Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 20 de octubre de 2011

Tears for you - Capítulo 11 - Noche de seducción (Parte II)






Me encanta la magia... espero que a ustedes les guste.
No hay magia más especial que la hecha por dos amantes.
Disfruten de la gloria del amor...




Me quedé en silencio contemplándolo como si fuera algo imposible. Podía percibir su mirada aturdida y su deseo de hacerme feliz, así como el calor de sus manos sobre mi cintura. Me había tumbado sobre él con cierto sigilo. Sus labios se pegaron a mi frente y parecían no querer despegarse. Nuestras respiraciones comenzaron a ser calmadas, muy suaves.

-Quiero hacerte sentir yo.-dijo con las mejillas muy rojas.

Había alzado el rostro cuando noté que iba a susurrarme algo, pero aquello me hizo sonreír de forma estúpida. Sabía que sentía pudor, ya que para él a veces el sexo era un tabú enorme.

-¿Por qué?-pregunté sentándome a horcajadas sobre su vientre.

Mis manos acariciaban como si fuera un pincel sobre un lienzo, con mimo y precisión, buscando la belleza de aquellas caricias y entregarle esa belleza con pasión. Estaba deseoso de escuchar sus explicaciones, pero sus ojos se cerraron llenos de temor.

-Disfruto con este lado de la cama, pero sé que podemos disfrutar en ambos.

Palpé sus labios con los míos, en un beso tierno. Nuestros besos de amantes quedaban acallados por besos lujuriosos, pero esos besos calmados y llenos de cariño eran mis favoritos. Aún hoy soy un fanático de esos besos, porque demuestran el amor más puro y sincero. Puedes sentir como palpita su corazón lentamente hasta desbocarse, como sus mejillas se ponen rojas, sus labios quedan húmedos y el sabor de su saliva es el mismo sabor de la tuya. Ternura, esos besos transmiten y respiran ternura.

Bajé hasta su vientre besando sus hombros, dejando que mi boca rozara todo su torso y sus caderas. Era un hombre gigantesco y ese camino se hizo durante minutos. Lo hacía con calma, besando piel ya besada, hasta llegar a su sexo que comenzaba a tener forma.

Moría de ganas por sentir que él me poseía. Sólo con él fui capaz de desear tener ese tipo de sexo, con el resto sentía repugnancia y miedo. Ahora es algo común el tenerlo y que me tenga, pero esos momentos eran únicos y casi mágicos porque aún sufría. Mi mente a veces me jugaba malas pasadas, sin embargo saborearlo y sentirlo duro me excitaba. Perdía por completo el juicio con sólo saber que era él y no otro, que no me volverían a usar y que él me cuidaría.

-Kurou.-dije acariciando lentamente su miembro, ya duro.-¿No me cuidas?

Él se incorporó como una enorme mole para abrazarme. Sus manos fueron trémulas a mis nalgas, las acariciaba como si fueran de fuego. Pero logró introducir uno de sus dedos lentamente. Tirité abrazándome a él, por su cintura. Apoyé mi frente sobre su torso mientras me movía sutilmente.

-¿Voy bien?-esa pregunta me hizo gemir aferrándome clavando mis uñas.-Voy bien.

-Ya me has hecho esto antes, pero lo siento como si fuera la primera.-balbuceé.

Al segundo dedo gemí bajo rozándome contra él, notando como él se endurecía también. Pronto el tercero, entró con calzador casi. Mis uñas le arañaban dejando marcas profundas en su piel. Su espalda era como un poster para gatos, muy similar.

-Yosh, permíteme.-murmuró recostándome en el colchón, sacando sus dedos para hacerme sentir su lengua.

Estaba agitado. Parecía el rabo de una serpiente de cascabel. Enterraba su lengua en mí, mientras acariciaba mi miembro lentamente con una de sus enormes manos.

-Ya, mi amor.-dije tirando de las sábanas.-Ya.

Se apartó de mí colocándose en la cama, quedándose colocado para que yo le montara. Eso hice, lo hice porque quería disfrutar del sexo junto a él y con él. Me monté sobre su miembro, notando como iba entrando en mí. Él sólo me tomó por la cintura ayudándome. Gemí satisfecho, sobretodo porque nada más notarlo dentro comencé a moverme.

Me movía intentando seducirle, como si nadie más lo hubiera podido hacer antes con él. Mis caderas tenían un balanceo suave, para que pudiera ser profundo y placentero para ambos. Sus ojos entrecerrados y sus jadeos me provocaban.

-Te amo.-balbuceó.-Te amo mi ángel.-subiendo una de sus manos hacia mi rostro.

Aquella cálida palma de su mano me hizo sonreír, igual que él lo hizo como respuesta. Estaba algo áspera, como siempre, y sin embargo la noté suave y deliciosa. Mis movimientos se aceleraron. Terminé dejando las provocaciones para moverme a un ritmo acelerado, botaba como pelota y escuchaba sus jadeos acelerarse como mis gemidos. Ambos terminamos gimiendo nuestros nombres, llenando la habitación de sexo otra vez.

-Ai shiteru.-murmuré.-motto.-jadeé moviéndome desenfrenado.-¡Ai shiteru motto! ¡Ai shitertu motto!

En ocasiones balbuceaba palabras en japonés, igual que a él le pasaba con el inglés. Aquello no era más que un “Te amo mucho”. Un te amo que no podía ocultar ni siquiera cuando intentaba ser frío en los negocios, mucho menos podía dejar de pronunciarlo en esos momentos. Instantes que era la recompensa a muchos sufrimientos. Me sentía afortunado a pesar de todo lo vivido. Me regalaban alas esos instantes, unas inmensas aunque no pudieran verse. Me había enamorado de un gigante dulce y entregado que me hizo llegar a la cima del placer, lo hizo con ternura y con paciencia.

Llegamos prácticamente a la vez, me desplomé cansado y con los brazos adoloridos. Había estado enterrando mis uñas por sus brazos, su torso y su espalda. Inclusive tenía marcas en el rostro y en el cuello, como si hubiera tenido sexo con un gato salvaje. Yo sin duda me sentía satisfecho, feliz y cansado. Él parecía fascinado. Había dominado el sexo contrario, no le había dejado hacer demasiado y eso parecía querer. Que aunque él me hiciera suyo, más bien yo hiciera que me amara. Era como un lema para él, el caer seducido a mis pies sin duda alguna.

-¿Crees que nos conocimos por el destino?-pregunté acariciando su torso.

-Puede.-respondió antes de besar mi frente.

-¿Me amas más ahora que cuando nos casamos?-dije antes de morder su mentón.-Yo creo que no podría vivir sin ti, lo he sabido estos días.

-Sé que hice mal.-dijo tomándome del rostro.-Yoshiki, cuando te pedí el divorcio sentí que algo en mí moría.

-No hablemos de eso.-sonreí antes de hacerme mejor hueco entre sus brazos, haciéndole bajar sus manos hacia mis caderas.-Has hecho un buen trabajo con Anne.-dije riendo bajo.-Es preciosa, estoy deseando verla en alguna representación escolar. Quiero enseñarla a tocar el piano, aunque sólo sea una canción.

-Quieres pasar el legado de tu madre.

No había pensado en aquello. Yo disfrutaba de la música porque ella era música, ella vivía en sus composiciones que yo a veces tocaba de memoria. Ella vivía en cada nota. Ella era el legado que quería trasmitir a mi hija. El amor por la música, la música en sí. El piano era el medio, yo el instrumento y la música el mejor regalo.

-Sí.

-Dos ángeles tocando para mí.-susurró tomando una de mis manos, para besar cada uno de mis dedos.-Vivo en el paraíso.
“Mil orugas tocando el piano,
cada pata es una nota, cada nota un paraíso.
Lentamente el ave baila,
tiene ropa de duquesa y alma de bailarina inglesa.
Los ángeles aplauden la obra,
una obra hecha en papel de seda.
La mariposa regala la tela y la araña teje el papel.
Una fantasía de un soñador,
sueños regalados como medallas de honor.
Margaritas, amapolas y gramíneas
en el pelo de hadas con alas de libélula.
Nubes violetas, rojas y rosas...
provocador paisaje para un trébol de siete hojas.
El piano, el piano sigue sonando...
la bailarina sigue bailando...
y el demonio agradecido sigue soñando.”

3 comentarios:

Athenea dijo...

Hoy he tenido dosis por partida cuádruple wowowowow. El poema del final, ha sido so so so fuckin' perfect. El capítulo, romántico, dulce, genialoso. Haces que las escenas eróticas sean delicadas, tiernas, no como otros escritores que a veces incluso consiguen que sean desagradables por la vehemencia implícita de las mismas, o sencillamente porque no saben cómo escribirlas. Me ha encantado, de verdad. Espero prontito el siguiente. ¡Un beso!

MuTrA dijo...

Y eso es amor puro y duro. Entregarse de esa forma, con esa pasión, con ese sentimiento y con el sólo objetivo de hacer feliz y satisfacer a otra persona.

Me han encantado estos dos fragmentos del capítulo (el anterior también). Son preciosos.

Besotes, cielo. :******

Lin Sekiei dijo...

Motto motto~~! >////< Jo, cómo necesitaba mis dosis! Ya estoy de mejor humor XDD
Fue tan pasional y hermoso a la vez! <3
Y sí, Kurou, da igual cómo, sigue comportándose como un uke, jeje, es demasiado lindo~!
Muy buen capi, ahora voy para el siguiente
Besos! :3

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt