Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 20 de julio de 2012

Vacaciones de Verano


Los grillos sonaban con fuerza en el jardín, las tórridas noches de verano habían regresado. Desde hacía más de una semana convivía con un insoportable calor y visitante. Hacía años que no conversábamos, ni siquiera habíamos cruzado alguna mirada indiscreta. Sin embargo, los días se habían hecho efímeros, o más bien las noches en las cuales intentábamos soportarnos. Sus cabellos pelirrojos se movían por la cocina con curiosidad, podía ver como sus pupilas se dilataban y una sonrisa infantil asomaba por sus labios sellados en un silencio poco usual.

-Lestat.-gritó corriendo hacia donde me encontraba, aún se hallaba con la camisa azul pavo real manchada con la sangre reseca de la noche anterior, sus cabellos estaban revueltos y mientras sus pantalones parecían impecables. Sus pies estaban desnudos mostrándose como los de una estatua de mármol.-¿Qué haces?

-Intento comprender mejor las nuevas tendencias sivaritas que poseen los humanos hoy en día. Como bien le dije a nuestro maestro hay un mundo más allá del delicioso sabor de la sangre. Durante siglos he deseado volver a ser humano unas horas, cuando lo logré durante días prácticamente no pude encontrar los maravillosos sabores que una vez creí tener en mis labios.-palpé sus cabellos y sonreí burlonamente.-Algo muy complicado para que tú puedas entenderme.

-No debe ser demasiado complicado si hasta tú con tu insignificante cerebro has logrado descifrarlo.-dijo respondiendo mi sonrisa con otra impertinente.-Hoy he conseguido tener mensaje de Marius.

-Ah, que bien.-respondí intentando averiguar como contraatacar a sus palabras.

-Viene el domingo, estoy emocionado. Quizás podremos al fin estar juntos y conversar como antaño. Necesito a mi maestro.

-Menos mal.-dije con un falso suspiro de alivio.-¿Ya se te quitó el síndrome premenstrual?-murmuré con malicia tocando sus cabellos mientras le miraba con cierta superioridad.

-¡Yo no poseo la regla!-gritó apartando mis manos de él para luego asestarme un manotazo, un empujón y quedarse de nuevo frente a mí mostrando sus colmillos como una bestia salvaje.

-¡¿Cómo que no?!-exclamé acomodando mis codos sobre la encimera.-Viste de rojo, te putea cuando quiere y por supuesto viene un día concreto.-dije empujando su nariz respingona con mi dedo índice.-Y los primeros días antes de verlo estás nervioso, de mal humor, y a la vez te sientes feliz. ¡Es un cambio hormonal! ¡Es la regla!-exploté en carcajadas mientras me doblaba hacia delante, mis cabellos dorados caían sobre mi frente desparramándose por fuera del gorro de chef que por curiosidad me había colocado.

-¡Eres un monstruo irrespetuoso!-gritó rojo de ira. Sus suaves mejillas se habían convertido en dos manzanas maduras.

-Y tú un monstruo enano que puede ser confundido con una lata de tomates.-susurré inclinándome hacia él para volver a reír dejando ver mis colmillos puntiagudos.

-Te está afectando ese curso de cocina para mortales.-su tono de voz cada vez era más irritante, podía percibir su molestia y eso me fascinaba.

-Au contraire.-siseé.-No me afecta en absoluto.-respondí acomodándome la ropa de chef repostero.-Eso sí, estoy creando bombones de sangre para Louis.

-¿Sangre de rata quizás?-preguntó riéndose mientras se acomodaba en la encimera.

-Oui.-dije agachándome para sacar un par de ratas agarradas por el rabo.-A la grande la llamé mordisquitos.

Ambos comenzamos a reír como jamás lo habíamos hecho, por fortuna jamás he congeniado tan desesperadamente con ese engendro de rostro angelical. Su belleza podría ser casi divina, pero su maldad infantil podía ser peor que aquella que conocí de brazos de mi propia hija. Desperté de un mal sueño con él observándome sosteniendo un cubo de vísceras, las cuales lanzó sobre mi cuerpo manchando mi rostro, las ropas de mi cama y mi caro armani.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt