejar que mantengan sexo, pero a los hombres tenemos que animar a nuestro amigo más allá del estado normal.

-Atsu para.-me intentaba apartar pero yo le besaba devorando su boca.-¡Para!-me hizo caer al suelo y me levanté para luego volver a caer.

Al despertar estaba en la cama y él sobre mí. Ambos estábamos desnudos y ambos parecíamos aturdidos. Me miraba, sus ojos estaban fijos en mí y sus labios cerrados callándose quizás reclamos sobre mi violencia.

-¿Qué hago aquí?-pregunté con un dolor terrible de cabeza.

-Viniste, me destrozaste mi pijama favorito y luego te desvaneciste. Iba a llevar a un médico pero al final no lo hice.-su voz era tan melódica como siempre, aunque algo distante. Antes que dijera nada besó suavemente mis labios y se levantó recogiéndose sus cabellos.-Deberías irte antes de que empieces a decirme que soy rastrero, que ojala me muera y que te vendí.-su silueta me volvía loco y mi miembro se endureció fácilmente.

-No voy a decirte nada de eso, ayer no paré de beber al sentir que me cambiabas con tanta rapidez.-se giró y sonrió mirándome a los ojos seduciéndome.

-¿Creías que únicamente podía contar contigo? tengo una agenda llena para poder llamar, chicos que desearían estar ahora en esa cama y conmigo en brazos. Pero hay una diferencia lo de Iori únicamente lo hice en un arrebato, quería hacerte morir de celos y que te terminaras envenenando dando una explosión en una escenita. Aunque jamás pensé que te emborracharas y vinieras prácticamente desnudo intentando violarme.-caminó hacia mí recostándose lentamente sobre mi cuerpo, estaba tan excitado que mi sexo rozó rápidamente su piel.-Te voy a hacer algo rico que vas a olvidar todo, todo lo que tanto temes.

-Jun.-susurré acariciando su rostro sin saber bien qué decir. Al parecer había usado a su ex tan sólo para que sufriera celos y me torturara ¿tanto me quería? ¿tan bien me conocía?

-Calla y disfruta.-besó mi cuello y mi pecho deslizándose hasta mi miembro para comenzar a succionar apasionadamente. Mis manos se posaron en su cabeza y gemí moviendo mis caderas para obtener mayor roce y placer.

-.-.-.-.-

-Atsu vuelve a la cama tengo los pies fríos.-

Salir de mis cavilaciones con su voz adormilada es una de las cosas que más me gustan, verme a su lado y sonreír sin tener miedo a un mañana. Sé perfectamente que día a día él va a estar ahí, que no se va a marchar de mi cama y sobretodo que va a llenar mi vida de felicidad.

-¡Atsu! ¡viejo verde!-

Una almohada va dirigida directamente a mi cara, pero esta vez la esquivo…ya conozco su forma de ser y sé tomar medidas.







FIN

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt