Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 30 de octubre de 2011

Tears for you - Capítulo 12+1 - El baile de los malditos (parte IV)





Después de aquel espectáculo tocaba que mi hermoso sobrino Yura interpretara una pequeña canción, era una de tantas que parecía más un poema. Se movía de forma graciosa por el pequeño escenario improvisado. Los pequeños se llenaban hasta los bolsillos de caramelos monstruosos que había adquirido mi hermano. Los más adultos conversábamos mientras escuchábamos tocar a Kamijo al piano, mientras él fascinaba a su actual amante. Si bien, todo quedó en silencio cuando aquellos dos aparecieron.

“Y un ángel me cantó al oído,
o quizás era una mariposa de alas blancas.
Sólo recuerdo su belleza y su calma.
Mi ángel, por favor regresa a narrarme
esas historias tan intensas de nubes de algodón,
de dragones en mazmorras y de príncipes sin armadura.
Por favor, quiero que me guíes por el tallo de una flor,
y me digas si contiene veneno de amor.
Mi mariposa, quiero que regreses a mis manos.
Necesito volver a sentir el aroma de tus alas,
sentir esa alma bailar de puntillas sobre mis labios.
Canción de cuna para moribundos,
rapsodia para la bienvenida a este mundo.”

-No sabía que gimieras tan bien.-susurró el señor Sakurai completamente descarado.

-Gomez, sabes tan pocas cosas de mí querido.-respondió algo rojo, para correr a sentarse a su lado.-Eres un capullo.-logré escuchar.

Una vez estando todos en el salón, decidí a tocar. No tenía nada planeado, pero cuando Kamijo me vio frente a él con una enorme sonrisa se apartó. Sabía bien que el piano me hacía feliz y que amaba demasiado poder tocar ese instrumento. Al sentarme observé las teclas, eran idénticas a las mías pero era de un piano mucho más antiguo. Volví a tocar gracias a este piano, me había negado el hacerlo hasta que él supo de mi don y me obligó a reencontrarme con mi gran amor.

“Atracción hacia los cuentos de hadas,
esos mundos donde todo es posible.
Los sauces sonríen y los gatos hablan.
Sé que los humanos somos guardianes
de poemas que no fueron cantados.
Bailarinas con faldas de flores silvestres,
cayendo desplomadas hacia la melodía...
Tócame una sonata en este claro de Luna.”

Mis dedos se movieron rápido con una melodía repleta de nostalgia. Parecía que mi alma era quien dictaba el paso de mis dedos, uno a uno, por las teclas de aquel hermoso piano. Mis ojos estaban cerrados, mis labios comenzaron a murmurar un poema que surgió de la nada.

“Libertad. Suena bien.
La libertad que no sentí,
cuando podía tocar tu piel.
Libertad. Melodía melancólica.
Ebrio tirado en un bar,
añorando su bebida alcohólica.
Libertad. ¿Qué es eso?
Nostalgia en el valle de sombras.
Dormiré para no ser preso.
Poesía, poemas desesperados.
Canciones, nanas olvidadas.
Caminaremos hacia la libertad,
lloraremos hasta el ocaso.
Flores de fantasía germinaran,
lo harán en las cuencas de nuestros ojos.
Podremos alcanzar la utopía,
habremos vencido al fracaso
y volaremos hacia la fantasía.
Libertad. Suena tan bien.”

Mi alma se dejaba ir, bailaba a su ritmo aunque fuera diferente al resto. En mi mente llegaron imágenes de toda una vida, miles de sensaciones. El aroma a manzanas de caramelo me recordó a mi infancia, la más dulce, y las risas de fondo de los niños me trajo a la mente que ellos son libres. La verdadera libertad está en la imaginación y la inocencia, cuando se pierde uno puede darse por muerto en prisiones demasiado aterradoras.

Al acabar noté a mi pequeña Anne tomarme de una de mis manos. Me miraba entusiasmada. Yo simplemente sonreí antes de tomarla en brazos. Ella estaba disfrutando de una vida familiar intensa, cuando Kurou siempre la tuvo apartada de todo. Estuve sentado al piano el resto de la noche, cantándole a ella aunque todos me escucharan.

Mi esposo nos observaba desde una esquina. El resto se fue marchando. Algunos se despidieron, otros por no molestar. Mi hermano me llamó besando mi mejilla, mientras acariciaba los cabellos de mi dulce Anne.

-Vámonos.-dijo Kurou quedando apoyado en el piano.

-Espero que mañana no te levantes con dolor de estómago, pequeña.-comentó mi hermano antes de alzar la vista hacia mi esposo.-Y tú deja de tener esos celos, aunque te hacen muy adorable por como los demuestras.-rió alto mientras tocaba uno de sus hombros.-¡Ah Kurou! Nunca vas a cambiar.

-Kamijo, tengo sueño.-escuché decir a Arthur, su amante.-¿Puedo quedarme a descansar aquí?

-Claro.-respondió antes de besar su frente.-Ve arriba, yo me termino de despedir de mi familia.

Así sucedió. Él se despidió de los tres, nos ayudó a guardar todos los dulces de la pequeña en una bolsa especial con hadas que bailaban entre nenúfares. Era una pintura apropiada al gusto de mi hija, también al mío. Para nosotros simplemente nos regaló una pequeña bruja. Según dice cuando se regala una la suerte acompaña a esa persona, o se instala en la casa donde luzca.

Cuando nos montamos en el vehículo decidí hacerlo atrás, nunca lo hacía. Me senté cómodamente con ella en mis brazos. Sabía que no era la mejor forma de llevarla, pero no quería apartarla de mi pecho. Mi manos jugueteaban con sus mechones, mientras ella bostezaba agotada. Era tan hermosa, tan pequeña y tan dulce que me hacía sonreír satisfecho en un mundo tan turbio y horrible.

En la radio sonaba un jazz sensual y cargado de nostalgia. Kurou conducía relajado, no quería llevar prisas en una noche que muchos habían bebido excesivamente. No era la mejor noche para ir en coche. Sin embargo, allí me sentía tan cómodo y como si estuviera arrojado a una felicidad deliciosa con sabores a infancia y chocolatinas.

-Duérmete pequeña hada, el bosque encantado será custodiado por el dragón y el gigante. Duérmete pequeña, descansa bajo una hoja de laurel. Mi hermosa pequeña hada, tan dulce como pícara.-susurré comenzando a cantar mientras reía bajo.-Kurou, cuando duerme es idéntica a ti.

-¿Por qué dices eso?-dijo parando en un semáforo.-¿Yo no la veo tan parecida?-comentó girándose hacia mí.-Parece más tuya que mía, no sé cómo demonio ha sucedido.

-Porque es rubia, tiene la piel clara además de suave, una linda boca rosada y suele molestarte tanto como yo. Por eso nos parecemos ¿verdad?-pregunté alzando la vista para clavar mis ojos en él.-Pero es tozuda, se sonroja, siempre quiere dibujar y ama las fotografías en blanco y negro. Es una niña calmada, que casi ni se escucha salvo cuando ríe de forma contagiosa o se molesta porque un sueño bonito se acabó. Tiene un carácter similar al tuyo, aunque tú suavizas todo detrás de una estúpida máscara.-se giró cuando dije todo aquello, muy rojo y confuso.-Sé que te molestas con la almohada cuando te despiertas en medio de un sueño bonito, te recuerdo que dormimos en la misma cama y soy tu esposo.

-¿Por qué te gusta siempre sacarme mis vergüenzas?-preguntó azorado.

-Porque eres encantador cuando sucede eso.

No hablamos mucho más, el resto del viaje fue en silencio. Él intentaba calmar su pudor y yo no reír demasiado alto, no quería que ella se despertara. Estaba tan hermosa aferrada a uno de mis collares, tan dulce soñando con algún hermoso lugar, que no quería mover ni un músculo. Cuando llegamos a casa fue una odisea bajar sin que ella lo notara.

Decidí que dormiría con nosotros, su cuarto aún no estaba terminado y no quería que estuviera entre cajas. Mi esposo siempre refunfuñaba, él quería que tuviéramos la cama para nosotros solos. Sin embargo, me sentía más tranquilo con ella aferrada a mí y con él rodeándonos.

Quité con cuidado su disfraz, el mío lo tiré por toda la habitación. Cuando colocaba su pijama murmuró algo que no comprendí demasiado bien, sólo sé que me hizo besar su frente y seguir quitando los apliques de sus cabellos. Kurou no paraba de murmurar que no era buena idea.

-¿Quieres dejar de quejarte?-pregunté.-Cuando la niña tenga su habitación allí dormirá, pero mientras ese cuarto sea una auténtica locura no. Además, quiero instalar una cámara de seguridad y mejores sistemas por toda la casa.

-¿Temes a Lambert?-un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los dedos de mis pies.

Lambert había conseguido secuestrar durante horas a Camil, prácticamente mató a mi hermano cuando fue a rescatarlo. También había estado en las oficinas centrales robando información. Era astuto con sus disfraces, por supuesto escurridizo y demasiado listo como para permitirse fallos. Parecía más una sombra, o un fantasma, que un ser humano normal y corriente.

-Por supuesto.-dije antes de abrir la cama para tumbarme con ella, bien pegada a mí.

-No te separas de ella, será imposible que te la quite.-susurró acariciando mis cabellos.

-Kurou, es mi hija y tengo miedo.-susurré tomando sus pequeñas manos para besarlas.

-Yo también lo tengo, pero debes darle tranquilidad o criaremos a una miedosa.-susurró antes de besar mi mejilla.-Yoshiki, por favor. No vas a disfrutar de la paternidad si a cada paso que da temes que se caiga, la roben o tenga miedo de unas sombras.-dijo mordisqueando mi hombro.-Yosh...

-Que sí, que lo sé.-arropándonos bien.-Pero dame tiempo, quiero tiempo para calmarme.

-Y el dragón rodeó a la pequeña hada, la aferró con tanta fuerza que se convirtió en polvo de estrellas.-susurró.-A la mañana siguiente esta regresó convertida en flor que no muere, tan hermosa como un ángel.-añadió haciéndome sonreír.-Y un día, de esa flor nació una hermosa mujer que con su baile y su voz angelical hacía soñar incluso a los villanos del cuento más cruel.

-Luego dices que eres patético para la poesía y que no eres capaz de crear arte.-dije girando mi rostro para ver el suyo levemente iluminado por la luz de mi mesilla.-Kurou, por favor.

-No voy a dejarte leer esos escritos, ni a regresar a la pintura. Necesito tiempo para volver a confiar en mis dotes, también valor para dejarte leer esas anotaciones.-besó mi frente y apagó la luz.

Aquella noche fue la más dulce de mi vida, pero no lo fue por los caramelos sino por mi familia. Esas personas que sin lazo de sangre aparente nos llamábamos, primos, hermanos, sobrinos... Amigos que se querían con tan fuerza que creaban una familia, un clan de asesinos que sólo muestran su rostro desde las sombras cuando necesitamos algo más que ingenio. Los amaba a todos.

2 comentarios:

MuTrA dijo...

Me ha gustado muchísimo el último párrafo de esta parte del capítulo. Bueno, me ha gustado toda esta parte, pero especialmente ese párrafo porque, no sé por qué, me he sentido identificada en cierto modo con Yoshiki.

Me gusta tu obra, mucho, es un gran trabajo.

¡Besos, Pettit Prince! :******

Athenea dijo...

¡Hola de nuevo! He de decir que comprendo lo que dice Yoshiki en el último párrafo. Yo, por ejemplo, quiero a mi antiguo profesor de griego como si fuera mi abuelo, y no compartimos ningún lazo de sangre. Pero lo aprecio más que a cualquier miembro de mi familia (quitando de mis padres, que son lo más importante para mí). Y los pocos amigos de verdad que tengo, significan muchísimo para mí, sin importar que no seamos familia. Porque muchas veces, lo único que tenemos en común con nuestra familia biológica es el ADN.

En fin, no me enrollo más con mis divagaciones filosóficas y rallantes. El capítulo me ha encantado, sobre todo el final, la familia unida y juntita. Son tan monosos y perfectos... Los amo.

En cuanto a mi novela Fight For Rock, sí, está muy avanzada. La empecé en Fallas (marzo) y por tanto cogerse ahora (aunque varias personas lo han hecho, todo hay que decirlo) es una paliza a leer, jajaja. Si que es cierto que si te gusta el rock, FFR seguramente te gustará. Creo que está bastante bien escrita y que los personajes están lo suficientemente locos como para que la historia no te aburra, jajaja.

En lo tocante al personaje que te insultó con cuentas falsas... ¿Qué puedo decir? Hay gente muy subnormal por este mundo que no merece ni el calificativo de "ser humano". Es una pena que las madres de estas personas sufrieran los dolores del parto y luego no fueran capaces de educarlos como toca: con un mínimo de respeto por el prójimo.

Y como siempre, te estoy escribiendo aquí la Biblia. Le pido disculpas a vuestra merced por enrollarme tanto XDD. Espero con ansia el próximo capítulo. ¡Un abrazo!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt