Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tears for you - Capítulo 15 - Pétalos rojos de amapolas violetas (Parte VI)



Cuando bajamos del vehículo frente a la casa, prácticamente una cabaña de maderas y piedras mal apiladas, sentí un extraño sentimiento de libertad. Sonreí contemplando las nubes de lluvia que se avecinaban y giré sobre mí, para luego abrazar a Kurou. Él simplemente acarició mis cabellos, enredando sus dedos en ellos, mientras sentía su aroma pegarse a mi nariz. Podía escuchar su dulce latido, como si fuera una melodía que me calmara.

No muy lejos se encontraba Helena y Sho armando alboroto, junto a las dos chicas que simplemente bajaban sus maletas. Se escuchaba a nuestro alrededor la naturaleza como un riachuelo, el trino de un gorrión y el relincho de un caballo en los establos cercanos. Incluso el aire tenía un sonido distinto, movía las hojas de los altos árboles como si fueran un coro de ángeles guardando el valle.

Entramos dentro para poner en orden el plan. Teníamos que vigilar el edificio, saber las horas y hacerlo por grupos. No podíamos ir todos los días los mismos, ni a las mismas horas, y siempre con cierto disimulo. Mientras hablábamos dando ideas sentí frío, así que empecé a frotarme las manos mirando la chimenea.

-Iré a encenderla.-dijo aquella chica de aspecto rudo, lo hizo aún sin la necesidad de pedírselo.

En menos de diez minutos estaba encendida dándonos calor, aunque yo era el único helado. Mis manos jugueteaban sobre la mesa, justo antes de aferrarme a Kurou observando como Sho se desvivía junto a Helena por terminar de desencriptar las claves. Marisol se levantó preparando café para todos, pues sería una noche ardua, mientras Eva simplemente terminaba de copiar el horario de salidas que tendríamos.

-Propongo que las reuniones se hagan en la madrugada, justo antes de irnos a dormir.-comenté estirazándome antes de ver la taza de café frente a mis narices.

-El cuarto día, después de saber incluso cuándo y dónde caga, deberíamos de entrar en acción.-indicó la chica sentándose a mi lado.

-Será mejor el quinto.-añadió Eva.-En unas horas, como muy tarde, ya estarán los códigos en nuestras manos. Pero he pensado que antes deberíamos dejarlo sin un céntimo, sería una lástima que su fortuna quedara en manos de sus súbditos.-alzó su rostro antes de sonreír de forma dulce, una forma macabra de muñeca de porcelana.

-Propongo que desviemos ese dinero a orfanatos, bibliotecas públicas para nuevos materiales y el conservatorio de música de esta ciudad.-murmuró Marisol antes de terminar su café de un trago.-Ah, no estaría mal quedarnos algo para armas.

-Cinco días, serían seis en total y siete si no queremos levantar sospechas.-hice mis cuentas poniéndome nervioso.-Serían siete días, no puedo estar siete días.-me llevé las manos a las sienes frunciendo el ceño.-No puedo dejar a Anne siete días sola, le dije que estaríamos pronto en casa.

-Está con mis padres.-comentó Kurou que había estado callado un largo rato.-Y traemos algunos dvd's que hemos grabado, será corto el tiempo que no estarás con ella. Tú la necesitas más a ella que ella a ti.

-Yoshiki tiene paternalitis aguda.-murmuró Helena antes de reír a pura carcajada.-¡Ver para creer!

-¡Cállate vieja bruja!-exclamé molesto.

La tarde trascurrió sin muchos cambios, todo era trabajo. Comimos comida congelada calentada un poco con el microondas que allí había. No me gustó una pizca comer de esa forma. Odiaba ese tipo de alimentos hechos con miles de calorías y productos químicos para que no se echaran a perder. Era comida chicle, al menos la veía idéntica por su textura.

Decidimos irnos a descansar temprano, pero me desperté hacia media noche. Me levanté adormilado, casi cayendo todo a mi alrededor, antes de llegar a la puerta de la habitación que teníamos Kurou y yo. Finalmente logré salir y quedar fuera, contemplando las estrellas. Se veían, cosa que desde la ciudad era imposible.

-Que bonitas.-murmuré sintiéndome como un niño pequeño, deseando tomarlas y pensando que si me colocaba de puntillas podía llegar a ellas.

-Sí, son preciosas.-escuché su voz provocando que me girara.

Allí estaba ella, aceptando el frío de la noche arropada por su chupa de cuero. Sus cabellos castaños se mecían con el escaso aire que reinaba el valle. Sus ojos estaban clavados en las estrellas, parecían brillar como estas mientras sonreía. Poseía una bonita sonrisa, sin embargo se había dedicado a mostrar un lado frío y apartado hacia el resto como si los temiera.

-Lamento lo de antes.-dijo sin mover un músculo.-Pero estoy cansada de ver ese tipo de comportamientos.

-No importa.-respondí mirando de nuevo las estrellas.

-Debí suponer que erais algo más que amigos, se nota en cada momento como te mira. Sus ojos cambian cuando tú le hablas, parece completamente rendido a tus pies.-sonrió antes de soltar una buena carcajada.-Incluso se le pone cara estúpida.

-Sí, Kurou es tierno.-comenté antes de sentarme en un banco de madera que tenía aquel lugar, ya que poseía como un merendero.-Es mi dulce gigante, porque por mucho miedo que de su tamaño y su rostro serio luego sientes su corazón, entonces cuando lo sientes notas su calor y dulzura.-miré mi anillo de bodas y reí.-Es torpe a veces, pero jamás en el trabajo.

-Los hombres que yo conozco son todos imbéciles.-se sentó a mi lado antes de reír.-Por no decir que están cortados por el mismo patrón.

-Algún día encontrarás a tu Kurou.-dije abrigándome mejor con mi gabán, siempre lo llevaba aunque no lo usara.

“Estrellas en el firmamento
para recordarnos que somos pequeños.
Vivimos asfixiados por la rutina,
perdemos poco a poco los sueños.
No tenemos en cuenta nada,
sólo el egoísmo del paso del tiempo.
Alzaré los brazos hacia el cielo,
intentaré pescar una estrella.
Quiero poseer un hermoso deseo,
y sé que allí están todos.
Deseo volver a tener cinco años,
aunque sea por cinco segundos.”

Aquella chica era amable, muy dulce, pero era como Kurou cuando alguien se acercaba a ella. Usaba sus armas para aparentar lo que no era, aunque era un poco bocazas. Todos somos un poco bocazas, en algún momento de nuestra vida hemos metido la pata y luego no hemos sabido arreglarlo. Sin embargo, terminé abrazándola contándole como era mi pequeña y cuánto amaba a mi esposo.

1 comentario:

Athenea dijo...

Ya sabía yo que Marisol no era mala persona, que su mal genio y pose desagradable era sólo pura fachada. Y Yosh, qué mono (aunque también un poco paranoico) que quiere estar con su hijita. Me encanta Sho, es tan dulce y alocado... En realidad, todos los personajes que he visto hasta ahora me encantan, tienen un encanto genuino y especial. Muy buen capi, espero no tardar tanto en leer los siguientes, ¡Un beso!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt