Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 11 de septiembre de 2010

Dark City - Novela - Capitulo 19 - Lluvias de otoño y nieves de invierno III



Esta semana ha sido muy intensa, tanto que he estado muy enfermo y por lo tanto poco en internet. Lamento muchísimo no haber publicado antes, pero no tuve tiempo para ello.

Les dejo con una de las mejores canciones de B-T y con el capítulo de hoy.





Conocía bien a Jasmine, creo que mejor que él y que cualquiera. Ambos éramos personas que deseábamos controlar todo lo que estaba a nuestro alrededor, saber a ciencia cierta cual era el alcance de nuestros actos y de los actos de quienes amábamos. Debió sentirse profundamente decepcionado al escuchar a Kamijo desear ser padre, él no era una mujer y por lo tanto no podía concederle ese deseo, y tuvo que ver como su esposo encontraba a la persona indicada para ese labor. Era algo que no podía controlar, como tampoco controlar el tiempo que pasaba esa Emma con Kamijo.

Cuando llegamos nos cruzamos con un hombre de mi estatura, por su aspecto físico y también por su forma de moverse supuse que era de los hombres de Kamijo. Todos tenían un toque especial que los distinguía. Además, junto a él iba uno de los escoltas personales de mi amigo.

Aquel hombre además de ser de mi estatura, vestir un traje italiano bastante caro, tenía los cabellos algo largos, unas gafas de sol muy caras pero discretas y un puro en sus labios. Eran de esos puros cubanos, un abano, que decían ser los mejores del mundo. Iba jugando con una blackberry que únicamente salió en Japón.

Al cruzarnos él simplemente dejó ir el humo de la última calada y se paró frente a su coupé idéntico a uno que poseía Kamijo, pero era negro sin metalizar. Phoenix se pegó a mí aferrándose a mi brazo e intentamos pasar desapercibidos para él. Si bien, sabía que él nos había visto al igual que nosotros.

Entramos en el hospital y fuimos a la planta que se nos indicó. Allí estaba Kamijo sentado como si fuera lo más normal del mundo tener un hijo. Jasmine no se encontraba con él, pero no parecía molesto por ello. Se levantó y caminó hacia nosotros para abrazarse a mí.

-Ha sido un niño, tal como esperábamos.-susurró.-Y ya he movido ficha.

-Lo he visto.-murmuré.-Lo he visto.

-¿Y Jasmine?-interrogó inquieto Phoenix.-¿Se marchó?

-Está con nuestro hijo, parece encantado con el pequeño.-sonrió satisfecho.-En los nidos lo encontrarás.


Phoenix se marchó después de darme un beso en la mejilla y otro a Kamijo. Seguramente quería hablar con Jasmine, ambos desearían hablar a solas, al igual que Kamijo y yo deseábamos hablar sobre lo que sucedería a partir de ahora. Para mí todo era muy confuso, aún no tenía muy claro que sucedería con Emma y su desesperado deseo de tenerlo como amante.

-¿Cómo es que lo has visto?-interrogó antes de sentarse y palpar el asiento de plástico que estaba a su lado.-¿En el parking?

-Sé que es uno de tus hombres, iba con uno de tus escoltas, vestía bien y su aspecto era extraño pero no en forma llamativa... más bien poco común en esta ciudad.-sonrió encantado por aquellas palabras, como si lo que narrara no fuera real y sólo fuera una mera fábula que se le cuenta a un niño.-¿Quién es?

-Mi psiquiatra privado.-respondió.-Alguien que marcará como insana a la pobre Emma.-murmuró.-Bueno, a estas hora el informe ya estará en manos de los burócratas con el sello de muy urgente y un suculento regalo en forma de cheque.-se apoyó en el bastón que llevaba desde hacía unos meses.-Emma es alguien que siempre he querido, protegido, idolatrado y sobretodo dado caprichos. Pero yo no estoy dispuesto a consentir que haga daño a Jasmine, a nuestro hijo y a mí.-me miró de forma intensa, esa forma de la cual él hacía gala sólo cuando iba a perder la serenidad.

-Calma.-respondí.-¿Pondrás en el registro el niño a tu nombre y luego mostrarás que tienes la custodia por completo?-pregunté y él sólo asintió.-Después harás que Jasmine le de su segundo apellido, que sea su padre legalmente.-asintió nuevamente y sonrió.-¿Se lo tomó bien?

-El niño es idéntico a mí, en parte acepté ese trato de Emma porque ella también es rubia y de ojos azules. El niño se parece a mí, tiene rasgos japoneses y europeos, no demasiado europeos.-susurró satisfecho.-Espero que sigan así, que maduren esos rasgos, y no cambien.

-Por Jasmine.-susurré y tan sólo puso su mano sobre mi hombro próximo a él.

-Deberías ver lo hermoso que luce con el niño en sus brazos.-dijo completamente ido, recordando quizás ese instante en el cual Jasmine tomó al bebé.-Se calmó nada más tenerlo él entre sus brazos, como si supiera que él es el elegido entre millones para ser mi amante eterno.

-Te salió lo poético.-reí bajo y él también, realmente se relajó al hablar del niño y obviar el tema Emma.

-Creo que será muy sobreprotector.-susurró antes de encender el móvil y mostrarme la imagen que iba rememorando.-Son hermosos, como ángeles.

-Sí, ángeles que debes cuidar.-respondí observando la imagen, realmente Jasmine sonreía orgulloso con aquel pequeño entre sus brazos y este a pesar de ser una pequeña bola rosada se asemejaba bastante a Kamijo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt