-¡Papá!-gritó Hero desde la escalera de caracol que caía hasta el primer piso. Quedaba justo frente de donde nos encontrábamos.
-Estoy aquí.-me levanté caminando hacia él y lo tomé entre mis brazos haciendo que se levantara del suelo.
-¿Dónde vamos?-lo tenía en brazos y sus piernas colgaban a ambos lados de mi costado izquierdo.
-Veamos ¿qué tal un buen desayuno?-pregunté quitándole la gorra para colocármela yo.
-Sí, estoy de acuerdo, pero la gorra es mía.-volvió a colocársela y lo bajé extendiéndole la mano.
-Ya soy mayor para eso.-reí cuando escuché eso de sus labios, sin duda no me pude contener.
No era grande para peluches, ni juegos, tampoco para dibujar, mucho menos para ir al zoo como algo vital y tampoco para saltar sobre mí; pero era demasiado adulto para tomar mi mano.
-Atsushi, espero que pasen un buen día.-dijo Clara dejando su mejilla para que mi hijo la besara.
-Lo pasaremos bien, además tengo que contarle muchas cosas.-me abrazó a ella y besó su rostro como si se tratara de su abuela. Era para él quizás eso, una mujer mayor que le consentía cada capricho que pasaba por su mente.
-¿Qué cosas?-Hizaki me había puesto al día, además nos comunicábamos por teléfono.
-¿Sabías que tengo una novia? Se llama Elizabeth.-abrió la puerta y esperó a que yo le siguiera, pero cuando dijo eso me dejó frío.-Papá, vamos.
-¿Novia? Dirás amiga especial.-quería olvidar ese sentimiento de que crecía.
-Sí, novia. Pero no es mi primera novia. He tenido muchas, algunas desde los seis años, sin embargo esta es la definitiva.-exploté en carcajadas mientras decía todo aquello tan convencido.
-¿Te casarás con ella?-pregunté pasando por la puerta.-Porque dudo que alguien su sano juicio quiera pertenecer a esta familia.-se giró con el ceño fruncido, ese ceño que sin duda era herencia mía.
-Pues que sepas que es bastante guapa.-recalcó como si fuera algo esencial.
-Oh, vaya las chicas ahora simplemente son guapas.-dije cruzándome de brazos mientras caminábamos hacia mi coche.
-Sí, es guapa y rubia.-cuando dijo rubia entonces sí que eché a reír sin parar.
-Bravo hijo, has hecho lo que un ochenta por ciento de los hombres hacen.-comenté abriendo el vehículo para que se subiera.
-¿Qué?-interrogó inquieto abrochándose el cinturón.
-Buscarse una novia similar a su madre.-dije antes de cerrar su puerta para subirme por el lado contrario y comenzar a conducir.
-Eso no es cierto, no tiene nada que ver con mamá.-reprochaba enfuruñado en su asiento, tenía los brazos cruzados y miraba hacia el lado contrario de la acera.
-Seguro que tiene orígenes latinos y europeos.-golpeó el asiento del copiloto y me miró aún más molesto.-Di en el clavo.
-¡Y qué! ¡Tú te has ido con esa mierda y la has dejado!-gritó a pleno pulmón.
Eso no me hizo gracia, es más mi rostro se torció. Me giré en mi asiento dejando aun lado el cinturón de seguridad. Lo miraba fijamente y él a mí.
-Dejé de amar a tu madre hace mucho, ya no era feliz a su lado, aunque la quisiera. ¿No tengo derecho a ser feliz? ¿Querías quizás que fuera infeliz para que ella lo fuera? No, en ese caso fui egoista y acepté las consecuencias de mis actos. Me enamoré de él, lo necesitaba a él y no por ello os dejé de lado. Tu madre ha sido importante para mí, más de lo que tú o tu hermano podéis imaginar. Me ha dado dos perfectos regalos, dos hijos, y también momentos que me hicieron crecer como persona. No voy a soportar ni a tolerar que pienses que desprecio todos los años a su lado. Que ya no la ame es distinto.-él me escuchaba algo incómodo en su asiento, pegándose tanto que sentía que se camuflaba con él para intentar no escuchar.-Amo a Phoenix, para mí ha sido algo especial conocer a mi otra mitad. Dices que tu novia es la definitiva, así creía que era tu madre, pero me equivoqué. No era la definitiva, sino alguien que pasó por mi vida y dejó su huella. Quizás Phoenix tampoco sea el definitivo, pero mientras esté con él vas a tener que aprender a no insultarlo y aceptarlo como mi pareja. Te guste o no las cosas han cambiado y eso puede causarte miedo, pero debes aprender aceptar que nada es eterno.-comenzó a llorar y aferró sus manos a la tapicería del asiento trasero.-Cariño.-dije bajándome del coche para sentarme a su lado.
Creo que estuve más de media hora abrazándolo y besando sus cabellos. Siempre lo tuve como el más frágil de los dos, el más parecido a mi hermano, a quién debía proteger de sobremanera. Si bien, había sido tan estúpido y tan frío con él que me dolía. Me dolía haberle hecho llorar al igual que haberlo abandonado.
-Te quiero papá.-susurró algo más calmado.
-Y yo a ti Hero, eso no lo cambiará nadie.-dije apartándome de él para secar las lágrimas que aún fluían por sus mejillas.
-Estoy aquí.-me levanté caminando hacia él y lo tomé entre mis brazos haciendo que se levantara del suelo.
-¿Dónde vamos?-lo tenía en brazos y sus piernas colgaban a ambos lados de mi costado izquierdo.
-Veamos ¿qué tal un buen desayuno?-pregunté quitándole la gorra para colocármela yo.
-Sí, estoy de acuerdo, pero la gorra es mía.-volvió a colocársela y lo bajé extendiéndole la mano.
-Ya soy mayor para eso.-reí cuando escuché eso de sus labios, sin duda no me pude contener.
No era grande para peluches, ni juegos, tampoco para dibujar, mucho menos para ir al zoo como algo vital y tampoco para saltar sobre mí; pero era demasiado adulto para tomar mi mano.
-Atsushi, espero que pasen un buen día.-dijo Clara dejando su mejilla para que mi hijo la besara.
-Lo pasaremos bien, además tengo que contarle muchas cosas.-me abrazó a ella y besó su rostro como si se tratara de su abuela. Era para él quizás eso, una mujer mayor que le consentía cada capricho que pasaba por su mente.
-¿Qué cosas?-Hizaki me había puesto al día, además nos comunicábamos por teléfono.
-¿Sabías que tengo una novia? Se llama Elizabeth.-abrió la puerta y esperó a que yo le siguiera, pero cuando dijo eso me dejó frío.-Papá, vamos.
-¿Novia? Dirás amiga especial.-quería olvidar ese sentimiento de que crecía.
-Sí, novia. Pero no es mi primera novia. He tenido muchas, algunas desde los seis años, sin embargo esta es la definitiva.-exploté en carcajadas mientras decía todo aquello tan convencido.
-¿Te casarás con ella?-pregunté pasando por la puerta.-Porque dudo que alguien su sano juicio quiera pertenecer a esta familia.-se giró con el ceño fruncido, ese ceño que sin duda era herencia mía.
-Pues que sepas que es bastante guapa.-recalcó como si fuera algo esencial.
-Oh, vaya las chicas ahora simplemente son guapas.-dije cruzándome de brazos mientras caminábamos hacia mi coche.
-Sí, es guapa y rubia.-cuando dijo rubia entonces sí que eché a reír sin parar.
-Bravo hijo, has hecho lo que un ochenta por ciento de los hombres hacen.-comenté abriendo el vehículo para que se subiera.
-¿Qué?-interrogó inquieto abrochándose el cinturón.
-Buscarse una novia similar a su madre.-dije antes de cerrar su puerta para subirme por el lado contrario y comenzar a conducir.
-Eso no es cierto, no tiene nada que ver con mamá.-reprochaba enfuruñado en su asiento, tenía los brazos cruzados y miraba hacia el lado contrario de la acera.
-Seguro que tiene orígenes latinos y europeos.-golpeó el asiento del copiloto y me miró aún más molesto.-Di en el clavo.
-¡Y qué! ¡Tú te has ido con esa mierda y la has dejado!-gritó a pleno pulmón.
Eso no me hizo gracia, es más mi rostro se torció. Me giré en mi asiento dejando aun lado el cinturón de seguridad. Lo miraba fijamente y él a mí.
-Dejé de amar a tu madre hace mucho, ya no era feliz a su lado, aunque la quisiera. ¿No tengo derecho a ser feliz? ¿Querías quizás que fuera infeliz para que ella lo fuera? No, en ese caso fui egoista y acepté las consecuencias de mis actos. Me enamoré de él, lo necesitaba a él y no por ello os dejé de lado. Tu madre ha sido importante para mí, más de lo que tú o tu hermano podéis imaginar. Me ha dado dos perfectos regalos, dos hijos, y también momentos que me hicieron crecer como persona. No voy a soportar ni a tolerar que pienses que desprecio todos los años a su lado. Que ya no la ame es distinto.-él me escuchaba algo incómodo en su asiento, pegándose tanto que sentía que se camuflaba con él para intentar no escuchar.-Amo a Phoenix, para mí ha sido algo especial conocer a mi otra mitad. Dices que tu novia es la definitiva, así creía que era tu madre, pero me equivoqué. No era la definitiva, sino alguien que pasó por mi vida y dejó su huella. Quizás Phoenix tampoco sea el definitivo, pero mientras esté con él vas a tener que aprender a no insultarlo y aceptarlo como mi pareja. Te guste o no las cosas han cambiado y eso puede causarte miedo, pero debes aprender aceptar que nada es eterno.-comenzó a llorar y aferró sus manos a la tapicería del asiento trasero.-Cariño.-dije bajándome del coche para sentarme a su lado.
Creo que estuve más de media hora abrazándolo y besando sus cabellos. Siempre lo tuve como el más frágil de los dos, el más parecido a mi hermano, a quién debía proteger de sobremanera. Si bien, había sido tan estúpido y tan frío con él que me dolía. Me dolía haberle hecho llorar al igual que haberlo abandonado.
-Te quiero papá.-susurró algo más calmado.
-Y yo a ti Hero, eso no lo cambiará nadie.-dije apartándome de él para secar las lágrimas que aún fluían por sus mejillas.
2 comentarios:
ESTOY INDIGNADA!! COMO PUEDE SER CAPAZ UN INMORTAL DE RENUNCIAR A SU INMORTALIDAD??
NO LO ENTIENDO!
SORI QUE ME META EN TU BLOG A PLANTEARTE ESTO, PERO SOS EL UNICO CON EL QUE COMPARTO ESTA PASION..
ESTOY LEYENDO MEMNOCH Y NO PUEDO ENTENDER COMO EL IDIOTA DE ARMAND SE INMOLE ASI SIN MAS... DE ESA MANERA
Si,.. me faltan unas pocas paginas para terminarlo, pero apenas lei lo que hizo Armand me enloquecí..Todavia me faltan un monton de libros para completar las cronicas.
Slds..Lau
P/d: Ahora que me tranquilizaste un poco me voy a poner a leer tu blog.. Gracias.
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