Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 28 de julio de 2012

Tu carmín y tus tacones, mi soledad.




Hoy sólo dejaré un poema, no es algo habitual en mi en este blog sino en otro, como algunos saben, y si lo dejo aquí abandonado es porque es pura literatura. No, no he vuelto a recordar a un amor pasado pues con el actual tengo de sobra. Simplemente no puedo dejar de dar vueltas a una historia y quizás la ponga en práctica.



La soledad no es lamento, es la insignia en mi pecho.
El perfume del adiós lo guardo en cajas de cristal frágil,
suelo agitarlo como polvo de hadas para revivir el momento.
Los tacones de tus zapatos rojos corriendo por la estación,
el sigilo de tus lágrimas recorriendo tus mejillas
y un te odio lanzado al viento como única despedida.

El tormento de tu carmín manchando mis camisas,
tus dedos enredándose en mis cabellos
igual que la madreselva contra el muro del castillo,
es el recuerdo que me mantiene vivo.
Tú eras la princesa de las ninfas, el ángel del misterio,
el pecado mismo envuelto en curvas de mujer.

Hoy volví a recordar tu sonrisa junto a la mía,
esos ojos de niña prohibida de labios de cerezo.
Hace más de diez años que no te tengo
y sin embargo sigues siendo la mujer que me atormenta.
Tú, la reina de mi desierto y la flor de las maravillas.




La soledad no es un lamento, lo son el saber que ya no he vuelto a verte...
y un te odio se disparó como una bala a mi pecho.



Lestat de Lioncourt, 
Ángel González.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt