Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 26 de septiembre de 2011

Tears for you - Capítulo 5 - Reuniones de negocios (Parte V)

Él es Takanori Nishikawa, mi Soma Uchida. Es alguien que respeto profundamente por su trabajo (tanto como presentador, actor, modelo en ocasiones y cantante) como por su sonrisa. Creo que el mundo necesita personas que pongan sonrisas en sus vidas. Él está trabajando duro desde el terremoto en Japón para levantar su país, ha colaborado con muchos grupos y cantantes para conseguir dinero y apoyos.

Cuando pensé en un personaje presentador... vino a mi mente Takanori. Tenái que ser alguien abierto, muy jovial y amante de la música. Físicamente vino a mi mente él y no pude resistirme.



Espero que la canción sea de su agrado.

Ah y por si alguna crédula piensa que la edición va dirigida a ella... más quisieras... si aún te amara quizás, pero ya tu recuerdo lo he olvidado.





Todos quedamos en silencio al escuchar aquellos lentos pasos sobre el cuidado suelo de madera. Me giré y lo vi tan sereno como siempre, la apariencia de un ángel caído de los cielos para salvar a los hombres. Sus ojos azules se veían más intensos que en otras ocasiones y en sus labios había una leve sonrisa. Tuve un impulso irracional de abrazarme a él, a pesar que estaba allí mi esposo.

Cuando me colgué de su cuello comencé a llorar bajo y él sólo acarició mi cabeza como lo haría un padre, de forma cuidadosa y preocupado. Sentía como miraba a mi pareja y como este podía mirarle con rabia, sin embargo ese diálogo fue a mi espalda. Las lágrimas salían solas con una fuerza inusitada. Todo mi cuerpo temblaba y él suyo se sentía duro como el de un vampiro.

-Calma.-susurró besando mi frente.-¿Has vuelto a tener pesadillas?-dijo apartándome mientras deslizaba sus dedos sobre mi rostro.

Ignoro porque me sentía así con él, como aún era un niño a su lado. Él creció rápido, olvidó que era ser inocente y se entregó rápido a la oscuridad. Yo aún temblaba por las tinieblas a mi alrededor, pero para él todo era agradable y en ella lograba tocar maravillosas piezas de piano. Por eso siempre lo vi como un demonio con cubierta de ángel, si bien era un dulce ángel cuando se preocupaba por mí.

-Sí.-dije secándome por mí mismo las lágrimas.

-Kurou, creo que deberías abrazarlo.-comentó.-Sé que él me necesita, pero nada mejor que los brazos de su esposo para consolarlo. Todos aquí sabemos que son amantes, incluso algunos tuvimos las invitaciones de vuestra boda en nuestro correo, así que por favor déjense de tiranteces. Os lo ruego.-la sonrisa final era la de un niño tentando a la suerte, pero gracias a eso Kurou tiró de mí estrechándome contra su pecho.-Cuando se hayan calmado les esperaré arriba, en la biblioteca.-miró al resto y quedó serio.-Ustedes vayan subiendo.

Noté el aroma sutil de Kurou. Sus brazos me rodeaban con fuerza, prácticamente me estaba dañando. La fuerza de mi esposo era letal, pero solía controlarla cuando me tenía junto a él. Sus labios besaron mi frente, para luego ver incrédulo como se arrodillaba frente a mí nada más vernos a solas. Me tomó de las manos y comenzó a besarlas mientras sollozaba.

-¿Qué sucede?-dije con la voz tomada.-Kurou

-Perdóname por no saber cuidarte.

-No empecemos Kurou.-tiré de él para que se levantara, pero permaneció arrodillado.-Kurou, por favor.-susurré arrodillándome junto a él para abrazarlo.-Sabes cuidarme, pero hay cosas de mi pasado que no quiero contarte. No me siento orgulloso de esa parte de mi vida, no quiero que la sepas. Acepta que tengo mis secretos, pero para nada afectaran a mi amor hacia ti y menos a la forma en la cual me cuidas.

“Y el demonio se arrodilló,
los campos florecieron con sus lágrimas.
La crueldad que parecía tener era fachada,
pues su corazón era el de un chiquillo.
La inocencia de sus ojos jamás vieron tantos colores,
sus pulmones aspiraron los aromas más deliciosos.
Aquel ángel lo estrechó con firmeza,
absorbiendo en su abrazo todos los dolores.
Demonio que en realidad era un gato buscando su ovillo.”

Atrapé su rostro entre mis manos y lo besé lentamente. Mis labios rozaban de forma cálida los suyos y mi lengua se dejaba seducir por su timidez. Podía notar como sus mejillas iban tomando calor y color rojizo. Mi respiración comenzó a ser lenta, como si fuera un murmullo, pero la suya se agitó. Al apartarme sonreí quitando su sombrero y acariciando sus cabellos.

-Vayamos arriba, están esperándonos.-murmuré cerca de su boca.-Mi ángel, mi gigante... te amo.

Me aparté y estiré mi mano hacia él, la cual tomó apretándola y enredando sus dedos con los míos. Comenzamos a caminar subiendo las escaleras, sintiéndonos mejor. Yo al menos me sentía en el paraíso, había olvidado por completo ese lapsus terrorífico. Siempre solía ser igual, un momento de frustración y otro de amargura para luego desvanecerse.

-Me confundes a veces.-dijo en un susurro.-Pero te quiero así.

-Te gusta la locura, yo soy pura locura.-le guiñé antes de girarme para besar leve sus labios una vez más.

La biblioteca quedaba en una segunda planta, prácticamente al fondo de un largo pasillo. Era una estancia enorme, llena de libros y con un piano cercano a los enormes ventanales. Todo daba a un patio interior lleno de madreselvas y rosas que parecían eternas. La luz cálida del atardecer empezaba a calar todo con sus tonos naranjas, lilas y rojizos.

Todos allí estaban sentados frente a la enorme mesa de roble que poseía Kamijo. Era un escritorio algo estrafalario, pero signo de un museo. Los ángeles y demonios que recorrían toda la frente de aquel mueble, como si jugaran de forma infantil, me sobrecogía como las esfinges de su edificio.

-Tomad asiento.-dijo indicando las sillas que habían quedado libres.-Con ustedes aquí ya podemos continuar.

-Tengo una duda.-interrumpió Soma con su voz cálida y algo jovial, incluso en esos momentos.

-Adelante.-respondió sereno acomodándose en la silla, desabrochándose la chaqueta para sentirse más libre y menos atado a la prenda.

-¿Tardaremos hasta la noche? Sólo es para poder avisar a la niñera.-comentó algo preocupado mirando el móvil.

-Tranquilo, para la hora de la cena creo que terminaremos.

-Está bien entonces.-respondió con una sonrisa franca, de verdadero alivio realmente.

Comenzamos con un asunto poco importante, sólo informativo. Habíamos cambiado algunos distribuidores, tendríamos mayor seguridad en el transporte y cambiaríamos algunas rutas. También había pensado en entregar la hoja de ruta por trozos, para así no poder dar aviso a otras bandas con días de antelación y poder tomar mayor autocontrol.

El siguiente punto me puso algo tenso, pero más a Atsushi Sakurai. El señor Sakurai se quedó con la mirada clavada en Kamijo cuando pronunció aquel nombre. Frente a mi hermano había unas carpetas que tomamos entre nuestras manos y donde había sendas fotografías.

-Tenemos en busca y captura a Taylor Swan.-dijo sereno.-Quiero a este hombre muerto.-su voz sonaba metálica, como si fuera un robot, y su sonrisa era la de un auténtico pecador.-Yosh, tú no sabías nada de esto aún y comprendo que pueda tomarte por sorpresa.

-Teniendo en cuenta el tercer punto de esta reunión, podía esperarlo.-dije calmado mientras notaba los nudillos de Sakurai crujir.

Taylor Swan era un viejo conocido de Sakurai, tan viejo como las pocas arrugas que se podían ver cuando sonreía. El mayor de los hermanos Swan intentó propasarse con la primera pareja masculina de Sakurai, no llegó a más porque Sakurai lo mató con sus propias manos. El resultado fue una de las pocas muescas que posee Sakurai en su vientre, así como una herida imborrable en su alma.

Aquel hombre delgado de aspecto de ángel, pero realmente un verdadero demonio, tenía la capacidad de ser escurridizo. Sus ojos grandes y rasgados, su nariz algo puntiaguda, pero no demasiado, y su rostro sereno no eran más que una máscara. Sus finas manos, parecidas a las mías, habían torturado durante dos años a Lionel Landon, su última pareja conocida.

Lionel Landon era conocido de Hizaki Sakurai, fue su profesor de religión en su último estudio en instituto. Aquel hombre sí que era un ángel. Sus rizados cabellos dorados, su sonrisa dulce y su voz varonil pero aniñada le daba un aspecto delicado a su monumental aspecto musculoso que era eso, aspecto. Lionel se pasaba las horas muertas leyendo, recitando y cuidando con cariño al niño que había adoptado como propio. Taylor entró en su vida cuando era aún sacerdote, mancilló su honor y terminó usándolo como juguete.

“Aquel ángel apareció de la nada,
como una brisa cálida meciendo una cometa.
Parecía querer que lo abrazaran,
sus brazos alzados al cielo así lo indicaban.
Un ángel de cabellos de trigo y ojos de cielo,
una escultura que cobró vida con polvos de hada.
Trinos de gatos narrando maullidos de petirrojos
Y el poeta dijo “nunca más, nunca más” besando sus lágrimas.
Dame amor, dame poemas amor fríos carentes de vida.”

Se puede decir que ambos Sakurai sonrieron de forma macabra, al conocer que podrían pegarle un tiro, que todos les apoyaríamos y ayudaríamos a deshacernos de las pruebas. Yo miré aquellas fotografías, había una en especial que me vi reflejado y me quemó en el pecho. Cerré los ojos e intenté calmarme.

Taylor sostenía por la muñeca al ángel de Lionel, lo hacía con la mirada aviesa y con una sonrisa cínica. No le importó ni por un segundo que fuera en plena calle y que los ojos del rubio se bañaran de lágrimas. Era una secuencia que parecía ser la antecesora de una fuerte bofetada. Se podía leer en la expresión facial de aquel hombre miedo, un miedo intenso, mientras con la otra mano sujetaba a su hijo de tan sólo unos años.

-Bastardo.-hablé en alto, pero pensé que ni había llegado a pronunciarlo con mis labios.-Lo siento.

-No te disculpes, pero no tiene calificativo.-comentó Hizaki.-Si pudiera lo ahogaría con mis propias manos.

1 comentario:

Athenea dijo...

La mafia en todo su esplendor, mola. Entiendo los motivos por los que Yosh no quiere contarle su pasado a Kurou, pero tal vez si lo hiciera, se sentiría liberado, ¿no?

¿Serán Kurou y Yosh los que se carguen a Taylor? XDD. Kurou va necesitando acción ya. Buen capi, espero pronto el siguiente :)

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt