Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 23 de enero de 2012

El caso - New York, New York - Capitulo 1 - Parte 1

EL CASO

Por Ángel González











New York, New York

Capitulo 1

Una calada más al cigarrillo en medio de aquella profanadora oscuridad. Podía sentir como mil dagas se clavaban en mi espalda, así como una bala caliente desgarraba parte de mi piel. Mis ojos se quedaban petrificados, llenos de recuerdos confusos y el cigarrillo seguía en mis dedos jugueteando con la muerte, con el cáncer que llevaba impreso en cada trago de humo.

Mis ojos se fijaban en un pequeño punto de luz, el mismo que yo provocaba con una vieja linterna sobre la pared llena de trozos de periódico. Todo estaba en un caos perfectamente organizado, el titular del caso se podía leer en cada trozo, igual que el nombre de un tipo que yo debía conocer y no reconocía por mucho que lo intentara.

Sin pretenderlo, ni poder creerlo, movía ese haz de luz al ritmo de “New York” y la voz de Sinatra sonaba en mi cabeza de manera repetitiva. El humo de mi cigarro se expandía, como mis intentos de intentar averiguar qué demonios había pasado hacía semanas, y la ceniza se convertía en un humeante cráter rojo al dar una calada. Terminé apagando la diminuta colilla en un cenicero de cristal, el cual descansaba hacía rato sobre mis piernas, las mismas que se negaban a colaborar conmigo. Era un maldito lisiado sin memoria en un apartamento cochambroso lleno de recuerdos que no quería.

-¿Cómo podía vivir así? Dios, si no hay ratas en esta mierda de lugar seguro que hay cucarachas.

Aparté la linterna dejándola a un lado del colchón, estaba en una cama minúscula y llena de muelles salidos. Seguro que antes me parecía confortable, era un pobre demonio, pero me había acostumbrado a la flamante cama del hospital. Me quité el cenicero dejándolo en la mesilla y busqué el interruptor de la lamparilla.

Como por arte de magia aquel tugurio se iluminó brevemente, con una luz pequeña y cálida, mostrando mejor aquellos periódicos clavados a un lado de la pared, así como la propia cama revuelta y maltrecha, como mis piernas, y la propia lámpara. Era una lámpara de hierro con una tela apolillada y una bombilla a punto de fundirse. La mesa donde estaba colocada juraría que tenía polillas, así como el cabezal de la cama y parte del escueto mobiliario de la casa.

Era un apartamento pequeño, pero bien situado, podía ver la ciudad a vista de pájaro y eso era lo único bueno. Tenía tres habitaciones aquella vivienda. Un baño enano con un plato de ducha minúsculo y un inodoro con la cisterna rota, podía escuchar el silbido del agua escapándose de esta como si fuera un pequeño río, también tenía una cocina llena de platos sin lavar y cacerolas oxidadas, así como un trapo de cocina del cual desconocía su color y una cafetera eléctrica. El tercer cuarto era el salón, despacho y dormitorio. Todo estaba revuelto. Mi silla de ruedas estaba cerca de la cama recordándome que una vez pude andar, pude limpiar toda esa mierda que me rodeaba y no lo hice por falta de tiempo o desgana. Fuera como fuese, yo estaba lisiado y casi sin recuerdos.

La ciudad se veía tras las dos ventanas que tenía en aquel cuchitril. Los edificios comenzaban a apagarse, las oficinas cercanas cerraban su día de trabajo mientras que la del periódico se iluminaba, quizás por las últimas noticias de un lugar tan delirante como aquel. Las sirenas de la policía sonaban a lo lejos, así como las de un par de ambulancias. La gran ciudad, la enorme metrópolis de de hierros y cristales junto a luminosos de antros nocturnos, allá donde la perversión abre sus puertas como sus chicas sus piernas. Esa era la ciudad que me maravillaba, aún a pesar de no recordar siquiera el nombre de una de sus calles.

-Estoy acabado, acabado.

Murmuraba aquello una y otra vez, creo que era la séptima vez en lo que llevaba de noche. Mis piernas seguían sin moverse, a pesar que el médico se esforzaba en decirme que todo era psicológico y que podría hacerlo si tenía fe. Yo había perdido la fe hacía tiempo, lo sabía, y no era cosa de haber despertado sin memoria. Algo en mí me decía que había perdido la fe en todo, incluso en mí mismo y mis posibilidades.

Desde que había despertado, abriendo mis confusos y turbios ojos azules, hacía dos meses lo único que sabía sobre mí era que no tenía fe, que mi nombre era Travis, mi edad cercana a la cuarentena, un rostro que desconocía en el espejo y que había sido policía. Había sido hacía años, mucho antes de haber sido expulsado del cuerpo por mi coqueteo con las drogas y asuntos turbios. Era una buena pieza, la peor del engranaje de la sociedad aunque aún podía cambiar, o eso quería aunque sin fuerza de voluntad, sin fe, lo tenía crudo.

Los recortes de periódico eran sobre algunos camellos, así como casos de asesinato, que para mí no tenían relación alguna con mi vida actual y tampoco parecían relacionados unos con otros. Todo parecía estar formando una pista, la huella de mi zapato. Era una gran pista sobre mi pasado, la cual me haría recordar y enfurecerme, pero en ese momento lo había olvidado por completo. Sólo parecía un intento desesperado de un maníaco obsesivo. Aquello no era nada, sólo basura y suciedad.

2 comentarios:

MuTrA dijo...

Saboreo la intriga después de esta presentación. :)

Besotes. :*********

P. S. -> Me encantó el video, muchas gracias. ^^

Athenea dijo...

¡Hola de nuevo, Lestat! Llevo más de un mes desaparecida por aquí y de verdad que pido disculpas por ello. Hoy he acabado por fin con los exámenes de la universidad hasta mayo-junio y, como tengo una semana libre hasta que empiece el segundo cuatrimestre, voy a tener tiempo para leer los blogs y acabarme la historia del vampiro que, según he podido comprobar, ya has terminado.

En cuanto a esta nueva historia, el aire de decadencia que impregna el ambiente (expolicía drogadicto y fracasado que ha perdido la memoria y está en silla de ruedas y encima vive en un apartamento cutre, sucio, hecho mierda, en pocas palabras) me ha hechizado. ¿Qué habrá pasado para que acabe de ese modo? ¿Lo habrán atacado? ¿Qué hay del caso que muestran los recortes de periódico?

Espero que todo te esté yendo bien y que tu proyecto esté prosperando. Gracias por pasarte por mi blog de vez en cuando. ¡Un beso!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt