Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 6 de septiembre de 2011

Tears for you - Capítulo 1 - Primer encuentro, primeras impresiones (Parte III)




-Le quedan mejor las gafas que las lentillas.

Giré mi cuerpo por completo ante él, como si fueran pasos de ballet bajo la incesante lluvia. Di por finalizado nuestro primer encuentro, el cual era sólo una toma de contacto. Creo que jamás me había sentido tan cómodo con alguien tan desconocido, me sentía como si ya conociera cada movimiento de su cuerpo. El dolor nos unía, eso era un vínculo que nos hacía próximos y no planetas lejanos.

-¡Lo tendré en cuenta!-escuché en la lejanía su voz cuando ya estábamos algo retirados.

Sonreí ante esas palabras, como si el consejo fuera importante. Realmente, hacía años que no decía todo lo que pensaba. Años atrás era libre, un joven sin ataduras ni leyes morales que cayeran sobre mis hombros. Tenía una vida tranquila, pero mi mente siempre estuvo torturada. Hay hechos que uno no olvida, son huellas que dejaron tal marca que no se borra jamás.

Mis piernas empezaron a sentir cansancio por caminar en medio de aquel aguacero. Mi pantalón pesaba tres veces más de lo común, mi figura casi se doblaba ante las grandes y fuertes ventiscas, mi día había sido agitado y había caminado horas. Por ello terminé sentándome en una marquesina donde se solía esperar el autobús, la línea que recorría toda la ciudad. Mi espíritu pedía descanso, mi mente distraerse para olvidar. Hice caso a mi mente y me monté en el autobús nada más llegar.

Estuve casi quince minutos esperando que llegara el vehículo. Mis dedos jugaban con los botones de mi gabán. Mis cabellos largos, y teñidos por un rubio color cerveza, cada vez estaban más empapados, como toda mi ropa. Mi colonia ya no existía, olía a tierra y lluvia. Mis ojos se aguaron de nuevo y lloré con la misma rabia que lloraban las nubes. Parecía un niño perdido jugando a ser adulto en medio del Apocalipsis.

Cuando monté en el autobús me sentí mareado y confundido. Hacía años que no montaba en uno, Kamijo siempre tuvo para mí los mejores vehículos y chofer inclusive. Todos me miraron de forma extraña, o al menos sentí de esa forma su mirada. Al decir todos hablo de cinco personas, los únicos valientes que decidieron salir de sus casas.

Me abracé a uno de los hierros donde estaba el pulsador de bajada. Mis manos se aferraban a él como si mi vida dependiera de ello. El chico que estaba situado frente a mí escuchaba rock, podía sentir la melodía fuera de sus auriculares. Su aspecto era algo agresivo, pero su mirada estaba cargada de melancolía y no de ira. Ambos estábamos de pie, pudiendo estar sentados cómodamente, así como empapados. Sonreí al reconocer uno de los ritmos, era Joan Jett con su banda entonando Bad Reputation.

-¿Por qué me sonríes?

-Por nada en especial, además tampoco tengo que dar explicaciones a personas que no conozco.-respondí antes de marcharme hacia uno de los asientos del final.

Ignoro porque se quedó mirándome, ya que no dejó de clavar sus ojos en mí durante todo su trayecto. Yo no iba a bajar del autobús. Quería contemplar el paisaje y dejarme llevar por cada edificio.

Las paradas eran cada diez minutos prácticamente, una ciudad tan intensa en tráfico y más con lluvia provocaba que el transporte fuera lento. Mis piernas se movían inquietas, como si alguien o algo las moviera como péndulos. Restaba importancia al frío que calaba mis huesos y que pronto estaría metido en cama con síntomas de un fuerte resfriado.

Mis ojos no dejaban de imaginar monstruos y marcianos conquistando una ciudad tan gris, tan maldita, que parecía absorber la luz del sol y convertirlo en lluvia. A lo lejos la fábrica seguía emitiendo su humo gris, era de vidrio y había otra de reciclaje no muy lejos de la citada. Parecían dos enormes cigarros consumiéndose en un cenicero monstruoso.

Me llamaba poderosamente la atención los barrios residenciales modernos. Eran construcciones poco sólidas y situadas cercanas del campo de golf. Todos creían tener un pequeño trozo de paraíso, pero a decir verdad las mejores construcciones eran los sólidos edificios de más de veinte pisos. Muchos de esos edificios pertenecían a las oficinas de los trabajadores barrios residenciales, como del barrio dormitorio. Barrios hechos para la clase obrera y los grandes empresarios.

Sin embargo, el punto de la ciudad más conocido por todos era el marginal. Uno de los barrios más antiguos, un barrio obrero que estaba con parte de sus edificios construidos por subvenciones estatales. Estos edificios podían tener más de cincuenta años, algunos, y otros estaban hechos a imagen y semejanza a pesar de ser prácticamente de la última década. Tenían un trazado desigual, ya que estaba cerca de la zona centro, aunque había manzanas mejor trazadas en forma de cuadrado con hermosos jardines, algo descuidados, en el centro de mentadas construcciones.

Desde mi llegada a esta ciudad todo había cambiado, más bien todo cambiaba de forma más acelerada y la vida parecía más corta. Me movía en unos círculos menos cerrados y asfixiantes. Quizás me sentía más libre, pero a la vez seguía siendo ese ave exótica a la cual desplumaban. El mundo era menos pequeño, pero seguía siendo extraño e inhóspito para mí.

Bajé en una de las últimas paradas de la ruta, la cual volvería a comenzar prácticamente donde me había recogido. Si descendí del autobús fue porque dejó de llover y yo dejé de lamentarme. Mis pies estaban menos cansados, pero seguía sintiendo que no tenía fuerzas para caminar mucho más. Así que opté por llamar a uno de mis ayudantes, ellos siempre fueron eficientes y dispuestos a consentirme cualquier capricho. Realmente no les pagaba yo, sino mi hermano, si bien eso no quitaba que quisieran hacer méritos frente a mí.

En diez minutos tenía un mercedes negro de alta gama frente a mí. La puerta se abrió y yo subí. Allí sentado me sentía superior a cualquier insecto social, pero a la vez yo no dejaba de ser uno de ellos. Mi leve sonrisa era únicamente una máscara con la cual seducía a mi melancolía.

-Llévame a casa.-dije con un tono calmado, si bien por dentro era como si estuviera en medio de un sismo.

-Como guste, señor.

Mi hogar era una enorme mansión donde convivía con las personas del servicio, tanto de hogar como seguridad, junto a mi esposo Kurou y nuestros hijos. Digamos que era padre de tres hermosas criaturas con enormes bigotes, gatos hermosos y esponjosos. Podría decir que era una vida cómoda, pero sólo en apariencia. La verdad era distinta, muy distinta, y podía decirse que me mareaba a veces con los cambios que debía realizar para mantener la máscara.

1 comentario:

Athenea dijo...

Hoy tengo un rato libre, así que he decidido continuar leyendo la historia. Tengo ya ganas de conocer a su esposo, para ver si es tan siniestro y posesivo como me lo imagino. A lo mejor me llevo una sorpresa y resulta que es un amor, pero por lo que ha dicho en el último párrafo de que a veces le resultaba difícil mantener la máscara y hacer como que todo era perfecto, dudo mucho que lo sea.

He visto el último vídeo de Sebastian Bach, y el tío sigue en plena forma. Aunque para mí, su mejor etapa fue cuando estaba con Skid Row.

P.D. Lo de los gatos hermosos y esponjosos me ha parecido muy mono :)

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt