Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 25 de mayo de 2009

Dark City - Swimming in Blood - Capítulo 6 (parte VI)


Al llegar al lugar de la reunión, próximo al estudio de grabación, ya me esperaban, Imai estaba comenzando a hablar por mí. Me disculpé diciéndoles que tuve un inconveniente y demasiado tráfico. Todos aceptaron mis disculpas y comenzamos a comentar los fallos, y virtudes, del concierto. Aplaudieron la puesta en escena, pero añadieron que quizás no era lo correcto hacer concierto en salas tan pequeñas. No lo era porque perdieron dinero, ellos hubieran preferido el estadio de futbol por completo para nosotros. Si bien, yo lo veía demasiado egocéntrico y descerebrado. Podían sobrar entradas y no era lógico. Discutimos sobre la gira por España, sería cuando yo tuviera vacaciones como diputado y lo vi bien. Sería un mes, tan sólo un mes. Me estaba planteando dejar la política de una vez, o la política o la música. La música me otorgaba mucho más, no sólo económicamente sino anímicamente. Terminamos en dos horas, tomamos un café y nos marchamos cada uno a nuestros hogares. Mi amigo Imai estaba bastante cansado, había conocido a una chica y había trasnochado. Éramos los cabecillas de aquello, así que teníamos que ir ambos.

Uta me había dejado relajado, la conciencia estaba revuelta pero mi ánimo no. El camino de vuelta fue una tortura, quería volver y abrazarlo para hacérselo. Al llegar a casa me quité la ropa y me tiré en la cama. Me alegré que Uta hubiera sido discreto, no dejó ni una marca, la ropa manchada en tabaco ocultaría su perfume y me había duchado ya.

-Muero...-susurré agarrando la almohada para tumbarme prácticamente sobre ella.-No más reuniones...-me aburrían tanto esas conversaciones de besugo, no habíamos llegado a ningún acuerdo que me agradara del todo.

-Hola amor.-no sentí su presencia hasta que susurró en mi oído, se recostó sobre mí y acariciaba mi espalda. Noté sus cabellos sueltos rozando mi piel.-¿Día pesado en el trabajo?-puso sus manos sobre mis hombros y comenzó a masajear la zona. Inmediatamente me giré para observarle. Él, era él y no Uta. Sus manos era delicadas, su aspecto débil y su mirada de amante entregado me devolvían a la realidad. Unió sus labios con los míos en un beso delicado, demasiado, y lleno de coquetería.-Jun está con Kamijo y Jasmine.-no entendí porqué estaba con ellos, pero pronto até cabos.-No lo traerán hasta las diez, tenemos dos horas y.-desató su yukata mostrándome su pecho delicado, sus muslos sugerentes y percibí por completo su desnudez.-como ves no traigo nada debajo.-se abrochó inclinándose para mordisquear mi cuello.

-Perfecto.-balbuceé recostándome mejor en la cama.-dos horas para dormir.-susurré estirándome sin hacerle caso.-Por favor hazme un vaso de leche bien caliente con cacao...-mi tono de voz se escuchaba agotado.-Y es perfecto que no lleves nada, así podrás acostarte a dormir aquí conmigo.-le miré como si no hubiera notado que quería sexo. Yo no quería, estaba roto por los dos trabajos y el sexo con Uta.

La decepción se mostró bastante patente en su rostro, le rechazaba cuando teníamos días sin hacerlo. Quizás había pasado una semana y más de un día sin un beso como el que me había otorgado antes. Sí, estábamos en una pequeña crisis que él había comenzado y aumentado.

-Bueno.-dijo levantándose con una voz apagada.

Observé como se marchaba hacia la cocina y mis ojos volvieron a cerrarse. Me dolía decepcionarlo, pero no tenía cuerpo. Quería dormir un día entero. Ese ritmo de vida me estaba agotando y para colmo Uta. Uta me había dado un buen repaso. Habíamos peleado y duro por la mañana, no esperaba algo así y tan esmerado. Pero es que no lo quería, no quería eso. Creo que incluso deseaba abrazarme a Uta y no a él, con Uta había tenido un sexo pleno al fin sin miedos a que le pasara algo. Con mi pareja tan sólo había desconfianza, rechazo a ciertos aspectos de quién era realmente y con mi antiguo amante no importaba nada. Él tan sólo quería un hueco entre mis brazos, Phoenix deseaba acaparar todo y asfixiarme. Era alguien libre y me sentía agrilletado. Regresó dejando el vaso a un lado en la mesilla y sonó el móvil cuando estaba por tomar el cacao. Acepté la llamada y era él.

-Hola mi amor... me he sacado fotos nuevas y... te las envié al nuevo mail.-eso me hizo sonreí instantáneamente. Fotos eróticas, eso me gustaba y bien que las miraba cada día en el correo.

-Estoy en casa, la reunión fue horrible me dio incluso dolor de cabeza.-dije para reír recordando la escena que vi a mi llegada a la cita.-Imai casi se duerme.

-No me importa eso, sólo que quiero continuar sintiéndote.-su voz era sensual, puro canto de sirena.-Ven aquí, quiero dormir contigo.-estuve por decir que sí, marcharme y abrazarlo toda la noche entre besos y caricias. Pero, noté a Phoenix pasar por el pasillo y me di cuenta de lo que hacía.

-No puedo, otro día celebramos.-al decir eso refunfuñó.-Ahora quiero dormir un buen rato.-dije en un tono algo meloso, aunque lo hice bajo para que mi pareja no se alarmara.

-Me hubiera gustado dormir contigo, pero ya nos vemos mañana. Te quiero, te adoro y espero que descanses.-rió bajo esperando que cortara yo.

-Un beso, cuídate.-murmuré.

-Más que besos quiero polvos.-gimió y escuché un vibrador. Eso me dio que pensar, pero tan sólo colgué.

-Hola amor, ¿con quién hablabas?-su tono era de preocupación, si bien se recostó en la cama junto a mí.-¿estás enojado conmigo?-estaba inquieto y en parte tenía razón, estaba molesto con él.

-Era Uta, quería saber qué tal fue el acuerdo.-el acuerdo estaba casi cerrado, así que sólo fuimos para rectificar varios puntos y nada más.-Y no sé, tú eres quién me gritó la otra noche y esta mañana.-argumenté escurriendo el bulto. Quería estar con Uta, realmente quería estar con él y darle a probar bien el sexo. Era mío, él sólo me dejó entrar a mí y estaba demasiado estrecho.

-Sabes que me descontrolo cuando te veo tan cerca de Uta.-sus ojos se llenaron de pequeños fragmentos de lágrimas. Se giró para darme la espalda, quizás para no que no viera como lloraba.-Si me vieses en esas actitudes con un hombre, Taylor o quien fuese, te pondrías histérico, me lo recriminarías.-su voz estaba tomada, notaba como sollozaban entre cada palabra que dejaba escapar de sus labios.-Yo sí debo aceptar que bailes de esa manera con él.-

-Es parte de un show, no siento nada. Cuando lo hago pienso constantemente en ti.-una mierda en él, pensaba en las mil formas de tener a Uta en la cama y una a una las memorizaba. Quería tenerlo, era mi nuevo capricho aunque amaba a Phoenix y en el caso de elegir lo elegiría a él. Sin embargo, Uta no tenía escrúpulos respecto a mí, no le importaba que tuviera una pareja oficial.

-Mientes tan bien.-se puso de pié y se marchó, seguramente no podía dormir conmigo. Se marchó hacia la habitación donde descansaba mi gato. Me levanté y golpeé en su puerta. Fue un impulso y nada más.

-No me crees, pues no importa. ¡Yo te soy fiel!-eso si que era una mentira y de las gordas.-Me mata que pienses que no lo soy, me dolió ver a Uta llorar el día que se lo dejé bien claro. Pero por supuesto el señor desea que no pueda ni concederle un baile.-me marché hasta la habitación, tomé el cacao y llegó un mensaje de Uta

"Estoy probando una cosa de estas... vibradores... se siente raro... pero si pienso en ti es como si estuvieras"

De inmediato lo borré y envié uno.

"No agrandes ese agujero, es mío y lo quiero agrandar yo"

No supe porqué dije aquello... no lo sé.

"No contestes con sms, puede leerlos Phoenix"

Borré los dos mensajes enviados y cualquiera sospechoso, tanto míos como suyos.

Echaba en falta a Phoenix en la cama, pero él había decidido encerrarse. No me moví hasta que escuché el timbre y entonces me di cuenta. Había pétalos de rosa en la cama, los palpé y al moverme al baño vi el baño de espuma. Empecé a meditar y me di cuenta que había sido todo para nada. Pero yo tenía en mente el trasero de Uta, tan estrecho, que me pedía quedarme pegado a él. Escuché un grito y pensé que algo malo pasaba, al abrir su puerta me encontré al pequeño jugando con Phoenix.

-Ven Jun con papá.-murmuré y él extendió sus brazos.

-Apa.-lo rodeé entre los míos y comencé a mecerlo lentamente.-Asu.-reí cuando dijo aquello tocando mi rostro.

-Sí, soy papá Atsu.-besé su frente y miró a Phoenix.

-Api Oeni.-miré a mi pareja cuando dijo aquello.

-Sí, es tu papi Phoenix.-besé sus manos y me giré.-Hay que acostarlo, es tarde.-

-¡Uta!-gritó

-Sí, te daré el conejo Uta.-así terminamos llamándolo, porque así llamaba al conejo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt