Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 27 de octubre de 2011

Tears for you - Capítulo 12+1 - El baile de los malditos


Esta imagen la robé del Twitter de Kamijo... Me encantó como sostiene esa rosa, como se ve este maldito que ya está más próximo a los 40 que a los dulces 30.

El video que he colgado es de hará unos 10 años... como ven mejora cada año.

Video e imagen de lo dedico a Kiseki y Marisol.





Capitulo 12+1


El baile de los malditos.





Tan sólo hacía dos días que habíamos logrado llegar y empezar a acomodarnos. La pequeña aún no tenía su cuarto del todo arreglado, pero sí había logrado que una de las habitaciones de invitados fuera una enorme juguetería. Había comprado cientos de cosas en una tienda, todo lo que le gustaba y le llamaba la atención. Kurou se molestó; pero terminó sonriendo, al comprobar que ella era feliz con un juego de té de plástico, con imitación a la porcelana, y varios peluches artesanales que había comprado.

El día del gran baile llegó. Casi de improviso. No había tenido tiempo de pensar el disfraz que usaríamos. Fui corriendo a la primera tienda de disfraces que hallé. Sólo tenía que que conseguir dos disfraces, el disfraz de la pequeña lo había hecho enviar Sho. El día antes, muy temprano por la mañana, me preguntó las medidas de la pequeña.

El disfraz de Anne era el de una hada muy distinta. Tenía alas de libélula coloreadas como las de una mariposa, unas botas militares con aspecto desgastado, medias de red con varios colores, un tutú de color fuxia y rojo, así como un body que parecía escamas de pez porque según la luz tenía reflejos distintos. Recogí sus cabellos en un moño alto colocando las mariposas para el pelo que envió. Se veía encantadora.

“Si las hadas te vieran tendrían celos,
de tus alas de libélula y de tus ojos de gato fiero.
Si una gota de rocío fuera tu perfume,
yo amaría tus manos y tu cuello al tener aroma tan dulce.
Si pudieras danzar para mí, hermosa princesa de la magia,
sería feliz, tan feliz como un hada después de cumplir tus deseos.
Quiero que rías mágicamente mientras giras en el aire,
que las nubes sean aún más esponjosas en tu nombre.
Mi ángel, mi dulce ángel, de alas de libélula...
sólo puedo decir que te amo”

Mi disfraz era más fácil, tan sólo debía colocarme una bata y recogerme el cabello. En mis pies había unos zuecos blancos con suela anti-resbaladiza, idénticos a los que usan médicos o enfermeras, unas gafas de alambre y guantes de quirófano. Kurou tenía la típica bata de enfermo, bata fina estilo hospital para no ir enseñando el trasero y sangre de pega en una herida hecha con maquillaje.

-¿Por qué tengo que ser yo el enfermo?-preguntó mirándose.-¿Por qué no podíamos ir como el año pasado?

-Porque la barba de pirata me daba sarpullido y calor.

El año anterior fuimos invitados a varias fiestas de Halloween, pero terminamos en casa de mi hermano. La temática la impuso, fue el único año que rogó que todos fuéramos igual vestidos, y dijo que sería del País de Nunca Jamás. Kamijo se visitó de Peter Pan, el resto de piratas o niños perdidos. Nos divertimos bastante, pero yo terminé con granos en la cara casi un mes.

-¿Estoy guapa?-preguntó Anne tras quedar frente a mi esposo completamente arreglada.-El primo Sho me envió esto, tampoco conozco al primo Sho.

-Estás preciosa.-murmuró Kurou.

-Todos los niños en la fiesta se volverán locos por ti.-dije sonriendo mientras me inclinaba para colocar bien una de las mariposas.

-¡¿Qué?!-nunca alzaba la voz, pero cuando se molestaba profundamente sí.-¿Por qué dices eso? Es muy pequeña para esas cosas.

-Ella ya ha tenido novios.-respondí.-Además a su edad es algo habitual, no seas chapado a la antigua.-comenté alzándola para que rodeara mi cuello y pudiéramos ir hacia el garaje.

Kurou no dijo mucho más, sobretodo porque Anne reía junto a mí. Él parecía olvidar todo ese malhumor con un par de buenas risotadas. Se calmaba al vernos felices, como si eso fuera lo único que deseara en esta vida. Aún hoy sucede así, una sonrisa especial hace que su rabia ante cualquier comentario mío se disipe.

Tomamos uno de los vehículos familiares, inclusive tenía silla especial para la pequeña. Yo iba delante como siempre, cantando y provocando que ella me imitara. Mi esposo conducía relajado, o al menos era la apariencia que nos ofrecía. Yo estaba emocionado. Era una fiesta realmente familiar, con buenos amigos y al fin como padres. Halloween está inventado para los niños, los pequeños se asustan y a la vez ríen vestidos con mil disfraces pidiendo caramelos. Los adultos simplemente seguimos la fantasía de una fiesta que da la bienvenida al otoño y a viejos miedos infantiles.

“Halloween, susto o trato.
Vampiros se visten de bailarinas,
tétricos monstruos se colocan máscaras.
¡Todos tenemos que salir a por dulces!
Halloween, susto o trato.
Las hadas se colocan disfraz de diablillos,
mientras los esqueletos hacen su cabaret.
¡Todos tenemos que salir a por dulces!
Halloween, susto o trato.
Quiero bailar contigo y la magia de este día,
recordaremos el pasado con sonrisas.
Halloween, susto o trato.
Los fantasmas nos provocaran nostalgia,
las calabazas pierden la cabeza por las prisas.
Halloween, baile de máscaras y horror.”

Nada más aparcar notamos que las gárgolas del teatro parecían más tétricas, sobretodo por la decoración para las representación de esas fechas. Dentro Hamlet hablaba de su tragedia, un órgano tocaba mientras se recitaba las “Coplas a la muerte de su padre” de Jorge Manrique y un ballet de fantasmas danzaban con música tétrica mientras Drácula buscaba su próxima víctima. Toda la semana se desplegaban espectáculos increíbles, y como director Kamijo. Se fundía con el trabajo en esas fechas, amaba Halloween porque era como un niño.

Pulsamos el timbre de la casa de Kamijo, la cual estaba frente a su maravilloso trabajo de fantasía y terror, y quien nos abrió fue Yuki. Vestía con ropas parecidas a las de un príncipe, aunque con cortes de pega. Se veía tan inmenso que Anne se aferró corriendo a mi pierna.

-Hola, tú debes ser Anne.-dijo sonriendo de forma boba, como siempre.-¡Hey! ¡Tu monstruo de las judías se ve bien!

Kurou no dijo nada, tan sólo me tomó de la cintura, mientras Anne se relajaba.

-¿Tito Kamijo?-preguntó antes de quedar frente a él.-Eres muy alto.

-No, soy Yuki.-respondió estirando su mano para estrechársela a ella.-Un placer, jamás vi un hada tan bonita.

-¡Yuki! ¡Yuki!-escuché a un niño llamarlo.-¡Yuki! ¡Yuki! ¡Dile! ¡Dile a Nico que Ama es el mejor!-se abrazó a su pierna y miró hacia Anne.-Una chica.-comentó rascándose su larga melena, parecía el tio “Eso” de la familia Adams. Se apartó un poco el pelo y la miró sonriendo.-Yo soy Jun, me llamo Jun. Es un placer conocer a una chica tan guapa. Las chicas normalmente me parecen feas, pero me gustas porque me recuerdas a los cuentos que me lee papá.-se abrazó a ella y besó su mejilla.

Era un niño encantador, prácticamente de su edad o eso parecía. Mi esposo no dejó de gruñir como si fuera a robarle a su pequeña. Anne parecía feliz de tener un nuevo amigo, sin embargo el sonrojo me recordó tanto a su padre que no pude evitar abrazarlo.

-¡Jun! ¡Te vas a perder el truco de magia!-escuché a otro niño, lo reconocí nada más verlo.

Sus cabellos con reflejos dorados, sus ojos rasgados y café, así como su piel extremadamente clara y sus perfectas cejas. Era el hijo de Lionel Landon. Había matado a Taylor Swan, el hombre que tenía por padre, y allí estaba el pequeño ajeno a todo. Una mezcla de sentimientos me recorrió todo el cuerpo, desde la punta de los cabellos a las uñas de los pies. Tuve miedo, seguro que Taylor no era tan cruel ante sus ojos infantiles y a la vez sentí un alivio tremendo.

-¿Nos dejaréis pasar?-pregunté con una sonrisa tomando a Anne de la mano.

-Pasad, mi padre está haciendo trucos de magia junto a Atsushi.-comentó.-Vienen preparados para todo, o eso parece.

Nada más entrar vi los abrigos colgados por las perchas en forma de esqueleto, así como el calor que emanaba del gran salón. Al girarme noté su presencia deslizándose por las escaleras. Mi hermano Kamijo estaba envuelto en una elegante capa de vampiro, sus ojos azules se veían más profundos, y en sus labios podía vislumbrarse dos puntiagudos colmillos. En sus brazos llevaba a la pequeña Celeste. Ella vestía con un vestido blanco, como si fuera un ángel. Junto a él bajaba aferrado a la barandilla Camil, lo hacía vestido de vampiro pero sin capa.

-Bonsoir.-susurró.-¡Oh! ¡Anne!-exclamó.-Camil, ella es tu prima Anne.-dijo finalmente cuando estuvieron en el hall junto a nosotros.

-¡Camil! ¡Vamos!-gritó el enérgico Jun.

Recordé entonces de quién era hijo Jun. Jun era el hijo adoptivo de Atsushi Sakurai, que en realidad era su sobrino. Lo acogió en su vida para cuidar lo poco que quedaba de su hermano, el cual siempre sería su pequeña adoración. Tenía rasgos parecidos al señor Sakurai, sin embargo esa explosión de energía me recordaba a Spider. Los niños siempre debían ser enérgicos.

Camil tan sólo miraba a Anne mientras Jun prácticamente lo arrastraba hacia el salón. Nicolas, el hijo de Lionel, se quedó frente a mi pequeña haciendo una leve reverencia. Sonrió de forma muy dulce y después miró a mi esposo.

-¿Le importa que juguemos?-preguntó mirándolo fijamente.-Papá dice que debo de jugar más y pelear menos. Con ella seguro que no me peleo.

-Déjala Kurou, se divertirá más si se relaciona con los niños de la fiesta.-comenté soltándola para inclinarme y besar su mejilla.-Vamos cielo, ve y juega.

Ambos corrieron al salón donde se escuchaban risas, aplausos y música. Kamijo estaba frente a nosotros con una dulce sonrisa paternal, observaba a su hija con un orgullo inusitado. Había nacido prematura, estuvo meses en el hospital y muchos dudaban del milagro de su supervivencia. Sin embargo, sus rizados cabellos caoba radiaban con luz propia, mientras sus enormes ojos azules miraban a su padre con curiosidad. Estaba despierta, aún algo tarde, pero a él parecía no importarle.

-¿Cómo está?-dijo mi esposo adelantándose a mí.

-Todos en esta casa estamos bien.-su tono de voz era calmo, pero siempre que hablaba parecía cantar una dulce melodía.-Todos estamos bien.-repitió antes de reír.-Veo que todos en su pequeña y dulce familia también.-miró fijamente a Kurou y rió.-No seas tan serio, trátame de forma cercana porque no somos desconocidos.-se aproximó a él antes de alzar el rostro, puesto que Kurou era inmenso incluso para él.-¿No quieres tener un rato a tu sobrina? Me harías un favor.

-Dame, la tomo yo.-intervine antes de sentir el peso de la pequeña en mis brazos.-Es preciosa ¿verdad amor?

-Sí, es preciosa.-respondió de forma dulce, menos tenso que otras veces.

-Pasen, el show de hoy está siendo francamente interesante.-indicó cual vampiro alzando su capa, para luego reír como si fuera un niño.

-Kamijo, se están acabando los frutos secos.-aquel chico estaba allí, vestido de época con un cuchillo atravesado en su cabeza.

Su ropa era exquisita. Estaba seguro que Kamijo había hecho confeccionar aquella ropa para él. Parecía un viejo compositor de ópera o música clásica. Llevaba un violín en sus manos, seguro que prestado del teatro, y una peluca preciosa de cabellos plateados. Estaba bien maquillado, ya que su piel parecía más blanca que la de sus manos. Puro estilo de otros siglos, si bien añadiendo ese artículo de broma que le daba un toque de humor.

Se sonrojó al verme, creo que recordó aquel día y se sintió cohibido. Rodó sus ojos hacia el suelo, sonrojándose aún más cuando Kamijo besó su mejilla al pasar junto a él. Tiró de su mano llevándolo hacia el salón y nosotros fuimos tras ellos. Al fin la fiesta comenzaba.

1 comentario:

MuTrA dijo...

Me ha parecido curioso lo del número del título, ¿supersticioso? ;P Me gusta que por las fechas hagas coincidir la fiesta. Me he percatado de que adaptas un poco el contexto a las fechas que se presentan si lo crees conveniente, así como a las noticias (lo de la Blackberry por ejemplo), pero me gusta, sabes hacerlo sin que quede demasiado descarado, eres sutil y eso es una gran cualidad para los escritores (supongo). ^^

¿Qué pasará en esta peculiar fiesta de Halloween? ¿Habrá alguna sorpresa inesperada? :P

¡Besotes escritor de la noche! :******

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt