Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 7 de abril de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte X)

Atsushi, su gato y un dibujo de él XD


-¿Qué pasó? ¿Ni regalos puedo recibir?-pregunté algo molesto aún a sabiendas que mi antiguo amante me había besado, también tuvo la libertad de traerme regalos que únicamente se dan a los amantes como poemas o fotografías de ambos.

-¡No entiendes nada! ¡Ese llega diciendo cosas de ti y él!-gritó sin temor de que Uta lo escuchara, aún no sabía que se había marchado.-¡Entonces llegas y sólo tienes ojos para él!, ¿¡no ves que vino por ti!?-yo también me habría encelado, pero debía de ver por quién había dejado todo y empezado de cero.

Iba a responderle que era lógico que él hablara de mí y que yo no echaba cuenta a sus calenturas, más bien intentaba no echarle cuenta a sus calenturas o me enfadaría, sin embargo se desplomó. Entonces logré tomarlo en brazos antes de que cayera al suelo. Besé sus mejillas y lo abracé con fuerza comenzando a llorar. Siempre le dañaba, quisiera o no. Salí corriendo con él en mis brazos para tumbarlo en la cama y no podía quitarme de la mente que tenía la culpa de lo que había pasado.

Abrió levemente sus ojos y se llevó una mano a la cabeza como gesto de que le dolía. Yo me había tumbado a su lado marcando el número del doctor. Jadeó e intentó incorporarse desubicado, tan confuso y tambaleante que mi corazón no parecía soportarlo. Cerró de nuevo los ojos cayendo sobre la almohada de forma pesada.

-Atsushi.-susurró

-¿Por qué?-pregunté intentando conocer el motivo de que fuera así, de que no supiera discernir de la atracción típica por el pasado a un amor latente.

Me miró unos segundos y colgué. Entonces se abrazó a mí escondiendo el rostro en su cuello y empezó a llorar-¿Por qué eres así conmigo? ¡Yo te amo y tú estas con ese que te quiere alejar de mi!-me soltó con desprecio, con una ira que le hizo ponerse en pie a pesar de que se tambaleaba.-¡Soy un idiota!-me levanté de inmediato atento por si caía.-Soy un idiota por estar ilusionado preparando todo para cuando llegaras…-susurró tomando aire, le dejaría explotar porque si le paraba no escucharía y sólo gritaría.-¡Únicamente tuviste ojos para él!-echó a andar y yo fui tras él, aunque con cierta distancia ya que si lo tocaba me mordería la mano como mínimo.

No soy de ninguna forma... ¿que querías? ¿Qué despreciara regalos hechos con su amor? Sé que me ama, que siempre sentirá algo por mí. Pero es muy distinto a que yo sienta lo mismo. Simplemente me hizo ilusión ver esa maldita cruz porque siempre quise tener una, pero no otro modelo sino ese. Clarissa decía que eran cosas paganas y tuve que resistirme a comprarla una vez que la encontré. Él lo consiguió para mí, hace mucho tiempo cuando hubiera dado todo porque él fuera feliz. Pero eso ha cambiado.

¡Él te quiere separar de mi!-dijo bajando las escaleras- ¡y tú! ¡tú le sigues la corriente!- me pegué a él porque estaba a punto desmayarme de nuevo, le notaba mareado y sin fuerzas.-¡Soy un estúpido!.-gritaba tomando el pasillo hacia la cocina.-¡Todavía resto tiempo para visitar bien a mi hermano por comprarte cosas! ¡Por intentar alegrarte el día!-sacó un pastel de la nevera, que había comprado, y lo arrojó a la basura.-¡Pero igual tu prefieres algo que haga eso a una tarta de panadería! ¡¿No?!- le gritó y se sentó en una de las sillas de la cocina a llorar tapándose el rostro, con las manos que aún temblaban.

-Ya le dije que no quería nada con él.-respondí serio quedándome tras él, intentaba que no viera que me estaba hartando de esa pataleta.-Uta me ama y desearía tenerme para él, es normal, pero no hace nada para separarnos.-mentía para que no se sintiera mal.-Yo te amo a ti, eso debería bastar para que supieras que cualquier regalo tuyo, aunque sea una tarta de pastelería, me gusta más que otros caros y pretenciosos.-

Intentaba calmarse limpiando con sus manos sus mejillas, estas estaban llenas de lágrimas que le daban un aspecto frágil, aún más frágil de lo que ya era.-Mientes, sabes que no es así.-en realidad no mentía, no le había alentado pero tampoco lo había apartado. Sin embargo, bien que sabía que sólo sentía atracción y no amor.-¿Por que más iba a aparecerse ese aquí? ¿No te das cuenta de lo que quiere? Me dijiste que serían visitas y ahora se quedo en la ciudad.-se levantó del asiento únicamente porque no alcanzaba a tomar el rollo de papel de cocina.-Di lo que quieras, ya se arruino el día.-susurró intentando parecer fuerte, que nada le dañaba, y bien que sabía que yo eso no lo creía.-En el cuarto de huéspedes hay algo para ti.-recordé que ni él ni yo habíamos celebrado mi cumpleaños, todo lo que había sucedido nos lo había impedido por completo.

-Gatito.-me sentía mal porque en parte tenía razón.-Mi hija está en la ciudad, no soy el único que está interesado en estar con ella.-argumenté.-Es como si fuera su hija, la de Megumi y mía.-acaricié sus cabellos y lo pegué a mi pecho besando su frente.-Te amo y quiero que me des tú el regalo, no quiero ir a cogerlo yo solo.

-¡Pero es tuya con esa mujer! ¡Él no tiene nada que ver en eso! ¡Ni contigo! ¡Ni conmigo! ¡Ni con jun! ¡Con nadie!-dio una patada en el suelo y se desestabilizó, pero se agarró a la encimera jadeando. No sabía que hacer, estaba furioso-¡Me detesta!-sentenció mirándome a los ojos.-¡Quiere hacerme a un lado! ¡Está muy equivocado el viejete ese si cree que lo voy a dejar! ¡Primero le dijo a Astaroth que le arranque todo lo que se llama bolas!-aquel genio lo conocía bien, solía echarme en cara todo el mal que generaba. Sin embargo, desde que yo dejé a Clarissa y él dejó el periodismo, no lo había vuelto a usar.

-Él la ha criado.-dije acariciando sus cabellos.-Es normal que él la sienta como suya, para él Miho es como para ti Jun.-murmuré besando su frente.-Escúchame no te voy a quitar de mi lado, no puedo.-acaricié su rostro y sus cabellos.-Deja de comportarte como un idiota con tanto celo.

-Si hubieses visto la cara que puso ese cuando le abrí la puerta yo-se soltó de mí y me dio la espalda llevándose las manos a la cabeza. Desde hacía un par de días había comenzado otra terapia distinta, evitaba la caída del cabello aunque era más cara.-Te juro que si ese vuelve a poner un pie en nuestra casa no sé que hago.-paulatinamente creo que mis palabras surgieron efecto y se calmó, aunque parecía aún agotado.-¿no quieres ver lo que hay en la habitación de huéspedes?- preguntó con voz baja y suave oyéndose como si fuera apenas un niño.

-Quiero que dejes de preocuparte porque me ame otro.-susurré besando su cuello.-¿Qué hay?-pregunté esperando que me lo dijera.-¿Ropa nueva?-lo empujé contra la encimera.-¿Qué hay ahí arriba? ¿algo para jugar?.-lamí su cuello hasta llegar a su oreja derecha.

-Cerró los ojos tiritando levemente al sentir sus besos y lamidas a mi cuello- ¿quieres saberlo?-gimió y sonrió.-Si, es algo para jugar.-añadió con una sonrisa llena de picardía, sabía que me enloquecía cuando me miraba de esa forma.-Pero, no ese tipo de juego- dijo y me miró sonriendo, tomó mi mano y me guiñó.-Vamos-tiró de mí de forma leve para que le acompañara a la habitación.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt