Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 21 de agosto de 2011

Rendezvous




Estoy enamorado de ti. Son las simples palabras que no te he dicho.

Mi mirada al contemplarte es un libro que no sabes leer, tal vez mis ojos no son tan sinceros como creía.

Mis labios se quedan sellados con una breve sonrisa, la felicidad que me envuelve con tus caricias me es suficiente.

Cuando me siento entre tus brazos no puedo frenarme, un impulso eléctrico recorre mi cuerpo y termino estrechándote, mientras acaricio tu largo y sedoso pelo.

Quiero amarte, quiero que este amor perdure aunque no lo notes.

Me has hecho mejor persona, me has reconstruido tras batallas arduas y sonríes tan dulcemente que el dolor de mis heridas se disipan.

Te he amado en secreto a gritos. Gritos que aún se siguen extendiendo por valles y colinas, que se arrastran con la marea hasta tus costas.

Soy la botella del náufrago, esa que devuelven al mar pensando que es una broma estúpida.

Estoy en esta isla, estoy danzando para ti y extiendo mis manos dándote las gracias. Sé que de alguna forma te poseo, porque tu caminas a mi lado a pesar de no saber mis sentimientos.

En este océano, en este mundo lleno de luz y tinieblas, nadamos como peces a contracorriente.

Riamos, riamos hasta que nos duelan las costillas y después permiteme llorar por la felicidad que siento.

Me has dado más que ellas y aún no he rozado tu cuerpo con mis dedos, tan sólo un breve beso que me hizo volar por encima de las nubes... dejé de ser prisionero y me convertí en liviana pluma... en la imaginación que tanto eché de menos durante escabrosos años.

Se mi ninfa de los bosques, mi ángel de la guarda, mi pequeña criatura... se la sonrisa que envuelve mi tristeza en dulce melancolía. Simplemente se tú y nada más.

¿Para qué romper el encanto mi hermosa bailarina? Yo te tomaré de la cintura y te haré girar para que la tristeza no nos destruya.

Nos encontraremos cada noche, en este baile de máscaras, donde besaré tus labios y jamás sabrás que he sido yo, donde susurraré poemas bajo tu balcón y no reconocerás mi voz.

Serás mi Pandora, pero tu caja ha abierto mundos maravillosos alejando la peste regada por otros diablos.

Yo seguiré siendo el señor de la magia oscura y tú el hada que todo lo ilumina.

Estoy enamorado de ti, un amor puro que no quiero dejar de sentir... un amor inocente de cualquier pecado.

Este ángel de alas negras se siente en el paraíso gracias a ti.

1 comentario:

Athenea dijo...

Esta entrada me ha parecido deliciosamente romántica. Recuerdo que la anterior que subiste tenía tintes más eróticos, pero ésta, aunque también habla de un amor apasionado, me ha parecido más inocente, más platónico.

Como ya te dije en la otra entrada, me encanta tu forma de describir los sentimientos de los personajes, y la forma tan delicada en que alabas y ensalzas a la amada. Sobre todo cuando la comparas con una ninfa, con una bailarina...

Sé que sobra decirlo, pero me gusta mucho cómo escribes. Cuidando hasta el más mínimo detalle en la narración. Espero pronto un nuevo poema o relato.

¡Un saludo!, Athenea.

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt